Segovia se reivindica como embajada de la esgrima

En ese contexto, no sobran los eventos internacionales en un deporte que busca nuevos mercados y públicos. Por eso es habitual que los países periféricos vayan abandonando su condición de sede. La paradoja de la esgrima es que un evento del más alto nivel no despierta el interés de una décima parte del público que acude a La Albuera a ver a un equipo de fútbol de la cuarta categoría nacional. Es la realidad de un deporte minoritario con el que Segovia mantiene ya casi una década de relación. Una de las pocas chinchetas del mapa internacional de la esgrima que no cambia cada año.

La pista del Pedro Delgado acogió el grueso de la competición desde primera hora de la mañana del sábado a través de nueve pistas simultáneas. Una banda sonora internacional de gritos, porque las celebraciones se hacen en el idioma propio, por mucho que el inglés sea la lengua habitual para hablar con los colegiados. En ese carrusel de sonidos, hay uno que destaca por encima del resto: un 15-14. Es decir, una ronda decidida en el último toque. La clasificación o la eliminación decididas en décimas de segundos. Ese grito es sísmico, imposible de ignorar, por mucho que cada tiradora esté en su mundo.

Todo empieza con un calentamiento que produce dolor solamente con verlo: hay estiramientos que no parecen posibles. Con la pandemia en el retrovisor, la grada recuperó su toque multicultural, con países exóticos como Puerto Rico y otros luchadores como Ucrania. En total, 16 selecciones, con el veto a Rusia, una de las grandes dominadoras mundiales. No llegó a la fase final una de las favoritas, la estadounidense Siobhan Sullivan, ganadora de la Copa del Mundo de 2021 en su primer año junior.

La octava edición del evento contó con 99 tiradoras que se midieron a eliminatorias directas tras una fase preliminar a siete toques que sirvió como calentamiento. Tras los cuartos de final, breve parón para comer para las cuatro elegidas que disputaron la semifinal y la final en la Academia de Artillería, una forma de honrar los orígenes de un deporte vinculado al ámbito militar.

De ahí el riesgo, porque es habitual que el árbitro pare las hostilidades porque una de las tiradoras se ha lastimado: manos, cabeza, todo duele y no hay tiempo para lamentos porque las eliminatorias se resuelven en un suspiro. Por mucho que la esgrima no escatime en protecciones, hay incidentes. Una tiradora tuvo que dejar el combate porque el sable de su rival se coló entre las protecciones del guante y percutió entre dos dedos de su mano. Así se despidió del torneo, entre lágrimas, con un vendaje de emergencia y esperando a la ambulancia para trasladarla y hacer las curas oportunas.

La prueba de la Copa del Mundo fue el paso siguiente al nacimiento del Club de Esgrima de Segovia, que cumple diez años y es el organizador de un evento que solo se borró del calendario en 2021, pandemia mediante. Su presidente, Rafael López, pone en valor unas campañas que han llegado a más de 6.000 escolares, así como más de 300 medallas en campeonatos autonómicos y nacionales. Sofía de Lucas es la única tiradora segoviana que ha participado en el evento, pero el club esgrime cantera de futuro. El problema de su querido deporte es que es un acontecimiento internacional sin apenas público ajeno a las federaciones. «Es una competición muy consolidada en Segovia, pero al final es un deporte minoritario en el que cuesta mucho generar ese atractivo en el espectador», reconoce López.

El presidente de la Federación de Esgrima de Castilla y León, Daniel Bravo, alabó la «apuesta fuerte» de Segovia, desde el primer campeonato de España infantil, una prueba que sirvió como anticipo a la Copa del Mundo. En esencia, defiende que un evento de élite sirva para reforzar a la base. «Esto debe ser un reclamo para que los segovianos puedan apuntarse al club, practicar esgrima y quizás algún día competir en la élite».

El último medallista olímpico español de esgrima fue José Luis Abajo 'Pirri' en Pekín 2008. El ahora presidente de la Federación Española de Esgrima, con una planta a la altura de su palmarés, considera a Segovia una embajada, pues son pocas las competiciones internacionales que organiza el país. «Viene lo mejor del sable femenino mundial, el nivel muy alto. Creo que el nivel de las españolas está creciendo en los últimos años, tenemos un programa de formación bastante potente para empezar a conseguir medallas». La mejor española fue Fabiola Villegas, que terminó en el puesto 33 de la clasificación.

La tarea del Pirri presidente es que alguien envíe a la historia al Pirri tirador y le suceda en el palmarés olímpico. Pone en valor la mejora del entrenamiento y pide más recursos para que las tiradoras puedan competir. «Si sacas a una niña nueve veces por temporada cada año, va a tener posibilidades, seguro. ¿Recursos es igual a medallas? Ayuda mucho». Para ello, la difusión es crucial. «Tenemos que hacer un esfuerzo para enseñarle a la gente lo bonito que es nuestro deporte. Nos falta comunicar que estamos aquí, que hay una Copa del Mundo, que están las mejores tiradoras. Que es un deporte muy chulo y hay que venir a verlo».

El cuadro final dejó encuentros para el recuerdo. En términos generales, dominó Estados Unidos, con seis tiradoras entre las once primeras. Sullivan fue décima y solo una compatriota, Zoe Kim, se coló en semifinales. La comunicación con su entrenador era llamativa: ella hablaba en chino y él contestaba en inglés. Su diálogo no dio con la fórmula para discutir la victoria de Tranquille, la primera finalista de la tarde. Francia, una potencia incuestionable como fundadora del esgrima, había sacado su billete por el oro.

Fusetti tenía enfrente a otra de las favoritas, la turca Nisanur Erbil, una de las grandes dominadoras de la mañana. De poco sirvió; tomó pronto ventaja con un estilo muy agresivo y no dio opción a su rival. Repitió fórmula en la final, con un 5-0 de salida, una ventaja que mantuvo en el ecuador (8-5) y que la dejó a las puertas de una victoria cómoda (14-10). Ese punto final tardó en llegar porque Tranquille ganó los tres siguientes, doblando la rodilla de la italiana tras el 14-13. Se quitó el casco, respiró y volvió a la línea. Sin lamentos. Ahí llegó el toque definitivo, el de una medalla de oro que promete no ser la última.