Virginia Woolf

Dos mil años de deuda

Para Virginia Woolf, más crucial que el voto simbólico de dudosa efectividad real, era el derecho que obtuvieron las mujeres en 1919 para acceder a las profesiones reservadas a los varones

Juan Villacorta

Valladolid

Lunes, 31 de agosto 2020, 08:13

Hay revoluciones pendientes para la humanidad. Una es acabar con la explotación de la Naturaleza en sus manifestaciones; la lucha contra el cambio climático, el ... calentamiento global. Otra es acabar con el maltrato animal, su abuso genocida como mercancía comestible; reconocer que todos los animales son seres vivos sintientes y merecedores de igual respeto que la especie humana. Clave es liquidar el machismo en todos los ámbitos de la vida. Las mujeres están llamadas a transformar la sociedad. En una carta fechada en 1935, una pionera del feminismo, Virginia Woolf, escribe respondiendo a un honor académico, «durante dos mil años hemos hecho cosas sin que nos pagaran por hacerlas. Ahora no podéis sobornarme».

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En su libro 'Una habitación propia', la escritora trasciende la sociedad victoriana, y denuncia la diferencia educativa de los sexos, la ansiedad de los hombres con respecto a la igualdad y el no acceso de las escritoras al reconocimiento de su obra.

Las mujeres del Reino Unido lucharon desde las décadas centrales del siglo XIX por sus derechos en el voto, en la educación y el trabajo, logrando el sufragio en 1918. Para Virginia Woolf, más crucial que el voto simbólico de dudosa efectividad real, era el derecho que obtuvieron las mujeres en 1919 para acceder a las profesiones reservadas a los varones. No bastaba un título universitario sin una ley que permitiera a las mujeres su ejercicio. Se trataba de ganarse la vida por sí misma.

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