El deshielo que viene
Entre líneas ·
El abogado de Puigdemont anticipa un acercamiento entre Junts y el PP que eleva la incertidumbre sobre la viabilidad de la legislaturaLa semana termina con una bronca monumental entre el PP y el PNV a punto de iniciarse las vacaciones de verano. Pero se inició con ... una entrevista en el diario La Razón con el abogado de Carles Puigdemont, Gonzalo Boye, que resulta muy significativa y puede ofrecer algunas pistas de futuro bastante reveladoras. El letrado que defiende al expresidente de Cataluña entra de lleno en el terreno político y allana las relaciones entre Junts y el PP. De entrada porque arremete contra Pedro Sánchez, del que considera que «no es estadista» y sostiene que debería comenzar a preparar su estrategia de defensa jurídica para el día en el que deje de estar en La Moncloa. Nadie quiere hacerse fotos con él, afirma el abogado, y pone muy en duda que a Puigdemont le interese en este momento esa imagen cuando todos pensábamos que esa era la estampa que simbolizaba la aplicación de la 'amnistía política'.
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Desaparecido Santos Cerdán del canal de relación tras su encarcelamiento por el informe de la UCO de la Guardia Civil, se diría que a Boye no le interesa la posibilidad de un acuerdo entre Sánchez y Junts y que prefiere tener a Feijóo como interlocutor. De hecho, dice que sería bueno un gobierno del PP en minoría que prescindiera de Vox ya que, en su opinión, lo realmente grave es que no se produzca una alternativa de gobierno.
¿Habla Boye a título personal o hay detrás una estrategia de Puigdemont para comenzar a reconstruir las relaciones con el PP? Esa es la cuestión. Tengamos en cuenta que a Puigdemont, sobre todo, le interesa en este momento poder regresar a España sin pisar la cárcel y tener una decisión del Tribunal de Justicia de la Unión Europea que avale en términos generales la Ley de Amnistía. Pero no le va a resultar sencillo poder regresar a Cataluña sin miedo a ser detenido por orden del juez Llarena. Por eso resulta sorprendente hasta qué punto Junts da por amortizado a Sánchez y a la mayoría que hizo posible en el Congreso la ley de Amnistía. Quizá da por hecho que Feijóo no tendrá otra alternativa más que asumir este escenario de hechos consumados.
Pero es correr mucho pensar que Feijóo no va a tener ninguna hipoteca desde sectores de la derecha. Solo una mayoría absoluta del PP podría blindarle de este peligro. En la medida en la que una mayoría de centroderecha pudiera depender de los escaños de Vox, el factor catalán volverá a convertirse en un elemento de tensión política, con temas bien candentes sobre la mesa. El futuro de la OPA del BSCH sobre el BBVA, la financiación singular de Cataluña... cuestiones en las que el socialismo español y el catalán no van a encontrar precisamente compañeros de viaje en su apuesta por abrir el debate sobre el Estado plurinacional. La derecha está a años luz de esa reflexión -la considera inconstitucional y que abre el debate sobre el modelo de Estado- y el soberanismo la ve totalmente insuficiente mientras no recoja el principio del derecho a decidir, lo que cuestiona la soberanía que recoge la Constitución.
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Junts efectúa este movimiento desde la preocupación que le produce ser objeto de la amenaza electoral de la ultraderecha xenófoba de la Asamblea Catalana. En este momento, el PP juega a que Sánchez convoque en 2026. Duda si obtendrá una mayoría suficiente para gobernar en solitario o tendrá que disponer de los votos de Vox, que van a resultar muy caros, aunque no parece viable que la ultraderecha pueda ofrecer los apoyos a una eventual investidura aparentemente de forma gratuita. El precio de la ultraderecha, sea explícito o no, es el 'problema' de Feijóo.
En este contexto de distensión y deshielo entre el PP y Junts, al menos si la entrevista de Boye puede leerse entre líneas, el desencuentro entre los populares y el PNV ha alcanzado una temperatura máxima y sorprende por su virulencia. El secretario general del PP, Miguel Tellado, se ha dedicado a destruir puentes de interlocución con los nacionalistas vascos al asociarlos a «la tramas de mafia y corrupción» que rodea a los últimos escándalos. El PP cree que puede abrir una cuña de desgaste en el PNV, pero en lugar de acercarle, lo aleja.
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