Mientras escribo, oigo en la radio los ataques racistas en las redes sociales contra unas niñas estudiantes del colegio de San Ildefonso, menores de ... edad, porque su piel no es blanca, o sea, es del mismo color del Rey Baltasar o la Virgen de Monserrat, entre unos miles de millones más.
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Hace poco, María Ramírez, la periodista y subdirectora de elDiaro.es, publicó un artículo en el periódico británico The Guardian. Bajo el título 'En España, no compartimos el pánico británico sobre la inmigración', contó que, al contrario de los ingleses, el pueblo español, y la mayoría de sus políticos, ven la emigración como un beneficio. No sé si la señora Ramírez viene de una España paralela, de la que vemos en anuncios de turismo o en los cuentos de hadas, pero estoy seguro de que muchos de mis amigos no estarán de acuerdo con sus opiniones.
Llevo años en España, estoy casado con una castellana, tengo una familia vallisoletana, unos cuantos amigos españoles e incluso tengo una columna, aquí, en El Norte. Yo diría que estoy bastante integrado y, por lo tanto, espero que esté claro que me encanta este país. Sin embargo, no existe el paraíso en la Tierra y no todo es perfecto, (solo casi perfecto).
Cuando llegué por primera vez, al conocer a alguien, tuve que escuchar educadamente durante unos minutos mientras me contaban una serie de tópicos, todos malos, sobre Inglaterra. Los ingleses son arrogantes, los ingleses son racistas que miran a los españoles por encima del hombro, la comida inglesa es terrible… total, los ingleses son unos auténticos «hijos de la Gran Bretaña», como dijeron las personas finas en aquella época. (Que alguien recuerde a la sra. Ayuso este insulto: puede usarlo la próxima vez que quiera llamar a alguien hijo de puta, para variar.) Estos comentarios no me les tomé mal, en parte porque, a nivel personal, todo el mundo siempre me ha tratado bien. Además, pensé que decían más sobre los que lo contaban que sobre mis compatriotas. También, esta misma gente a la vez adoraba a David Bowie, Harry Potter, la Vida de Brian, Beefeater, y tal, así que no todo era malo.
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En realidad, creo que el artículo de la sra. Ramírez simplemente está contando más de lo mismo, sin pensar. Que España es mejor que Inglaterra es una cosa que he oído tanto que parece formar parte del ADN ibérico. Personalmente, no veo la diferencia entre nuestros pueblos en estos términos. Son diferentes, y punto. El vino es mejor aquí, y el whisky mejor allí.
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