'Anatomía de un instante' no es gran cosa desde una perspectiva audiovisual, es incluso demasiado convencional, pero su importancia, como la del libro de ... Cercas, reside en su diálogo con la coyuntura política actual. Ver a Sánchez el jueves pasado, festividad del 20-N, presentando la serie a bombo y platillo en el Congreso, como si le fuera la vida en ello, escoltado por Armengol, Rodríguez y Cercas y los socios de Movistar, como un alegato en pro de la democracia y contra el abuso de poder, fue un acontecimiento tan irónico como paradójico. No tuve más remedio que recuperar mi lectura del libro antes de enfrentarme a la visión de la serie con esas imágenes culpables impresas en la retina.
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Los protagonistas son Suárez, Gutiérrez Mellado y Carrillo, por ese orden. Los tres comparten un momento de intensidad emocional sin igual, sentados imperturbables en sus escaños mientras los golpistas de Tejero ametrallan el techo del Congreso y los demás diputados sucumben al pánico y se tiran al suelo. Los tres demuestran entereza y convicción e intercambian una mirada que expresa complicidad en defensa de la democracia, con la vida si hace falta. Ese es el instante prodigioso que comunica la fortaleza moral de unos políticos frente al sinsentido y la incertidumbre de la situación.
Ahora que vemos la mirada impúdica de Sánchez pretendiendo sumarse a ese triple intercambio de miradas, comprendemos el mensaje que estos personajes le transmiten desde la distancia histórica. Un mensaje contundente: aprende de Suárez y dimite ya. No esperes más. No hay otra salida del bucle en que te has enredado. Pero no. El escáner de Sánchez está averiado y no lee bien el QR apremiante de sus colegas. Y se le nota mientras pronuncia su discurso, afectado y nervioso, como si también él, cómo no, se identificara con Suárez en su guerra contra las momias del franquismo. Esa identificación, si se conoce ambas obras, la literaria y la televisiva, es imposible.
La democracia española renació tras el golpe del 23-F y se convirtió entonces, según Cercas, en una verdadera democracia. Gracias a Suárez, ambicioso y oportunista como pocos, pero capaz de pensar en la ciudadanía y no solo en sí mismo. Por más que Sánchez quiera apropiarse en su beneficio de esta historia a través de una ficción televisiva, con solo abrir los ojos sabría por qué no tiene nada en común con Suárez. Necesitamos líderes como este para sostener la democracia, fortalecerla y escapar de una vez por todas de esta pesadilla.
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