Rafael Amargo renace de su último fracaso de la mano de Carla Vigo

El pasado 4 de agosto estaba previsto el estreno de 'The beatituf dream of life', un proyecto transgresor al que Rafael Amargo iba a dar vida en el madrileño Teatro Marquina.

Pero horas antes de su presentación, el granadino suspendió la función -apenas se habían vendido entradas- por problemas irreconciliables con el director de la misma, Nicolás Pérez. Esto, como recuerda 'Chance', supuso un durísimo varapalo para Amargo, que le sumió en una tristeza que le ha durado escasos 15 días.

Porque el granadino no es un hombre que pueda estar parado. Entre sus nuevos proyectos, el bailarín ya ha anunciado a través de sus redes sociales el lanzamiento de su propia línea de cosmética masculina, 'Viola by Rafael Amargo', cuyos exclusivos productos rejuvenecedores a base de ingredientes naturales saldrán a la venta en los próximos días.

Además, Amargo volverá a los escenarios con una obra escrita por él mismo y en la que contará, una vez más, con Carla Vigo: «Es una cosa para dos actrices que voy a dirigir yo, una historia muy bonita que a lo mejor estrenamos para Navidad porque hay que hacerlo bien».

«A Carla tienes que prepararle el personaje porque tiene miedo a lo escénico por el respeto que le da» confiesa, comparando inconscientemente el talento para la interpretación de la sobrina de la Reina Letizia y de Alejandro Reyes, para quien no tiene más que piropos: «Es una de esas personas 'apañá', nunca está parado. Hay actores que tienes que sacarlos como Carla pero a él hay que frenarlo, va sobrado. Lo lleva en los genes, te lo pone fácil y da gloria trabajar con él. Pero a Carla le di una oportunidad 'por cojones'; ¿Por qué la chiquilla no va a valer? Hay que darle una oportunidad porque es digna de cualquier profesional».

Nuevamente, Rafael ha vuelto a invitar a la Reina Letizia, a la Princesa Leonor y a la Infanta Sofía a que vayan al teatro a ver a la hija de la recordada Erika Ortiz. «Si fuera mi sobrina yo iría verla y si fuera mi prima iría a verla y luego me tomaba una copa con ella, porque después de la sangre no hay más que la sangre y es maravilloso».

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