Hoy me apetece contarles un cuento: hubo un tiempo en que los habitantes de esta ciudad soñaban con soterrar el ferrocarril y ganar espacio para ... parques, viviendas y jardines; la idea era cambiar la fisonomía urbana y convertirla en un lugar sin trenes a la vista, que la divide en dos.
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Es cierto que la obra no resultaba barata, pero algunos expertos aseguraban que el terreno ganado a las vías ayudaría a soportar los costes, y sus impulsores parecían seguros de que el resultado final valdría la pena. Para lograrlo, los que mandaban entonces encargaron el diseño a un arquitecto llamado Richard muy famoso que ideó una capital que no la iba a conocer ni la madre que la parió.
Sin embargo, el siguiente Equipo de Gobierno municipal apostó, sin consultar a nadie, por obras más baratas pero no tan inclusivas ni vistosas como las que proponía el caballero británico. No contentos con las pasarelas, túneles y pasos a nivel que ya existían diseñaron otros nuevos y pintaron las paredes de los viejos, que volvieron a ensuciarse pocas semanas después.
El proyecto planteado por aquel técnico británico afectaba incluso a la Estación de Autobuses, que ya estaba guarra aunque no tanto como ahora. Pero la decisión de los nuevos mandamases acabó con el llamado 'Plan Rogers' y con la ciudad futura que soñaron ilusos como un servidor.Y colorín, colorado, este cuento se ha acabado. Esperemos que por ahora…
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