El Tordesillas vuelve al triunfo entre sofocos

Tanto por la del play-off, asentados, como por la de un ascenso directo donde los tres protagonistas hacen la goma. Astorga, Arandina y Tordesillas mantienen una batalla interesante donde fuerzas y debilidades pugnan por igual. Tú pierdes, yo pierdo. Tú ganas, yo ganó.

Y en esta tocó vencer, tras un inicio donde Marchena pedía que alguno de los suyos despertara. Apareció el capitán de la fuerza, y de la valentía dicho sea de paso, para abrirse paso en un choque que estaba lejos de avivarse. En una pugna con el lateral izquierdo del Santa Marta, que cayó por lo físico antes incluso del descanso, Manja creyó, se plantó dentro del área y le brindó un caramelo a Chatún que, a puerta vacía, amplió su renta goleadora a nueve tantos.

Un gol tempranero en Las Salinas. Ni los más viejos del lugar. Porque el partido había comenzado tan ramplón como otros, incluso con el rival más dominador. El Santa Marta quiso llevar el partido a lo físico, con una defensa sólida y venciendo duelos individuales, algunos de ellos llegando a una infracción que el colegiado pasaba por alto. Sea como sea, el Tordesillas no andaba cómodo y no acechaba la portería de Del Río, salvo un centro envenenado de Abraham que rozó el travesaño.

Sorprendió la apuesta de Popi a banda cambiada y Emi jugó de falso extremo por la izquierda, sin hacer mucho daño, aunque con su control exquisito de balón que lo diferencia del resto. Sin embargo, el gol llegó por fe y a partir de ahí los de Marchena ya se situaron. Poco después de abrir la lata, Chatún quiso vestirse de asistente con un centro para Torres que sacó Rivas. Valió casi como un gol visitante porque esa salvada servía para que el Santa Marta permaneciera en el partido.

Todo lo avispado que estuvo lo dejaron de estar él y sus compañeros tras volver de vestuarios. Poco estudiaron a Abel, porque no es buen negocio dejarlo merodear en el área contraria con la pelota (que se lo digan a Cristo Atlético o Laguna, entre otros). Allí se plantó sin oposición, amagó una, amagó dos... y, ante la nula oposición defensiva, chutó. Palo y gol, para mayor comodidad de una segunda mitad que se antojaba plácida.

Más aún cuando el escenario todavía mejoró más cuando el Santa Marta se quedó con diez. No le quedó otra al bueno de Antonio David después de medir muy mal con Chatún, que le ganó en carrera y decidió derribarlo antes que definir solo contra el portero. Si los visitantes ya inquietaban poco, la expulsión parecía ya dejarlos KO. Craso error. En un minuto, todo cambió.

Primero, con los gritos de dolor de Chatún que hicieron temer lo peor. Fue sustituido por un golpe en el tobillo, segundos antes de que Popi cometiera penalti en la primera llegada al área del Santa Marta en mucho tiempo. Chopi no falló y dio paso a cuarto de hora de una tensión inesperada.

Farolo salvó a bocajarro una muy clara al borde del descuento, donde ya reinaban los nervios en todo el plantel local y él mismo atrapó un disparo duro, pero centrado de Cascón. La agonía duró cinco minutos más, lo que se alargó un choque que devolvió el triunfo al Tordesillas, con el sufrimiento como apellido inseparable.