La flor y el planeta
Despuès de las palabras ·
Lo individual es, pese a sí mismo, el germen de lo colectivo, sin olvidar que sin sincronía, la empatía humana puede llegar a ser narcisismoDice un personaje de una novela de Tracy Chevalier «Todos necesitamos hacer cosas que nos permitan distanciarnos de nosotros mismos». Los intereses personales mueven grandes ... intereses generales. Lo individual es, pese a sí mismo, el germen de lo colectivo, sin olvidar que sin sincronía, la empatía humana puede llegar a ser narcisismo. El enjambre social se desconoce, trata de ser unidad en incontables ocasiones, mientras que realmente anhela no entenderse, disgregarse, incluso destruirse.
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En el fondo de la civilización late un dilema de ética y moral. Ética es todo aquello que creemos debería ser y no suele serlo, y cuando lo es vive amordazada. Y la moral, ¿qué puede ser la moralidad entre el bien y el mal? Tal vez la bruma de una frontera.
Aprendemos con dolor que una flor salva al planeta y un ser humano no. Nos alejamos de la naturaleza después de agredirla y pretendemos hacerla a nuestra imagen y semejanza, no comprendemos que la Naturaleza solo puede parecerse a sí misma. Esta paranoia global es una patología específicamente humana, la naturaleza no piensa, no delira, tan solo corrige. El planeta no es de nadie, es de todos y para todos, la tierra es la realidad, tal vez única para nuestra supervivencia.
Nos queda el alma, semánticamente 'anima-animal' ser que tiene vida. El alma tal vez no exista, es impenetrable, no sabemos qué dioses o monstruos esconde. Tal vez sea el ladrido mudo de un perro, los ojos lunáticos de un gato.
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