Los alimentos de proximidad, la base del futuro del mundo rural en Castilla y León
Potenciar este tipo de agricultura y ganadería es la única manera de luchar contra la despoblación y darle la vuelta a la falta de relevo generacional en el campo
El sector agroalimentario castellanoleonés tiene por delante tres retos muy importantes, todos ellos unidos entre sí: apostar por los alimentos de proximidad, frenar la despoblación de las zonas rurales y asegurar el relevo generacional en las explotaciones de agricultura y ganadería, que se tiene que producir necesariamente en la próxima década. Las empresas de la región están realizando importantes esfuerzos para integrarse en esta nueva realidad, con inversiones y programas que impulsen a todos los eslabones de la cadena agroalimentaria; una condición indispensable para intentar abordar estos tres retos lo antes posible.
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En este sentido, Pascual, una de las empresas líderes del sector, sigue trabajando para impulsar las economías locales, la producción sostenible y de proximidad con dos ejes estratégicos en el campo castellanoleonés: el cultivo 100% local a través de su marca de bebidas vegetales, Vivesoy; y su compromiso con el sector primario, gracias a unas relaciones estables, duraderas y cercanas con todos sus ganaderos y familias. El 85% de sus ganaderos llevan más de 15 años colaborando con Pascual y el 100% de la leche que compra la compañía es de origen español, sobre todo de municipios de menos de 40.000 habitantes, potenciando la actividad en las economías rurales y el impacto socioeconómico positivo de toda la cadena de valor láctea.
El origen de las materias primas garantizado
Por un lado, su marca de bebidas vegetales, Vivesoy, es la única del mercado nacional con el sello AENOR 'Origen garantizado', que reconoce la procedencia española de sus materias primas, fomentando la economía local de la mano de sus agricultores castellanoleoneses. En la región, la compañía trabaja con cerca de 60 familias agricultoras de soja y avena de Valladolid, León, Palencia, Ávila, Salamanca, Soria, Segovia y Burgos, que suman unas 400 hectáreas de terreno cultivado, y que suponen una facturación de cerca de un millón y medio de euros al campo castellanoleonés.
Además, el cultivo de soja, en el que Pascual fue pionero en nuestro país hace dos décadas, está creciendo en las provincias de Salamanca, Palencia, León y Valladolid por sus beneficios para los terrenos agrícolas. Por este motivo, el 95% de los agricultores repiten el cultivo de la soja de un año a otro.
120 familias
Por otro lado, la compañía trabaja con 120 familias de ganaderos castellanos y leoneses, lo que supone la recogida de más de 140 millones de litros de leche al año, y dan empleo a 579 trabajadores del sector ganadero de la región, con una facturación de más de 48 millones de euros. Una relación con sus ganaderos que va más allá, ya que la compañía tiene en marcha programas de eficiencia productiva para mejorar los resultados de las granjas con las que trabaja, permitiendo el desarrollo de las explotaciones y la mejora de su rentabilidad. Si una ganadería media en España produce unas 800 toneladas al año, una de Pascual, 1.496, un 87% más.
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Los alimentos de kilómetro 0 contribuyen a reducir el impacto de la agricultura en el medioambiente; desarrollan las economías locales, creando riqueza en las zonas donde se cultivan; y disminuyen la dependencia de terceros países
Los dos ejes estratégicos de la compañía son una muestra de su compromiso con el mundo rural, la creación de empleo y la riqueza de Castilla y León. En palabras de Joaquín Lorenzo, director de compras Agro de Pascual, «las principales empresas del sector tienen el deber de proponer soluciones para asegurar la continuidad de las explotaciones ganaderas y agrícolas en la región y a nivel nacional. Además, el mundo rural necesita también que las Administraciones Públicas destinen los recursos suficientes para que sea atractivo trabajar en las zonas más despobladas, impulsando la vertebración del territorio y fijando población en los municipios pequeños y medianos».
Dos síntomas de un mismo problema
Uno de los principales problemas que sobrevuela el mundo rural de Castilla y León es la falta de jóvenes que se quieren dedicar a la agricultura y la ganadería. El relevo generacional en el campo castellanoleonés requiere de políticas públicas y de iniciativas privadas como terapia de choque, al menos durante esta década, para que podamos seguir disfrutando de los productos de kilómetro 0, que minimizan la huella de carbono y dotan de vida a las poblaciones de la llamada «España Vaciada».
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Esta situación límite está provocando el envejecimiento generalizado de los agricultores y ganaderos del sector primario, la mayoría de ellos pequeños productores cuyos hijos no seguirán con el negocio familiar. Con una consecuencia evidente, cada vez quedan menos pequeñas explotaciones familiares en sectores como la agricultura y la ganadería. Según los datos del Ministerio de Agricultura, los de titulares de una explotación agrícola o ganadera con menos de 40 años no llegan al 9% del total. Unos datos que dan muestra del problema cada vez mayor que se cierne sobre el mundo rural de nuestro país, algo que amenaza seriamente la vertebración del territorio y el futuro de las zonas menos pobladas de Castilla y León.
Ante este reto de enormes dimensiones, Pascual no ha querido quedarse atrás. Por este motivo, la compañía ha lanzado la primera edición de las becas para hijos de ganaderos, con alumnos de distintas ganaderías de Castilla y León y una docena de estudiantes a nivel nacional. Como explica Joaquín Lorenzo, «hemos becado a todos los hijos de nuestros ganaderos que están estudiando una carrera que les pueda permitir seguir con el negocio familiar. Queremos dar continuidad y recorrido a este programa, de manera que se repita en cada curso académico, ampliándolo en próximas ediciones a jóvenes agricultores locales».
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Plan formativo
Estas becas se complementan con un plan formativo de alto rendimiento, impartido por los técnicos más experimentados de Pascual, para instruir a estos jóvenes una vez que se incorporen a los negocios familiares. Esta formación incluye áreas como sostenibilidad, medioambiente, reproducción, seguridad alimentaria o gestión empresarial.
Un relevo generacional que se antoja fundamental, no solo para la supervivencia de las explotaciones tradicionales, sino también para revitalizar todo un sector, el agroalimentario, con una gran capacidad para fijar población en el medio rural y funcionar como eje vertebrador del territorio. Por todo ello, Pascual va a seguir trabajando intensamente para potenciar las economías locales, la producción sostenible y de proximidad; y para frenar, con todos los recursos necesarios, la despoblación de las zonas rurales, impulsando el relevo generacional con las becas a los hijos de sus ganaderos y agricultores castellanoleoneses.
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