Quienes, por edad, tenemos todavía memoria de la interminable posguerra y recordamos los efectos trágicos que el levantamiento militar dejó en la generación de nuestros ... padres, tenemos a menudo la tentación de recordar a los jóvenes de hoy, con intención pedagógica, la perversión de aquella derecha monárquica que, neofascistizada, auspició el golpe militar que debía deponer a la República en unos pocos días para regresar a una especie de Antiguo Régimen que limitara prudentemente las nuevas libertades civiles republicanas que llegaron a extremos tan desaforados como la autorización del voto femenino (obviamente, la República, que tenía valores pero no armas, presentó mucha más resistencia que la que los militares habían previsto). Otras muchas veces, preferimos callar porque el pacto del 78 versó precisamente sobre la superación de los odios suscitados por aquella cuartelada.
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Casado, a sus 40 años, no tiene evidentemente memoria personal de aquel conflicto, por lo que haría bien dándolo por zanjado. Porque, además, tampoco parece que su precipitada formación académica dé mucho de sí. Sin embargo, ha encolerizado a los historiadores de más fuste al explicarles que, a su juicio (o al del negro que le escribe los discursos) «la Guerra Civil fue el enfrentamiento entre los que querían la democracia sin ley y los que querían la ley sin democracia». La frase es redonda pero falsa y profundamente injusta.
La guerra civil fue el resultado de un levantamiento castrense inspirado por la reacción antirrepublicana con el apoyo de los nazis alemanes y los fascistas italianos. La guerra fue sanguinaria en los dos sentidos, pero solo una de las partes fusiló fríamente tras su victoria a 50.000 vencidos. Deje, pues, el PP estos temas escabrosos, en los que además nunca podrá competir con VOX.
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