«Vi a Montserrat muy segura, sabía lo que estaba haciendo»
Elena Moandeira, mujer del policía jubilado Pedro Mielgo, ha declarado en el juicio del crimen de Isabel Carrasco en calidad de testigo
A. CUBILLAS-LEONOTICIAS
Jueves, 21 de enero 2016, 12:00
Tras la declaración de su marido, Pedro Mielgo, el agente en segunda categoría que permitió la detención de Montserrat, ha llegado el turno a su mujer, Elena Moandeira, que se cruzó con Isabel y su asesina apenas segundos antes de que tuvieran lugar los disparos.
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Elena asegura que vio a una mujer rubia que le llamó la atención porque llevaba unos zapatos fucsias además señala que le sonaba de verla en la televisión de León. Detrás iba una persona y «pensé que era su guardaespaldas. Continúamos y escuché un petardo y miramos para atrás».
No sabía que era un disparo pero vio como la mujer rubia se estaba cayendo. «Me dio el impulso de ayudar pero vimos algo raro. Nos quedamos petrificados». Porque en ese momento, según su relato, la persona que iba detrás se puso a la altura de su cabeza, dobló las rodillas, empuñaba algo plateado y le pegó tres tiros. «Me llamó la atención el último tiro porque era tan cerca que salió humo y la mujer rubia rebotó».
Elena asegura que la mujer iba con una gorra, unas gafas negras, con la cara descubierta, tenía la piel blanca, «le salían los mofletes», un pañuelo negro con puntos blancos, una parka caqui y unas manoletinas.
Tras los disparos, la mujer se cogió el pañuelo que sujetó con los dientes, abrió el bolso y metió algo, «estaba sujetando el arma» y se dio la vuelta. «Cogimos aire, mi marido me agarró. Nos miró de lado. El bolso era negro y bandolero, tenía unos dientes de cremallera».
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«La ha matado», aseguró Elena, que miró a la mujer cruzando la calle. «Yo le dije a mi marido haz lo que tengas que hacer que yo llamo al 112. En ese punto, Montserrat se giró y miró para nosotros. Ahí ya la perdí». Posteriormente, Elena llamó al 112 y poco después llegó una mujer que es una enfermera a la que le paséó el teléfono.
Minutos después regresó su marido. «Me dijó que todo había pasado». Elena se fue a una cafetería donde una agente le mostró la parka que llevaba Montserrat. En ese punto, la agente bajó a Montserrat del coche para identificarla. «El pelo, la piel blanca y la estatura coincidían pero llevaba otra ropa».
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Al igual que su marido, Elena asegura que le llamó la atención sus andares. «Eran pasos cortos y rápidos y noté algo raro a la hora de pisar». Elena además señala que la mujer estaba muy segura de lo que estaba haciendo. «No la vía nerviosa. Además iba muy silenciosa porque tan arrimada que iba de la mujer rubia y ésta ni se enteró. Por eso pensé que era su guardaespaldas».
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