La gente está 'alporizada'. Utilizo un verbo gallego para no tener problemas con la RAE ni con el Instituto Cervantes. ¿Quién la 'desalporizará'? La tensión ... empezó con la política, polarización se llamaba. Después llegó a los medios, a las redes, al feminismo, a la tele. La ecuanimidad ha perdido su prestigio. Eres de La Revuelta o de El Hormiguero, del BBVA o del Sabadell, de Pérez Reverte o de Gómez-Jurado y ahora, en el colmo de la exasperación, eres de la RAE o eres del Cervantes. La irritación está ya en la lingüística, uno de los últimos reductos del consenso. Después de esto, quedan pocos remansos de paz: la xilología, la agrostología, la farmacognosia… ¿Cuándo se hicieron los toros de derechas y las bicicletas de izquierdas; la caza, conservadora y el cambio climático, progresista; el Instituto Cervantes del Gobierno y la RAE de la oposición?
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Al igual que García Montero, yo también estaba acostumbrado a hablar con Víctor García de la Concha y con Darío Villanueva, «grandes filólogos y grandes hombres de la cultura», porque ambos fueron mis profesores en Salamanca y Santiago de Compostela. En clase de don Víctor, me llamó la atención una anécdota que luego me sirvió para aprobar las oposiciones de Secundaria. En un curso de doctorado con don Darío, descubrí la teoría de la recepción, tan útil en la literatura y el periodismo. Con Santiago Muñoz Machado no he hablado nunca, pero en las 751 páginas (más 217 de bibliografía) de su monumental libro sobre Cervantes, he encontrado placer y sabiduría, sensaciones repetidas al leer la Poesía Completa (1980-2015) de Luis García Montero… ¡Qué columna más antigua me ha salido! ¿Verdad? ¡Qué asquerosamente equidistante!
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