Ibarrola

Poder sin política

Después de las palabras ·

La voluntad popular degenera en la opinión pública, y ambas son manipuladas y devienen protectorado del poder económico

Juan Villacorta

Valladolid

Lunes, 14 de septiembre 2020, 07:24

El destino de la política es una falsedad, sólo es el azar del poder y éste también es falso. No sabemos qué hacer para aprender ... a vivir la política, el tiempo pasa y ya nada hace falta porque la vida de la política ha pasado a ser simplemente el ejercicio del poder. Actualmente, la diatriba política enturbia las ideas sociales, y difumina el conocimiento de la realidad.

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Incluso la disidencia política vive un exilio perpetuo de sí misma. No defiende sus ideas sino tal vez algo más profundo: preserva la propia identidad. Los acuerdos políticos no garantizan la convivencia social, ni legitima ningún acuerdo. El individuo que vive varado en la pobreza y cree en una política redentora, intuye que será eternamente pobre. La voluntad popular degenera en la opinión pública, y ambas son manipuladas y devienen protectorado del poder económico.

La política sostiene la democracia en el constitucionalismo, pero una nación es constitucionalista en la medida en que su Carta Magna es un texto provisional, coyuntural según las necesidades sociales y reformista y corregible, o en un extremo un proceso constituyente, pero una constitución pergeñada por la política nunca puede ser un dogma inalterable, un modelo ahistórico.

Cuando la política fracasa, un golpe de Estado provoca el caos de una nación. Nace para derrocar un régimen agotado y acaba instaurando la tiranía. El Poder espía y simultáneamente es espiado. En ambos casos es relativo a la ambición humana.

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