«Buscamos consolidarnos como referente de tradición 100% española»

La historia de Jamones La Prudencia se remonta al año 1910 cuando se fundó la empresa en el municipio segoviano de Villacastín con uno de los primeros mataderos y fábricas de la región. Desde entonces hasta hoy, se mantienen como referentes en el sector de los jamones. «Controlamos todo el proceso desde los animales hasta el producto final», apunta Felipe Benito Martín, consejero delegado.

–¿Cuál es el secreto para llegara a cumplir 115 años?

–Nuestra clave ha sido siempre el equilibrio entre tradición y modernización. Desde el abuelo y fundador, Prudencio Prieto, mantenemos las técnicas artesanas en Villacastín, combinadas con un control total del proceso desde la raza hasta la curación y hemos ido adaptando las instalaciones siempre con un mismo objetivo: garantizar siempre la misma calidad.

–En la provincia de Segovia cuentan con matadero, sala de despiece, secaderos y bodegas pero también tienen fincas propias en Extremadura...

–Criamos cerdos ibéricos en nuestras fincas de Zafra y Alconchel, ambas en la provincia de Badajoz. Hemos ido mejorando año tras año nuestra raza ibérica seleccionando nuestras mejores madres ibéricas puras y haciendo cruces que cumplen siempre la norma del cerdo ibérico, para conseguir un producto con una infiltración y un veteado característico de La Prudencia. Todas las semanas trasladamos a nuestro matadero en Villacastín los cerdos ibéricos seleccionados donde se sacrifican y despiezan. Una vez realizado este proceso llevamos todos los productos frescos a nuestra fábrica, también en Villacastín, donde los curamos de una forma artesanal y tradicional aprovechando las grandes condiciones climáticas que tenemos en nuestro pueblo ya que estamos a 1.200 metros de altitud. Así controlamos raza, alimentación, sacrificio, curación… garantizando una trazabilidad total.

–¿Qué valor aporta su ubicación en Villacastín?

–El microclima de la Sierra del Campo Azálvaro es ideal: temperaturas frías en invierno y calurosas en verano, pero agradables para la curación de nuestros productos, sobre todo por las noches, y una humedad muy baja durante todo el año, por lo que tenemos un clima muy seco que es lo ideal para este tipo de producto y para curaciones lentas y naturales. Además, este proceso se combina con las nuevas tecnologías del sector que hemos aprovechado sin perder nuestra esencia.

–¿Alguna vez les ha tentado cambiar la ubicación?

–¿A dónde? ¿A Madrid o una ciudad más grande? No. Esta tierra nos aporta la calidad que buscamos para la elaboración de nuestros productos. Desde aquí alcanzamos una facturación cercana a los 25 millones de euros y contamos con alrededor de noventa trabajadores en plantilla.

–Jamones y embutidos engloban su producción, ¿cuáles son los productos más destacados?

–Tenemos dos líneas principales: jamones, paletas y embutidos tanto de cerdo ibérico de bellota, ibérico de cebo de campo como de cerdo blanco graso y duroc en todos sus formatos. Es decir, con pata, deshuesado y loncheado según preferencia del cliente porque es una máxima dar respuesta a las necesidades de cada mercado.

–La modernización de las instalaciones conlleva inversiones...

–El año pasado finalizamos una inversión de ampliación de 7.000 metros cuadrados en la fábrica destinada a nuevos secaderos y bodegas naturales y una planta para el deshuesado y loncheado de nuestros productos. Esto conlleva sala blanca, máquinas de deshuese, prensas, lavaderos de carros y contenedores. Además, cumple con criterios de sostenibilidad y eficiencia energética: placas solares para tener una energía más limpia y ecológica y también ,claro, para reducir el impacto de la subida de la factura y modernización de instalaciones. Las inversiones son constantes, en 2024 comenzamos la implantación de nuevas estaciones de soldadura robotizadas de última tecnología.

–¿Qué medidas ha implementado la empresa para promover la sostenibilidad?

–Siempre digo: qué hay más sostenible y ecológico que el bienestar animal en Extremadura donde los cerdos viven en libertad, en la dehesa. Un cerdo por hectárea en la época de la bellota y totalmente libres en el campo el resto del año comiendo cereales naturales. Además, priorizamos la incorporación de energías renovables tanto en planta como en las fincas de Extremadura donde apostamos por un bajo contenido de sal para un producto más saludable.

–¿Quiénes son sus principales clientes?

–Nuestros principales clientes son distribuidores e importadores, que son los que llevan nuestros productos tanto al canal Horeca como al retail. El 35 % de nuestra producción va al exterior, con presencia en más de 20 países. En Japón, por ejemplo, somos de los primeros exportadores de jamones ibéricos y blancos pero también estamos presentes en todo el suroeste asiático: Hong Kong, Vietnam, Filipinas, Singapur, Malasia, en América Canadá, Chile, Sudáfrica y toda Europa, por supuesto.

–¿Cuáles son los principales desafíos económicos que enfrenta la industria?

–El precio del cerdo ibérico ha subido en pocos años casi un 50% y la factura eléctrica un 30–40 %, aunque gracias a la inversión realizada en placas solares representa un 2-3 % del total de los gastos. Hay que tener también en cuenta que los salarios suben a un ritmo mínimo del IPC y algunos años más, en cambio los precios de venta no han subido en esa proporción los últimos años. Estamos ante un gran problema y dilema que no sabemos cómo se va a solventar. Por eso, pedimos a las administraciones que creen un marco estable para las empresas.

–¿Cómo valoran el comportamiento del sector en Castilla y León?

–El sector ha sabido responder con innovación y resiliencia a la situación actual que vivimos. La región aporta un gran apoyo institucional, especialmente en nuestro caso para la internacionalización y calidad agroalimentaria, así como las ayudas que hemos recibido en las inversiones que hemos realizado, lo que nos está ayudando a superar periodos complejos y con lo que estamos muy agradecidos.

–¿Qué papel juega la innovación en su estrategia empresarial?

–Más allá de la digitalización y la automatización, en la medida de lo posible, en nuestro proceso productivo. Llevamos tiempo con tecnologías como la presurización hidrostática para cumplir con exigentes mercados como Japón, Singapur y Canadá. Además, también estudiamos la implantación de un sistema de Inteligencia Artificial en nuestros proceso.

–¿Qué objetivos destaca del Plan Estratégico?

–Podrían definirse cuatro líneas: afianzar exportaciones, consolidar y abrir nuevos mercados como Oriente Medio, India y Oceanía; mejorar la eficiencia energética y reducir emisiones; consolidar el canal online y fidelizar clientes directos y mantener la calidad, innovación y trazabilidad completa.

–¿Y qué oportunidades ven en el futuro?

–El creciente apetito global por productos gourmet, tanto ibérico como duroc de alta calidad, es una gran oportunidad. Buscamos consolidarnos como referente de tradición 100 % española, y por supuesto familiar. Pertenezco a la tercera generación de la empresa y la cuarta ya se ha incorporado ejerciendo labores ejecutivas asegurando, de esta forma, la continuidad de la empresa que fundó el abuelo Prudencio, continuaron nuestros padres, seguimos nosotros y ahora, vendrán nuestros hijos y nietos, así lo deseo.

–¿Hay planes de expansión?

–Creemos que se va a producir una gran evolución en el e-commerce, tanto en el B2B en relación a la venta a otras empresas como en el B2C, cuando se trata de venta al consumidor final. En este aspecto es donde queremos centrar nuestros esfuerzos en los próximos años. Sabemos que el canal online permite llegar directamente al consumidor final, pero somos conscientes de que tiene que haber una conciliación con nuestros canales habituales de distribución. Hemos consolidado la tienda online desde 2021, complementándola con la venta física en nuestra tienda en la fábrica en Villacastín, así como una nueva tienda que hemos abierto en Madrid en la calle Alcalá, 102.

Temas

• economia
• Segovia (Provincia)
• Villacastín