Ibarrola

El rumor

CRÓNICA DEL MANICOMIO ·

«Todos somos rumorosos. Todos oímos lo que nos interesa y buscamos al que mejor nos miente»

Fernando Colina

Valladolid

Viernes, 17 de febrero 2023, 00:29

No hace muchos años, o quizá los haga, siempre que volvías de Madrid te preguntaban qué se contaba por la capital. Era un saludo familiar ... brindado por gentes ya mayores. Es de suponer que el interrogador confiaba más en el rumor y el decir callejero que en la información oficial y, sobre todo, demostraba estar acostumbrado a una información incierta y en algún modo popular.

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Recuerdo el desconcierto que nos despertaban este tipo de preguntas, a las que no sabíamos dar respuesta. No traíamos noticias que no conociéramos aquí, salvo las que lógicamente rodearan el motivo de nuestro viaje, ni sabíamos acudir a mentideros generales si es que existían. La pregunta nos llevaba a otros tiempos, cuando el rumor era más creíble que los detalles que leías en la prensa o que oías en las ondas. Eran los tiempos de la dictadura, por supuesto, pero eso no resolvía la papeleta. Recurrir como explicación al ambiente de los años negros, sin otros argumentos, pecaba de comodidad y escasa sutileza. El vacío estaba más lejos. Parecía ancestral.

Sobre qué cosa es el rumor, por aclararnos algo más, lo sintetiza bien la definición canónica que en 1947 formularon dos psicólogos ingleses, Gordon Allport y Leo Postman. Dice así: «Conjunto de proposiciones específicas para ser creídas, que suelen pasar de persona a persona de forma verbal y carecen de pruebas que las demuestren». A tenor de lo expuesto, se vuelve muy relativo cuanto acontece hoy respecto a los vicios de la desinformación programada, las noticias falsas, la manipulación y los montajes publicitarios, que son argucias amenazantes sobre las que tanto nos advierten.

Pues, si cogemos la idea nuclear del rumor, le añadimos un nivel cultural más alto, una cantidad monstruosa y agobiante de información y unas formas de comunicación infinitamente más rápidas y poderosas, abocamos a la situación presente. Las cosas, en realidad, no han cambiado tanto. Seguimos inclinados a escoger la información que nos interesa, aunque ya no necesitemos ir a Madrid a enterarnos de lo que es más importante. Nos basta atender a las redes sociales y al 'smartphone', que son el germen actual del rumor. También ahora la información «pasa de persona a persona sin pruebas que lo demuestren». Lo que me une con mis ascendientes y descendientes es que todos somos rumorosos. Todos oímos lo que nos interesa y buscamos al que mejor nos miente. La única diferencia es que hoy los dueños de las fuentes del rumor lo son también de un algoritmo que, gracias a la acumulación de datos de que disponen, nos ofrecen de antemano lo que queremos escuchar. El rumor nuevo es selectivo y seleccionado. Pero la credulidad voluntaria y el gusto de ser engañado permanecen y prevalecen.

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