El vuelo de Aerosafa a Aerovall
Uno de los nuestros ·
Antonio Rojas recuerda aquellos tiempos en los que el deporte y la formación se mezclaron para propulsar campeones del mundo y convertir en referente mundial a ValladolidSantiago Hidalgo
Domingo, 3 de octubre 2021, 11:35
«Cuando echo la vista atrás y reviso las memorias de los campeonatos, me parece de ciencia ficción. Detrás de cada medalla, de cada éxito, había mucho trabajo y muchas cosas que no se ven». Estas son palabras de Antonio Rojas (29-11-1948), acompasadas con cierta añoranza, de esa actividad que nació desde una base educativa, que luego —y a su vez— se convirtió en competitiva y que después de tocar el cielo, y nunca mejor dicho, sufrió el natural descenso por la ausencia del factor humano. Es la historia de más de tres décadas de aeromodelismo vinculados a Valladolid.
Antonio, ya jubilado, aunque dice solo a efectos administrativos porque trabaja (sin cobrar) más que antes, arrastra ahora un problema de hiperreactividad nasal, una especie de alergia que le congestiona nariz y oídos y que no le ha permitido estar en la pista en los últimos años. Sigue siendo presidente de Aerovall, la entidad sucesora de Aerosafa, cuando todos éramos más jóvenes. «Sabes dónde empiezas, pero no dónde vas a terminar. Y en esto llegamos más lejos de lo que pensamos», dice.
Corría 1977. En ese año el extremeño Antonio llegó al colegio Sagrada Familia de Valladolid como profesor de matemáticas. Imbuido por una docencia atractiva para el alumno y con aplicación práctica, se hizo (una vez me contó que en un curso por correspondencia a distancia que le costó 20.000 pesetas) con un módulo de aeromodelismo.
«Allí veíamos conocimientos de dibujo, de matemáticas, planos, meteorología. Era un recurso para que los alumnos se motivasen. Me propuse que los chicos tienen que pensar». Y aquí aparece una de sus máximas: «La educación no es dar facilidades, sino dar recursos para superar los obstáculos que te puede poner la vida». Cuando se caía y rompía ese avión que tanto trabajo te costó volar, no quedaba más que superar el fracaso y seguir adelante arreglándolo o haciendo otro.
De esa dedicación en el aula y de su crecimiento terminó surgiendo, con sus propios alumnos del colegio, Aerosafa el 22 de enero de 1990. Entraba la competición y también se ponía en práctica mucho de lo 'estudiado'. En el primer viaje al Campeonato de España en Lérida tuvieron un pequeño accidente leve que les impidió formar parte del mismo. Un obstáculo. Esfuerzo. Otro paso más.
Si bien es cierto que en esta aventura el propio Antonio, ya como director de la Sagrada Familia, no estuvo solo, ni mucho menos. En el colegio coincidió con un grupo de profesores jóvenes que apoyaron mucho, también la asociación de padres, por supuesto los chavales, y cómo no, los tres pilares de Caja España, la FMD y la Junta de Castilla y León que, con Cándido Salcedo, se preocupó de ofrecerles el entonces erial de Terradillos y que, con triunfos, resultados y trabajo, terminó convirtiéndose en las pistas actuales, una de las mejores instalaciones del mundo en su modalidad.
«Yo iba vendiendo ilusión, pero éramos un profesor joven con un grupo de chavales. Eso al lado del fútbol no era nada. Les hice ver que la propuesta no era de cantidad, pero sí de calidad y así, que Aerosafa, Valladolid y Castilla y León sonase primero en España, luego en Europa y después en el Mundo. Esas fueron las claves donde nos sujetamos», dice Antonio.
El 2 de septiembre de 1994, Aerosafa organiza el primer campeonato de España en Terradillos y logra 11 medallas. Un año después viaja al Europeo de la República Checa, en Hradec Krávole vestido con el chándal de la Junta de Castilla y León y obtiene el primer título de Campeón de Europa.
En 1997 se lanza a organizar el primer Campeonato de Europa, que repite en 1999 y 2001, la única entidad en organizarlo en tres ediciones seguidas. Quedaba el Mundial. En 2006 fue sede del mismo en las pistas de Terradillos. Ya se había tocado techo, o más allá, como dice la película de dibujos animados.
Sin embargo, en 2007, Antonio deja el colegio Sagrada Familia «desencantado por la educación», en una sociedad que ya caminaba hacia la actual «de usar y tirar». «Siempre tuve vocación pedagógica. Soy maestro y mi ilusión es que mi alumno me supere». Como él señala, a sus alumnos del 2007, no podía ponerles una prueba de 1977 porque los chavales se perdían, dejaban el bolígrafo sobre la mesa y se escudaban en un 'no me sale'. En el fondo, a ellos les llega que pueden copiar y hasta pasar de curso sin aprobar…
Antonio se marcha a Pamplona de secretario del arzobispo y poco a poco el club Aerosafa, en ese momento convertido en Aerovall porque sale del colegio, va perdiendo naturalmente pujanza. «Seguimos haciendo campeonatos regionales puntuables para el de España, los campeonatos de España y el Open Internacional que va ya para 29 años ahora en octubre, y que es puntuable para la Copa del Mundo, que no es poca actividad, ¿eh?», lo dice quien continúa siendo por clamor popular, presidente de la entidad.
Si bien siguen los César Picado, primer campeón del mundo de Aerosafa en Sebnitz (Alemania), Martín Mendoza, Juan Carlos Frías, Gonzalo García, Nacho Iglesias, Pedro Alonso varias veces campeón de España, Kiko Losada, el primer ingeniero aeronáutico que salió del club, y se mantiene la estructura organizativa con Yolanda Garcia —directora de competición— y todo el equipo de colaboradores.
Sin embargo, la cantera de colegiales se fue perdiendo por la disminución de valores del alumnado, porque ya no interesaba a la dirección colegial y porque tampoco hay tiempo para dedicarlo a la promoción. Los chavales entusiastas de entonces ya han formado su familia, tienen trabajo, hijos y preocupaciones y bastante es que algunos siguen compitiendo.
«El problema de Aerosafa es que puso el listón muy alto», dice Antonio que ha sabido acoplarse a las nuevas circunstancias. Ahora en Zamora, sigue echando una mano a todo lo que puede, mientras recuerda que una vez un pequeño colegio fue capaz de proyectarse por toda España, primero, luego por Europa y el Mundo y lo hizo a través de un aeromodelismo educativo que hizo desarrollarse a sus alumnos en el terreno humano y deportivo.
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