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Vista exterior del rosetón de la Catedral de León. INÉS SANTOS

El rosetón de la Catedral de León, objeto de 'cambiazo' durante su restauración en Cataluña

El administrador de la Pulchra Leonina, Mario González, apunta a que algunas piezas «pudieron ser cambiadas» durante la restauración llevada a cabo en el Estudio Rigalt de Barcelona en el Siglo XIX

Nacho Barrio

León

Miércoles, 9 de octubre 2019, 13:59

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La restauración llevada a cabo durante estos meses con el rosetón de la Catedral de León ha desvelado un misterio que parece cobrar fuerza. Un «enigma muy serio», como lo calificó el administrador de la Catedral de León, Mario González en la mañana del miércoles.

Explicando las obras de restauración a los medios, Mario González comenzó desvelando las deficiencias encontradas en la restauración llevada a cabo en el siglo XIX. Por aquel entonces, el rosetón fue desmontado y llevado a Barcelona. «El emplomado realizado en el Estudio Rigalt de Barcelona en 1892 ha tenido que ser sustituido porque era de muy mala calidad», desvelaba el administrador.

Pero la realidad iba más allá. Tras la pregunta aparentemente inocente de un periodista sobre el valor de la pieza en comparación con el resto de la Seo leonesa («Paco, de eso prefiero no hablar por no mentir», concedió Mario González), el administrador señaló que el rosetón podría haber sido objeto de un 'cambiazo', como poco, en parte del mismo.

El rosetón volverá por Navidad

Con minuciosa paciencia y sin descuidar el trazo, los trabajos de restauración de las piezas que componen el rosetón de la Catedral de León siguen su curso en una labor que se asemeja a la que se llevaba acabo antaño entre las paredes de los monasterios. En silencio sepulcral, con batas blancas y todo el aparataje necesario, los microscopios ayudan en unos trabajo artístico y científico fundamental.

El objetivo es claro: que la Catedral abra el telón, se despoje de la lona y el trampantojo que cubren la fachada del primer templo de la ciudad y el rosetón vuelva a lucir como siempre hasta hace meses.

En un taller separado a pocos metros de la Pulchra Leonina, las 97 piezas que integran los 30 metros cuadrados de vidriera alcanzan ya el 70% de su restauración, pudiendo ser instalados por completo en Navidad.

El administrador del primer templo leonés, Mario González, explicó ante los medios que ya se ha colocado la alambrada y el cristal de protección necesarios para devolver el rosetón a su ubicación, en una intervención realizada con el patrocinio de la Fundación Cepa, con una donación de 390.000 euros con los que también se trabaja en toda la piedra del hastial.

La restauración de las vidrieras de la catedral es una labor permanente que se lleva a cabo, recordó Mario González, en función de la financiación de la que se disponga. «No quiero parar, pero depende de los medios económicos. No me quiero comprometer más de lo que los medios económicos nos permitan, porque se estás restaurando pináculos en el claustro, arbotantes y botareles de la girola y hay que ser prudente en los compromisos», comentó.

«Ha sido muy costoso ha habido que volver a emplomar absolutamente todo; todas las piezas han sido desmontadas porque en la restauración del siglo XIX, cuando se desmontó y se llevó a Barcelona, se restauró con un plomo de mala calidad y hubo que quitarlo todo», resumió antes de señalar que la flexibilidad del plomo facilita que no se rompan las vidrieras (ya que se abomban) cuando hay contraste de temperaturas.

Tres expertos se encargan directamente de los trabajos de limpieza y emplomado en el taller de vidrieras de la catedral -dedicado exclusivamente a ese fin en la actualidad, en una labor minuciosa, constante y necesaria para que el telón caiga por Navidad y los leoneses puedan volver disfrutar de uno de sus tesoros más queridos.

«No puedo decir cuánto ha sido cambiado, está en estudio, no todo el rosetón fue cambiado, no creo», afirmaba Mario González, que explicó que Antonio Rigalt había sido contratado por el Ministerio como aparejador de la Catedral, tomando la decisión de llevar el rosetón a Barcelona para ser restaurado en su estudio. Algo que no volvería a ocurrir.

«Hace veinte años se intentó llevar a restaurar el rosetón fuera de León y el Cabildo se plantó, dijo que no salía de aquí, por lo que se decidió hacer el primer taller de restauración en el Seminario y posteriormente pasar a este (refiriéndose al que en la actualidad acoge los trabajos de restauración, a pocos metros de la Catedral).

La teoría del 'cambiazo' parcial apunta a que las piezas que vinieron, «igual con buena intención», no coinciden en alguna zona «con lo que se llevó y con lo que vino».

Un presunto cambio descubierto en la restauración actual, ante el que poca reclamación cabe al realizarse en1892.

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