Ibarrola

Adoración mística

«Este año no veremos procesiones, ni pasos, ni altares, ni pies descalzos sobre el suelo empedrado y frío de un Valladolid taciturno»

marta rózpide

Lunes, 29 de marzo 2021, 08:05

Hace unos días una amiga me dijo «vivimos en la Edad Media del futuro» y creo que cuantas más vueltas le doy, más pienso que ... estaba en lo cierto. Al principio a cualquiera puede sonarle simple, absurdo, anecdótico, pero a medida que avanzan los días de primavera, de heladas y mociones, se hace cada vez más fácil imaginar muchos ejemplos actuales que podrían corroborarlo.

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Llega la Semana Santa y ese halo medieval que nos cubre cobra mayor protagonismo. Este año no veremos procesiones, ni pasos, ni altares, ni pies descalzos sobre el suelo empedrado y frío de una Zamora austera y luminosa de madrugada o de un Valladolid taciturno, arropado por un «silencio espeso, sombrío y doliente», como lo describía Delibes. No retumbarán los tambores ni sonarán las anunciadoras cornetas. O quizá sí, quizá salga la gente a los balcones con sus altavoces. Quién sabe. Siempre llega alguien que nos sorprende. Aunque, habiendo pasado de los aplausos al pop-trap-reguetón español cañí y kitsch en cuestión de semanas, parece poco probable.

Se esperan unos días atípicos, impopulares, de recogimiento. Hay, sin embargo, otras posibilidades abiertas para quien quiera recobrar el sentido de estos días de fiesta. Las extraordinarias circunstancias han permitido que podamos visitar en una sala blanca, diáfana y bien iluminada una decena de figuras que normalmente sólo veríamos en una procesión y que ahora se exponen en el Museo Nacional de Escultura.

La contemplación de estos sayones –de sus gestos exagerados, bufonescos y macabros– sacados fuera de contexto a tan sólo unos palmos de distancia, sobrecoge. Y lo hace sobre todo porque nos recuerdan algunas actuaciones muy cercanas que pasarán a los anales de la historia de este 2021 –que comienza a antojarse ya un mal sueño de otro tiempo pasado, como el poema de un trovador medieval–. Además, nos acercan también a representaciones de otras festividades religiosas que podremos ver estos días, en espacios menos iluminados, bajo focos y con cámaras alzadas como gestos de irreverencia. Los veremos en los telediarios, que enfocarán las procesiones de adolescentes saliendo de sus adoraciones místicas al dios Baco y al ciberespacio de los selfies.

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Pero no se preocupen, estos antropoides beta son todavía un prototipo medieval que nos ayudará a gestar la sociedad del futuro. Cuando el ser humano marciano se encuentre en mitad de una pandemia verá los hologramas de nuestros congéneres más célebres y encontrarán en ellos también a un pariente cercano, aunque le separen más de 400 años de historia.

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