Alfonso Fernández Mañueco, esta semana en un acto en la bodega Emina. EFE

La normalidad de los presupuestos

Carta del director ·

«Nuestros dirigentes políticos están obligados a debatir, a confrontar, a intentar entenderse, a sacar adelante proyectos conjuntos, lo logren o no»

Ángel Ortiz

Valladolid

Domingo, 28 de septiembre 2025, 08:51

Lo que hizo el año pasado la Junta de Castilla y León, cuando sustituyó la tramitación de los presupuestos generales ante Las Cortes por un ... acto en Presidencia con diapositivas de los presupuestos que sí podrían haber presentado, mereció mi crítica en una carta como esta. Lógicamente. Porque en un momento en el que desde el PP nacional se estaba reprochando al Gobierno que no cumpliera con el mandato constitucional que le obliga a activar la ley de presupuestos en las Cortes Generales, aquí ese mismo partido eludía una responsabilidad que detalla nuestro Estatuto de Autonomía con idéntica obligatoriedad. Antes del 15 de octubre deben presentarse los presupuestos de la comunidad, una vez aprobado el techo de gasto.

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Este año el presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, ha anticipado que sí se cumplirá con la norma (queda ver si respetando o no las fechas previstas, pero eso sería muy secundario) y el presidente de la Cortes, Carlos Pollán, recibirá por tanto las cuentas para su trámite parlamentario. Luego serán o no aprobadas, pero el proceso se hará según marca el reglamento.

Y eso ya es importantísimo por cuanto constata normalidad, orden, previsibilidad y transparencia. Incluso aburrimiento, bendito aburrimiento. Así es que hay que felicitarse. El Gobierno autonómico hace lo que tiene que hacer y los ciudadanos podremos conocer qué planes tienen unos y otros partidos para Castilla y León. Con más razón aún, la felicitación me refiero, si tenemos en cuenta el inmediato horizonte electoral al que nos aproximamos y en el que los ciudadanos podremos conceder nuestro respaldo a unos y otros.

Obligados a debatir

Habrá quien todo esto lo considere una tediosa pérdida de tiempo porque el sentido común indica que, casi con seguridad, las cuentas no podrán salir adelante. El Partido Popular necesitaría convencer a otras fuerzas políticas para aprobar esa ley y el calendario electoral, junto a lo vivido en el parlamento autonómico antes del verano, añadido al clima polarizado y frentista que vivimos desde hace años en España, hacen que sumar 41 procuradores acabe siendo una proeza, un imposible, un milagro. Para mí no lo es. Defiendo lo mismo que hace unos meses: nuestros dirigentes políticos están obligados a debatir, a confrontar, a intentar entenderse, a sacar adelante proyectos conjuntos, lo logren o no. Tienen que entrenarse en la ardua tarea de ceder, de pactar, de renunciar, de convencer y de superar las altísimas murallas que se han acostumbrado a levantar en nuestra rígida conversación colectiva.

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Evidentemente, la cámara autonómica puede acabar convertida en un circo de tres pistas, con insultos, desprecios y todo tipo de ataques simplistas y demagogias de manual. Hemos comprobado decenas de veces cómo se cruzan todas las líneas rojas de la más mínima elegancia formal. Pero la realidad es que tal disparate ocurriría en todo caso. Por lo que, ya puestos, si se desata durante el manejo de una ley de presupuestos, al menos detrás habrá un procedimiento con fondo institucional. Los ciudadanos asistiremos a algo ya tan extraña y tristemente atípico en España como el debate de una ley de presupuesto. Que manda narices.

Tiene el asunto otras derivadas más puramente políticas. La primera es que la Junta enfocará el debate público en la gestión, en las cuentas, en la fiscalidad, en proyectos contantes y sonantes. Supongo que hablarán mucho de recuperar los espacios afectados por los incendios del verano. Y de fiscalidad. Eso hará que orientemos la conversación pública teniendo sobre todo en cuenta el marco y contexto de nuestras instituciones domésticas, no así los problemas y focos que nos superan por escala, sea la guerra de Ucrania, los juicios que rodean al presidente del Gobierno, Trump y las escaleras mecánicas de la ONU o si lo de Gaza es masacre repugnante o sanguinario genocidio de palestinos. Y la segunda derivada es que en ese debate habrá un único líder electoral protagonista, Fernández Mañueco, pues ni Carlos Martínez, secretario general del PSOE y alcalde de Soria, que no procurador, ni Carlos Pollán, árbitro y moderador del debate como presidente de Las Cortes, más que probable candidato de Vox en las elecciones de marzo, podrán pilotar a sus partidos en este trayecto legislativo. Si esta vez son el PSOE y Vox los que, dinamitando el techo de gasto, que aun y todo se haría un poco a ciegas, evitan que se debatan los presupuestos, tendrán que explicarlo. Sobre todo el PSOE, que el año pasado, cuando mandaba Tudanca, permitió precisamente la aprobación de ese requisito para que hubiese cuentas. Esta comunidad necesita nuevos presupuestos y nuestros políticos están obligados, al menos, a intentar tenerlos.

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