La acusada del crimen de Isabel Carrasco declara que fumaba marihuana por el dolor de espalda
Triana confirma la confesión de su madre y asegura que fumaba o tomaba la marihuana como té. El Fiscal insiste en que las fotos y la cantidad hallada estaban destinadas para la venta
a.cubillas/leonoticias
Miércoles, 30 de septiembre 2015, 18:45
Reconoce la posesión de marihuana, ser la propietaria en una plantación pero remarca que ésta era únicamente para fines terapéuticos. Montserrat González, la autora confesa del crimen de la dirigente política Isabel Carrasco, se ha sentado este miércoles ante el juez para declarar sobre la droga que tenía en su poder.
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A su lado, su hija, Triana Martínez, que también está imputada por un delito contra la salud pública después de que la magistrada del Juzgado de Instrucción nº4 de León, que instruye la causa del crimen, interpretase que la marihuana hallada en su domicilio y en un finca de Carrizo era para el tráfico.
Por primera vez en presencia de periodistas, Triana ha reconocido en el Juzgado de lo Penal nº2 de León que era consciente de que su madre tenía varias bolsas de marihuana en una habitación en su domicilio en la calle Cruz Roja de la capital a pesar de que en una primera declaración negó ser consciente de su contenido.
«Estaban en la habitación de mamá. Al principio lo negué porque no quería decir que mi mamá lo usaba porque le dolía la espalda», declaró Triana a preguntas de la representante de la Fiscalía, recordando que el registro que se estaba efectuando era por otra motivo «y yo sabía que la droga no era mía».
Fumaba o la preparaba como un té
Y así lo ha reiterado a preguntas de su abogado, que reconoció negar que fuera de su madre «porque no quería complicar a la familia». En este punto, Triana ha declarado que Montserrat «consumía la marihuana por las noches ante los problemas que tenía para dormir por motivo de los dolores de espalda.
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«Hace cuatro o cinco años que mi madre empezó a consumir. La veía fumar cuando estaba incomoda o sino preparaba la marihuana como un té americano con leche. Solía ser por las noches», declaró Triana, que aseguró que había dejado de fumar en los últimos meses porque «caminábamos y estaba mejor».
Un consumo que su madre inició, según declaró Triana, hace «unos cuatro o cinco años» porque se una amiga «le dijo que le vendría mejor». La misma amiga que, según reconoció le compraba la droga y tiempo más tarde le recomendó que plantase marihuana «por probar».
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Plantación en la finca de la abuela
En este punto, Triana ha reconocido que su madre tenía una plantación de marihuana en Carrizo de la Ribera, como así se ve en unas fotografías que aparecieron en el registro de sus ordenadores, aunque ha reiterado que ella no tenía nada que ver. «Eran de mamá, mías no».
Sobre las fotografías en las que se aprecia a ambas mujeres sonrientes junto a la marihuana y durante las distintas fases del proceso de la plantación, Triana ha asegurado «que no me acuerdo» aunque sí ha reconocido que su madre había realizado dos plantaciones «aunque la primera no sirvió para nada».
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Una versión que ratificó a pies juntillas su madre que si bien negó tener una plantación sino «cuatro plantas» cuya existencia negó en una primera declaración porque «no quería meter yo a nadie en esto. Era la casa de mi madre y no quería meter a mi madre».
«Había leído que la marihuana era buena para el dolor»
Plantas que, según puntualizó, «era mías y no de mi hija» y que me empezó a cultivarlas «porque mi amiga me dijo que iba a empezar a plantarlas porque decía que salía más barato». «Me animé a hacerlo», aseguró la mujer, que reconoció que empezó a consumir marihuana «porque estaba muy mal» después de que se lo dijese «y me diese a probar» esa amiga que también padecía dolores de espalada. Una alternativa que, de todos modos, ya conocía. «Lo había leído y visto en televisión que era bueno».
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Sobre las fotos en la plantación, Montserrat ha reconocido que su hija le hacía «fotos en todos los sitios» y ha insistido en que la droga que apareció en la vivienda era suya y únicamente para el consumo propio, aunque desde hacía meses que no la probaba, y que su negativa era nuevamente para no «meter a nadie».
«La metí en unas bolsas que encontré por casa. No sé que estaba anotado. Las cogí y no sé qué anotaciones tenía. Eran bolsas de congelado. En primera versión lo negué porque no quería meter a nadie. Estaba yo como para pensar, eran las dos o tres de la mañana y no estaba una bien».
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Una versión que, sin embargo, no ha convencido a la representante de la Fiscalía que entiende que queda probado que la droga hallada tanto en el domicilio como en la plantación de Carrizo era para la venta por la forma en la que fueron localizadas así como por ser una cantidad, 622 gramos con un coste en el mercado superior a los 2.000 euros, que supere lo que se entiende que es pera el consumo.
En su informe final, además se remitió a la jurisprudencia en la que se cifraba el peso aproximado para el autoconsumo en una cantidad de entre 250 y 300 gramos, una cuantía inferior a la localizada en el domicilio de Triana Martínez así como el material informático que es, según remarcó, un indicio así como el hecho de que la defensa haya aportado pruebas de la dolencia de Montserrat pero no de la prescripción facultativa para el consumo de la marihuana.
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Falta de elementos auxiliares: una báscula
Sin embargo, su letrado José Ramón García García ha solicitado la libre absolución para ambas mujeres al insistir en que no existe ninguna prueba que demuestren que esa droga está destinada para la venta, remarcando además que existen elementos auxiliares, como una báscula para el pesaje de la droga, que lo puedan demostrar.
Una falta de prueba que también fueron claves para que la Audiencia Provincial de León confirmase la absolución en varios casos que citó en los que se localizaron cantidades de siete, diez e incluso 27 kilos. «Se le está juzgando porque están implicadas en otro caso de relevancia y no por el que estamos tratando». Además, recordó que la dolencia de Montserrat se remonta al año 1996 conforme a un informe médico de una clínica de Gijón.
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Tanto la autora confesa del crimen de Carrasco como Triana se enfrentan por este caso, previo a la celebración del juicio por la muerte de la expresidenta de la Diputación de León, a una pena de dos años de prisión y una multa de 3.000 euros.
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