Sufrida permanencia y estadio remozado

El regreso del Real Valladolid a la Primera División supuso un auténtico calvario para la afición blanquivioleta y para el propio equipo. Con la confianza plena en prácticamente la misma plantilla y el mismo técnico que había logrado el ascenso, el Pucela mantuvo la tensión en vilo a sus aficionados hasta la penúltima jornada de liga. De hecho, el equipo de Sergio González estuvo coqueteando con la zona de descenso desde la jornada 10, y tan solo a falta de cuatro partidos para el final entró en puestos de descenso tras perder con el Atlético (1-0). Afortunadamente, en la jornada siguiente, un espectacular gol de Waldo sirvió para derrotar al Atlético y salir de los puestos de peligro. Una nueva victoria en la jornada 37 en la cancha del Rayo, con goles de Ünal y Guardiola, unido a la derrota del Girona, confirmó la permanencia del Real Valladolid en Primera División. El último partido, en Zorrilla ante el Valencia, intrascendente para los blanquivioleta acabó con una derrota (0-2), que abriría poco después la caja de los truenos y colocaría al club en el ojo del huracán.

Apenas diez días después de finalizada la competición salta por los aires el denominado 'caso Oikos', de amaños de partidos y apuestas, en las que el nombre del Real Valladolid sale a la palestra acompañado de algunos nombres propios, especialmente el del centrocampista Borja Fernández, que precisamente se había retirado como profesional en aquel choque ante el Valencia.

Detenciones, declaraciones, acusaciones, rumores insidiosos, evidencias basadas en falsedades o equívocos, acoso mediático... El Real Valladolid, que tampoco supo actuar en defensa de sus jugadores, se convirtió en uno de los chivos expiatorios, y Borja Fernández se llevó la peor parte al ser esposado y detenido. Seis meses después, las supuestas pruebas se han ido diluyendo y en las últimas actuaciones policiales resulta que es el Real Valladolid el que aparece como damnificado de los supuestos amaños y apuestas ilícitas.

Con el ambiente más calmado por las vacaciones y el verano, el Pucela se centró en la remodelación del estadio, eliminando el anacrónico foso, aumentando la capacidad del aforo y renovando el césped. Como viene siendo habitual en este país, las obras finalizaron apenas unos minutos antes de la inauguración, el día 15 de septiembre, con la visita a Zorrilla del Osasuna (1-1). La excelente visión del estadio, con sus nuevos colores morados, contrastaba con unos servicios tercermundistas que se reformaron a finales de año.

Y una vez que el se anunció la remodelación del coliseo, el Real Valladolid anunció una campaña de socios que provocó el malestar en toda la parroquia blanquivioleta por el alto precio de los abonos. Afortunadamente, el club supo reaccionar a tiempo y la afición se lo agradeció acudiendo en masa a por los correspondientes carnés, batiendo el récord absoluto de abonados de la historia del Real Valladolid con más de 22.000 aficionados.

En el plano meramente deportivo, el verano deparó el culebrón Calero, el joven canterano que finalmente recaló en las filas del Espanyol con un traspaso estratosférico para el Pucela ya que deparó ocho millones de euros para las arcas del Real Valladolid. El técnico blanquivioleta, renovado en diciembre hasta 2022, conformó un equipo con un exiguo presupuesto debido a los condicionantes del límite salarial impuesto por la LaLiga, que se incrementó hasta los 33 millones de euros, pero que apenas daba para pagar los emolumentos de la plantilla y cuerpo técnico. Sergio mantuvo prácticamente la misma alineación que la campaña anterior, con los refuerzos de Hervías, Fede Barba y Sandro como jugadores consolidados en Primera, más una pléyade de jóvenes valores como Lunin, De Frutos, San Emeterio, Javi Sánchez, Salisu, Aguado o Stiven Plaza, aún por demostrar su calidad en la máxima categoría. Y el equipo se desenvolvió con la misma irregularidad que la temporada anterior, ya que incluso se calcaron las mismas alineaciones que la campaña pasada, alternando cal y arena sin acabar de despegar hacia arriba ni distanciarse de manera suficiente de los de abajo. Al menos se mantuvo imbatido ante su afición hasta la jornada 14, donde cayó derrotado por el Sevilla (0-1).

El Carramimbre Ciudad de Valladolid cerró la pasada campaña en una excelente séptima plaza de la mano de Paco García, lo que dio derecho a disputar un 'play-off' en el que Melilla demostró contar con más presupuesto y posibilidades que las ardillas. Y quizás por ello mismo y tras los numerosos roces con la directiva del club debido a la imposibilidad de reforzar el equipo incluso tras la baja del pívot Hayes, el técnico Paco García decidió renunciar a la renovación con el Carramimbre y esperar los cantos de sirena que llegaban de la ACB.

Así pues, el Carramimbre se veía abocado a fichar un nuevo técnico y a confeccionar una plantilla donde había numerosas bajas ya que Alvarado, Reyes, Kazadi y Novas cambiaron de aires, mientras Gantt sufría un accidente que le apartaba temporalmente de las canchas. La directiva del Carramimbre apostó por otro hombre de Valladolid, un técnico de la casa, Hugo López, con un amplísimo historial como ayudante y también como primer técnico de la selección sueca o entrenador personal de Serge Ibaka. Un excelente currículum que ahora debía refrendar sobre la pista y con una plantilla nueva. Hugo López y el director deportivo Pepe Catalina se dedicaron a fichar jugadores con un perfil técnico y de equipo como Leimanis, Bartley, Federico, Mackenzie o Granado, que se unieron a los Torres, De la Fuente, Aboubacar, Astilleros y Adekoya.

Y comenzó la nueva temporada con cierto recelo ante tantas novedades, pero desde el primer partido, ante el Marín Peixe, los de Hugo López demostraron un estilo de juego vistoso, colaborativo, de calidad, que poco a poco se fue ganando el respeto de la LEB Oro y sobre todo el enamoramiento de toda la afición. Es el mejor inicio de toda la historia del club, con las ardillas en la primera posición y con muchas opciones de jugar por primera vez la Copa Princesa si finaliza primero o segundo la primera vuelta de la fase regular de la competición.

El año 2019 se inició con la noticia de la futura marcha del pivote Abel Serdio al FC Barcelona. El Recoletas, dirigido por David Pisonero inició una segunda vuelta de la liga espectacular, ya que tras el décimo puesto con el que concluyó en diciembre, acabó la temporada en una excelente séptima posición, con 15 partidos ganados. Y es que el sprint final fue apoteósico, con seis victorias y un empate en los últimos siete partidos de la temporada.

Pero tras concluir la temporada saltó la bomba. El Vardar macedonio, campeón de Champions de la mano de Roberto García Parrondo, había decidido que David Pisonero sería su nuevo entrenador. El técnico vallisoletano aceptó el reto con la aquiesciencia de la directiva del Recoletas, que también decidió que el futuro entrenador del equipo sería Óscar Ollero, ayudante de Pisonero.

Para la nueva temporada, el club vallisoletano, que no creció en cuanto a socios y se mantuvo en alrededor de los 1.800 abonados, renovó prácticamente a toda la plantilla y únicamente tuvo como nuevas incorporaciones al lateral brasileño Patrianova, el pivote cubano Claudio Ramos y el también pivote francés Robin Dourte. Y con estos mimbres la temporada comenzó comenzó con la misma irregularidad que la anterior, con el agravante de un calendario más duro en Huerta del Rey y la incapacidad para ganar fuera de casa. Se coqueteó con el descenso, llegando incluso al puesto decimocuarto, si bien finalmente concluyó la primera vuelta en el puesto novenos, con doce puntos, y la promesa de mejoría tras el parón invernal.

Un gran acontecimiento de balonmano tuvo lugar a mediados de diciembre en Valladolid, con la Copa Asobal. Barcelona, Ademar, Bidasoa y el Recoletas Atlético como anfitrión, disputaron esta competición. Los de Óscar Ollero cayeron en la prórroga en unas trepidantes semifinales ante el Bidasoa Irún, mientras que los azulgranas arrollaron al Ademar León, y posteriormente levantaron su noveno título consecutivo tras aplastar al Bidasoa (30-22).

El año comenzó para el Alimentos de Valladolid Aula con un equipo mermado por las bajas y luchando por remontar del octavo puesto, después de haber coliderado la clasificación. El técnico Peñas se vio obligado a cambios tácticos y a exprimir a sus jugadoras, que derrocharon esfuerzo para intentar compensar las numerosas bajas por lesión. Y ahí tuvieron suerte desigual, con importantes victorias, pero también con derrotas que impidieron al equipo progresar en su ambición de llegar a los puestos europeos.

Pero llegó la Copa de la Reina y pese a la baja de O'Mullony, y las dudas de Eli, Ángela y la lesión de Bea, el equipo dio todo un recital de pundonor, esfuerzo, espíritu de lucha y sufrimiento. En la ronda eliminatoria el Aula derrotó con comodidad al Canyamelar para plantarse en la fase final que se disputaba en Barakaldo. En cuartos de final tocó en suerte un fortísimo Granollers, que se vio superado por la excelente defensa vallisoletana (25-21). En semifinales el rival fue el Elche, que había dejado en la cuneta a las anfitrionas del Zuazo. Fue un partido agónico y disputadísimo que se tuvo que resolver en una prórroga de infarto donde Ángela Nieto y Eli decidieron el triunfo y el pase a la gran final a costa de un esfuerzo sobrehumano. Y ya en la gran final, el poderoso Bera Bera pasó por encima de un exhausto Aula Alimentos de Valladolid. El 30-17, fue un injusto y exagerado marcador, pero al menos tuvo el premio de alcanzar un puesto en la competición europea de la Challenge Cup.

En la liga, el Aula concluyó octavo, su peor clasificación en División de Honor, pero al menos tuvo el premio de la Challenge Cup.

Y tras las vacaciones, el equipo volvió al trabajo sin O'Mullony ni Eli Cesáreo, pero el técnico Miguel Ángel Peñas confeccionó una de las plantillas más equilibradas y potentes de su periplo por la División de Honor. Fichó a las laterales uruguayas Iara Grosso y Agustina López, ambas con 180 centímetros de altura, así como a la pivote cubana Yunisleidy Camejo y a la joven primera línea Elba Álvarez. El equipo prometía mucho, pero entre un calendario caótico, la llegada tardía de la cubana, la falta de adaptación de las uruguayas y las lesiones, especialmente la de Cristina Cifuentes, el Aula no ha acabado de coger el ritmo deseado, llegando al final de año en un más que discreto octavo puesto, mucho más cerca del descenso que de los puestos de privilegio.

El VRAC Quesos Entrepinares volvió a imponer su hegemonía en el rugby español al revalidar el título de Liga el último fin de semana de mayo. Y lo hizo frente al eterno rival, el SilverStorm El Salvador, que organizaba la final liguera al haber acabado primero en la fase regular. El equipo entrenado por Diego Merino, técnico que ha entrado en la leyenda quesera por el amplio abanico de títulos que ha cosechado para su club, fue muy superior en un Pepe Rojo a reventar y se impuso por 27-39, con una demostración de poderío a la que los errores chamizos ayudaron a cimentar.

El Quesos Entrepinares, como campeón liguero, se enfrentó en septiembre al Alcobendas en la Supercopa de España, pues el equipo madrileño ganó la Copa del Rey. Los vallisoletanos se impusieron en Pepe Rojo por 33-18 y sumaban así el primer título de la temporada 2019-20.

El final de año fue agridulce, ya que el Quesos perdió la semifinal copera ante Alcobendas, mientras el Chami se clasificaba tras derrotar al FC Barcelona para jugar la final en Zamora en abril.

También hubo buena noticia en el rugby femenino local. El Autoconsa El Salvador conseguía derrotar en la final disputada en Madrid a Les Abelles (24-20) y ascendía a la Liga Iberdrola. En su primera campaña en la élite del oval femenino español, las Chamichicas, ahora como Crealia El Salvador, ocupan la última posición, pero nadie dijo que iba a ser fácil mantenerse en su estreno en la máxima categoría.

El Club Atletismo Valladolid conquistó el ascenso a la División de Honor femenina en una complicada fase de ascenso que concluyó precisamente en Valladolid, en las pistas de Río Esgueva. De esta forma, el atletismo femenino vallisoletano regresaba a la elite nacional, pero es que también los chicos lograron el merecido ascenso que les llevó a la Primera División, demostrando que Valladolid vuelve a ser una potencia en el deporte rey.

La haltera leonesa inició el año recibiendo por fin la medalla de oro que les correspondía de los Juegos de Londres 2012, tras la descalificación de las deportistas dopadas. Y poco después volvió a ser nombrada mejor haltera del mundo por la Federación Internacional. Con diversos problemas de espalda, Lydia conquistó plata y bronce en los Mundiales, donde no pudo repetir el oro, y también fue plata en los campeonatos de Europa para totalizar 27 medallas en estos torneos internacionales.

Ya se ha convertido en todo un clásico y cada año deleita a Valladolid con un nuevo título, otra nueva gesta. Es el Club Patín en Línea Valladolid, todo un portento de trabajo, tesón, calidad y un público cada vez más numeroso y fiel. El año pasado comenzó con el título de la Copa del Rey que el conjunto vallisoletano se llevó tras derrotar al Espanya por un contundente 5-1. Era el primer título del año para el club de Ángel Ruiz. Pero no se conformaba con ello así que después de concluir la Liga Regular como líder destacado, se enfrentó a unos peligrosos y complicados play-offs para dirimir el título de Liga. Y comenzó mal, con una derrota ante el Molina en el primer partido (5-6), pero luego se repuso, goleó a los canarios en los dos siguientes encuentros (7-3 y 7-1) para jugarse el título nuevamente frente al Espanya. Y ahí el CPLV no perdonó, se impuso 4-3 y 9-3 para proclamarse el 1 de junio campeón de la Liga, su sexto título liguero. Y ya puestos, en septiembre, en Canterac, el CPLV luchó por la Supercopa y se impuso, ¡cómo no!, al Espanya 4-2 para sumar su tercer título de un año que además lo despide como líder de la liga. Por su parte, las chicas de Las Panteras también ofrecieron un excelente rendimiento, ya que conquistaron la European League, que se disputó en Valladolid, al vencer en la final al Ris Orangis francés (3-1). Y las vitrinas del CPLV también sumaron los títulos nacionales Juvenil y júnior, así como el título de campeonas de la Liga Oro femenina.

World Pádel Tour. Con la categoría Máster consolidada, fue la pareja Paquito Navarro y Lebrón los triunfadores de la edición 2019 de la prueba vallisoletana al imponerse a Galán y Mieres (6-7, 6-4 y 6-4 ) en un partido espectacular en la Plaza Mayor. En categoría femenina, la victoria fue para Salazar y Sari Sánchez, ante las 'Martas' Marrero y Ortega por 5-7, 6-1 y 6-4.

Premios Ciudad Deportiva. El joven atleta vallisoletano Sergio Juárez fue elegido mejor deportista local 2019 por su título nacional en los 100 metros, conquistado en agosto en La Nucia (Alicante) con 10:32, la mejor marca española del año, por delante del decacampeón Ángel Rodríguez (10:39) y de Adrián Olmos (10:44).

El club Rolling Lemons, de patinaje free style, demostró su excelente salud y su auge al conquistar su tercer título de la Liga Nacional de Primera División y otras 15 medallas en diferentes categorías, pero además organizó una prueba de la Copa del Mundo en la modalidad Inline Freestyle en la que sus patinadores obtuvieron tres podios en speed slalom y el tercer puesto por equipos femenino, mientras que los chicos fueron cuartos.

Vicente Viciosa logró una excelente clasificación para la final de los 3.000 obstáculos en los Europeos Júnior celebrados en julio en Suecia, donde acabó sexto después de una caída. Su hermana Ángela Viciosa también debutó internacionalmente en los Europeos de Cross en Lisboa.