Electoralismo climático de Sunak
La marcha atrás del 'premier' enfurece a los ecologistas y tiñe de incertidumbre el futuro de grandes sectores de la industria
El anuncio del primer ministro británico de que retrasará en cinco años sus principales compromisos contra el cambio climático sume a su país en un enorme desconcierto. Su intención de aplazar a 2035 la prohibición de vender vehículos nuevos de combustión y de posponer también el veto a la instalación de calefacciones de gas sorprende en una nación que dice haber recortado en un 48% sus emisiones desde 1990. Y cuyo Gobierno mantiene la descarbonización para 2050 pero «de manera más proporcionada», en supuesto beneficio «de los trabajadores». La marcha atrás del 'premier' enfurece a los ecologistas y tiñe de incertidumbre el futuro de grandes sectores de la industria. Los fabricantes de automóviles le exigen «reforzar el mercado eléctrico» y apoyar a unos consumidores aún más confusos ahora en sus decisiones de compra. Sunak, que debía haber sometido a la Cámara de los Comunes una decisión tan relevante, divide al Partido Conservador en vísperas de su congreso anual de Manchester, se entrega al electoralismo en un intento de conservar el poder en las generales de 2024 y transparenta un caos similar al vivido durante el breve Ejecutivo de su antecesora Liz Truss.
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