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el norte
Jueves, 14 de enero 2016, 20:38
Cayetana Fitz James Stuart dejó escrito, en una carta que ha guardado su viudo, su última voluntad que Alfonso Diez recibiera una pensión para vivir dignamente como duque viudo de Alba, según publica Beatriz Cortázar en un artículo en el diario 'ABC'.
Un año después de su muerte, los abogados de Diez han llegado a un acuerdo con los abogados de los hijos de la duquesa: ya se ha firmado el documento por el que recibirá una pensión vitalicia que, libre de impuestos, es de 3.000 euros mensuales. Una cantidad que, sumada a su jubilación, le permitirá tener una vida cómoda.
En ese convenio, también se ha establecido que ninguna de las partes hablará sobre los términos acordados o se darán detalles precisos sobre cómo se ha llegado a esa solución. Ese es el motivo por el que Alfonso Diez mantiene un discreto silencio, al igual que el propio duque de Alba, apunta Beatriz Cortázar.
Alfonso Diez, en calidad de viudo, le correspondía un porcentaje del tercio de libre disposición de la herencia personal de Cayetana, la parte que no se había repartido entre sus seis hijos antes de su boda con el funcionario. Hay que recordar que para llegar a esa ceremonia religiosa, Cayetana tuvo que repartir toda su fortuna entre sus hijos. Lo que quedaba eran propiedades personales de la duquesa, algo que el actual duque de Alba siempre se encargó de repetir que «eran cosas de muy poco valor» y eso que se catalogaron dos cuadros por un importe muy superior al que en principio se había estimado.
Alfonso Diez se ha destapado como un hombre sumamente pacífico durante el último año que ha permanecido en silencio. Ha guardado riguroso luto por su esposa y ha dejado que fuera su abogado y amigo de confianza, Antonio Bernal, quien acudiera a las reuniones para dirimir el asunto de la herencia. «Nunca se habría enfrentado a los hijos, no querían problemas ni tensiones. Al final está tranquilo, porque se ha cumplido lo que Cayetana siempre pidió a sus amigos y lo que dejó por escrito en una carta: que tuviera una pensión para vivir», asegura un íntimo del viudo. A fin de cuentas, Alfonso dejó su puesto de funcionario para mudarse a Sevilla y todos reconocen que es muy prudente en su estilo de vida. «Con ir al cine, leer o acudir al gimnasio se conforma. No es hombre de grandes lujos ni de despilfarrar», añade.
Respecto a su relación con los hijos, lo cierto es que, salvo con Cayetano, con el resto no tiene contacto. Se reunieron en el funeral por el primer aniversario de la muerte de la duquesa y nada más, concluye Beatriz Cortázar en su artículo de 'ABC'.
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