Iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción. L. N.
Municipalismo 360

Velilla, donde la vida rural aún se vive con calma

La localidad vallisoletana ofrece un bonito paseo por su patrimonio natural, cultural y arquitectónico

Laura Negro

Lunes, 1 de septiembre 2025, 20:14

Entre páramos y salpicado de encinas y campos de cereal, en el corazón de la provincia de Valladolid, encontramos un lugar con gran encanto, Velilla, la antigua Viliella. Se trata de un pequeño municipio en el que la tranquilidad es una constante y donde cualquier paseo se convierte en un gran y reparador placer.

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Sus orígenes se remontan a la baja Edad Media. De hecho, todavía hoy se conservan muchas casas de adobe y tapial, con portones de madera y tejas envejecidas desde antaño. Las calles, tranquilas y estrechas, invitan al paseo y a descubrir rincones donde el tiempo parece estar detenido.

Si de algo puede presumir Velilla es del paisaje que le rodea. Un paisaje característico de los Montes Torozos y también de la Vega del río Duero y que se convierte en el lugar idílico para aquellos que necesitan el contacto directo con la naturaleza y muy especialmente para los amantes del senderismo y el cicloturismo. El término municipal cuenta con numerosos caminos de tierra aptos para todos los niveles, que permiten descubrir la fauna y flora locales mientras se disfruta de unas vistas privilegiadas.

Cuando llegas a la localidad en coche, desde Tordesillas, quieras o no… hay que detenerse. Dos curvas pronunciadas te obligan a bajar la velocidad… y mirar. La iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción es la dueña y señora de ese gran paisaje. Se trata de un templo construido en el siglo XVI, sobrio, de origen románico y con numerosos detalles de gran valor artístico. Su torre y su impresionante pórtico de cinco arcos de medio punto se pueden admirar desde la lejanía y también bajo sus arcos se puede disfrutar de unas vistas de muchos kilómetros a la redonda. Ya en el interior del templo, podemos observar una nave cubierta con una bóveda de cañón con lunetos, que se apoya en sólidos contrafuertes.

En las distintas capillas y hornacinas se albergan retablos, imágenes y objetos de culto que son el orgullo de sus vecinos. Entre las piezas con mayor valor artístico y sentimental, destaca una Cruz parroquial de plata, que data de la primera mitad del siglo XVI. También el retablo mayor, de estilo romanista, ejecutado entre 1613 y 1617 por Pedro de la Cuadra, uno de los grandes maestros de la escultura castellana de la época. En él aparece la imagen de la virgen de la Asunción, advocación de la iglesia, que está rodeada de once ángeles y situada bajo la imagen de cristo crucificado.

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Esta iglesia no es el único templo del pueblo. A la salida del pueblo, en un camino que asciende hasta el páramo se encuentran dos pequeñas ermitas. Muy cercanas la una de la otra. La primera, de piedra, está dedicada al Cristo del Humilladero; la otra, de adobe y planta casi cuadrada, a San Blas, el patrón. Ambas son lugar de paso, de encuentro y, sobre todo, de fiesta. Porque en Velilla, la devoción y la celebración forman parte de la vida de los lugareños.

Los orígenes de la localidad se remontan a la Edad Media.

San Blas tiene su cita cada 3 de febrero en la localidad. Ese día, Velilla se llena de vida con verbenas y distintas actividades gastronómicas, religiosas, culturales y lúdicas. Todas pensadas para todos los públicos. En este pueblo, todo se organiza con el esfuerzo colectivo, lo mismo que otra de las grandes celebraciones que se llevan a cabo durante el año, la de San Isidro, que es especialmente celebrada por los agricultores. Otra de las costumbres que han pasado de generación en generación y que está muy presentes en estos días festivos, es la degustación de los deliciosos bollos de hoja de San Blas, un postre muy especial y que está muy ligado a la identidad local.

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Pero al final, lo que realmente define y caracteriza a Velilla no son solo sus paisajes, su patrimonio o sus fiestas, que también. Lo que de verdad le hace destacar son sus gentes. Vecinos hospitalarios, que están muy orgullosos de su historia y que han sabido conservar su legado para transmitírselo a las futuras generaciones.

María Concepción Pedruelo Monteso, alcaldesa: Un pueblo que cuida sus raíces y mira al futuro

María Concepción Pedruelo.

Son innumerables los encantos de los que presume Velilla y la mejor forma de descubrirlos es viniendo a pasear por nuestras calles y a charlar con nuestros vecinos. Por ello, como alcaldesa, tengo el placer de invitar a todos a acercarse y dejarse envolver por la tranquilidad y la hospitalidad que aquí se respira. Tenemos un gran patrimonio. Empezando por nuestra iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, imponente desde todo el valle. También las ermitas dedicadas a San Blas y al Cristo; y, por supuesto, tenemos un entorno natural que invita a pasear y descansar, así como modernísimos equipamientos deportivos. El nuestro es un pueblo eminentemente agrícola, aunque también presume de otros servicios como casas rurales en las que los viajeros podrán conocer de primera mano, lo que significa una buena acogida. Nuestro padrón apenas cuenta con 113 habitantes, sin embargo, en verano y en fiestas, siempre nos multiplicamos llenando las calles de vida. Todo el que se acerque en esos días podrá vivir de primera mano nuestras celebraciones religiosas y festivas. Nuestras procesiones y actos gastronómicos y degustar productos tan típicos como nuestros famosos y deliciosos bollos de hoja, que tanto gustan a todos. Gracias al esfuerzo de todos los vecinos y al trabajo que se realiza desde el equipo de Gobierno mantenemos y mejoramos cada día los servicios existentes, luchamos por fijar población y tratamos de seguir impulsando nuevos e interesantes proyectos que hagan de Velilla un lugar mejor en el que vivir. Me enorgullece muchísimo representar a este pueblo y a todas sus gentes, porque cuidan sus raíces, saben mirar al futuro con ilusión y optimismo y son tan hospitalarias que siempre reciben con los brazos abiertos a aquellos que quieran ser parte de nuestra historia.

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