Soy periodista, cada día me expongo públicamente a mis oyentes en la Cadena Cope y me gusta recibir críticas que me ayuden a crecer, pero ... nunca jamás aceptaré un insulto, ni como profesional, ni como persona, y nadie debería hacerlo, aunque lo haya dicho el mismísimo vicepresidente del Gobierno.
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Lo que más me preocupa de las palabras de Pablo Iglesias no solo es que se atreva a descalificar a un compañero por hacer su trabajo de manera intachable, sino que después tenga la poca vergüenza de justificar que un personaje que tenga presencia pública tiene que aceptar la crítica y el insulto. Pues mire señor Iglesias, como tengo bastante más educación que usted no le voy a insultar, porque creo en una democracia y en una sociedad en la que la crítica constructiva puede ayudar a mejorar, pero nunca se debería aceptar que el insulto y la falta de respeto sean un proceso natural al que tengamos que someternos, estemos donde estemos.
Si ese es el mensaje y la personalidad de nuestro vicepresidente del gobierno, dónde vamos a llegar, qué futuro nos espera de una sociedad que cada vez está más acostumbrada a los gritos y los insultos de ciertas cadenas de televisión, a los debates políticos sin contenido y con mucho maleducado o las faltas de respeto constantes en redes sociales.
No, nada de esto debería ser lo normal ni lo natural. Como tampoco que llegasen a la vida pública personas como Pablo Iglesias, que no tienen más recursos que el ataque directo con insultos o escraches, cuando se ven acorralados.
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