José Ignacio Zarandona, concejal de Urbanismo y Vivienda en la pasada edición de FIVA Carlos Espeso

FIVA

«Valladolid vive un momento urbanístico espléndido y FIVA es el mejor escaparate»

José Ignacio Zarandona, concejal de Urbanismo y Vivienda del Ayuntamiento de Valladolid

Laura Negro

Valladolid

Jueves, 16 de octubre 2025, 22:13

En la Cúpula del Milinio todo está listo para que arranque una nueva edición de la Feria Inmobiliaria de Valladolid (FIVA), que se celebrará desde hoy viernes y hasta el próximo domingo con la organización de El Norte de Castilla y la colaboración del Ayuntamiento de Valladolid y Abanca. A las puertas de esta gran cita, el concejal de Urbanismo y Vivienda, José Ignacio Zarandona, ha querido analizar la situación actual del mercado, los nuevos desarrollos urbanos y la importancia de la feria como reflejo del dinamismo del sector.

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–¿Cómo describiría el momento urbanístico que vive actualmente Valladolid?

Valladolid está en un momento espléndido. Por un lado, hay una marcha extraordinaria en cuanto a nuevas edificaciones, solo hay que mirar las cifras. Llevamos varios años concediendo entre 1.200 y 1.300 licencias anuales, una cifra que este año podría aumentar. Es una velocidad de crucero que demuestra la pujanza de la ciudad que además, se está desarrollando de forma equilibrada en distintos barrios. Desde el Ayuntamiento estamos preparando suelo de futuro para mantener este ritmo, algo imprescindible para que haya suficiente oferta y se moderen los precios. También hay otro cambio muy positivo: cada vez más gente valora la calidad de vida que ofrece Valladolid y sus precios que, aunque elevados por los costes de construcción, siguen siendo competitivos. Hay personas que trabajan en Madrid, pero deciden vivir aquí, y eso dinamiza aún más la ciudad. Además, estamos preparando suelo industrial porque si llega industria, llegan también trabajadores, y con ellos, la necesidad de vivienda. Hay que mirar el urbanismo con perspectiva de futuro, pensando en una Valladolid que siga creciendo de forma sostenible.

–¿Qué importancia tiene FIVA para la ciudad?

Muchísima. Es un auténtico escaparate de toda la oferta que hay ahora mismo en el mercado de Valladolid, con promociones en distintos barrios y opciones muy diversas. El comprador de hoy está mucho más informado y sabe exactamente qué busca, cuánto puede invertir y hasta dónde puede llegar. Además, el mercado se está abriendo a nuevas modalidades, como las viviendas colaborativas, en las que cada persona tiene su espacio privado, pero comparte zonas comunes que favorecen la convivencia. Este modelo puede ser especialmente interesante para mayores que buscan una alternativa a las residencias tradicionales, con viviendas más pequeñas, pero con servicios que les garanticen seguridad y confort. Antes, la vivienda era sobre todo un recurso de ahorro. Sigue siéndolo, porque lo llevamos en el ADN, pero hoy el concepto ha evolucionado. La pandemia nos enseñó la importancia de contar con espacios abiertos y terrazas, y los arquitectos están repensando las viviendas para adaptarse a esa nueva realidad. Por todo ello, FIVA es fundamental. Es una foto fija de lo que ocurre en Valladolid, del interés del mercado y de las oportunidades que ofrece. Es un punto de encuentro entre compradores y promotores, con ofertas ajustadas a distintos perfiles y bolsillos. En definitiva, un escaparate espléndido de la ciudad.

–¿Qué zonas de Valladolid concentran actualmente más interés para residencial?

En realidad, hay interés en todas las zonas. El Peral ya se está colmatando, ha sido una zona de expansión muy demandada. También se están lanzando con fuerza los desarrollos en la zona de los Cuarteles y en la nueva Ciudad de la Comunicación, que avanza a buen ritmo. Estamos preparando la urbanización de la zona de Zambrana, cerca del Hospital Río Ortega, y más a futuro están los desarrollos de Santos Pilarica —Santos I ya bastante consolidado y Santos II como siguiente paso—. Y mirando más a largo plazo, quedan los grandes terrenos que liberarán los antiguos talleres ferroviarios, además de otras bolsas de suelo en la estación de Ariza, en Argales, o en su entorno, donde podrían llegar a construirse unas 6.000 viviendas. Valladolid tiene suelo bien repartido por todo su tejido urbano. A esto hay que sumar la rehabilitación del casco histórico, que está siendo muy significativa. Se están transformando viejos edificios en Felipe II, San Martín y en la zona del Calderón. Estas actuaciones recuperan patrimonio y revitalizan la vida económica y social del centro, generando actividad y continuidad en la trama urbana.

–Y la integración ferroviaria, ¿cómo puede impactar en el urbanismo de la ciudad?

Ya se puede ver el resultado de algunos pasos de la integración ferroviaria, como el de Padre Claret, pero la verdadera transformación que Valladolid necesita pasa por una actuación mucho más ambiciosa, convertir el actual trazado ferroviario en un gran bulevar verde, público y ecológico, un espacio transitable que una la ciudad y la haga más habitable. Eso sí sería una revolución urbanística. Dignificaría los barrios a ambos lados de las vías, mejoraría el valor residencial de las viviendas y haría mucho más atractiva la zona para vivir. Con o sin tren soterrado, el valor y el uso de esos suelos serían completamente distintos si se logra esa transformación.

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–En definitiva, parece que Valladolid se encuentra en un punto clave de crecimiento.

Así es. Vivimos un momento excelente y hay que seguir trabajando con visión de futuro para que la ciudad continúe creciendo, generando empleo, atrayendo población y ofreciendo oportunidades de vivienda para todos.

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