La fe del Tordesillas es infinita

Los precedentes eran para que el conjunto numantino anduviera con ojo. El Tordesillas había vencido en los dos últimos encuentros a balón parado, con la sordina puesta, pero sin ceder atrás, y los últimos minutos suelen ser su territorio si la contienda avanza nivelada. Era el caso, y a la igualdad se le sumaba que el gol no estaba al caer, ni mucho menos, o desde luego era difícil pronosticar para qué lado. De hecho, Farolo salvó el tanto del Numancia B, poco antes del momento clave. Cuando Miguel derribó a Miguel.

En el minuto 91, el árbitro pitó porque Miguel, el guardameta del Numancia B, lejos de despejar la pelota golpeó a Miguel, el jugador local. Y eso es penalti se mire por donde se mire. La agonía duró lo que tardó en levantarse el damnificado y en lo que Villa puso la pelota en el punto fatídico, mientras Torres suspiraba para que tuviera tanto acierto como él en penas máximas previas y Canito rezaba, seguramente pensando en lo que estaba a punto de suceder, otra vez.

Villa no dudó, marcó y tal era la euforia contenida que se le olvidó que arrastraba una amarilla y vio la segunda tras quitarse la camiseta. Soldado perdido para Salamanca, aunque mal menor en comparación a una tarde que acabó de una forma muy distinta a la prevista.

Había mejorado con el paso de los minutos el Atlético Tordesillas. Sin ver el área con mucha frecuencia, pero plantado en campo contrario a la búsqueda de los espacios. El conjunto visitante, muy ordenado, quiso sorprender a la contra y a veces –pocas– lo logró, impulsado por las dudas del rival atrás. Todo esto en la segunda parte porque la primera fue inenarrable.

Y, por tanto, poco se puede contar, más allá de una gran intervención de Farolo a un disparo de falta directa dirigido a la escuadra de Axel. Buena puesta en escena del penúltimo, con rigor y con ciertas ideas que se fueron diluyendo en cuanto el cuadro de Miguel de la Fuente comenzó a encontrarse en el campo. Le costó hilvanar, pese a que el terreno de juego lucía mejores galas –dentro de sus limitaciones– y Samu y Unai no podían aprovechar su verticalidad. Tampoco Popi.

Aun así, el primero de ellos al menos encontró puerta en el minuto 66. Era el primer tiro entre palos del Tordesillas en el partido, pero por algo se empieza. El choque daba atisbos de desequilibrarse pues un minuto después en la otra área Javier se plantó solo ante la portería. O eso parecía porque Vity llegó como un rayo para desbaratar la ocasión.

Después llegó la de Farolo, con una respuesta de grandes reflejos. A diferencia de citas anteriores no había asedio de ningún tipo, solamente algún amago de peligro desde las bandas o con centros al área sin rematador. En uno con Torres de rematador el guardameta numantino ya llegó tarde a despejar y a la segunda cometió la infracción que decidió los tres puntos.

Con el empate el conjunto rojiblanco se iba a los 33. ¿Cómo que 33?, debió pensar Villa, que se quitó la mala espina del penalti ante el Santa Marta con una gran ejecución para darle los tres puntos a su equipo y colocarlo con 35 para seguir en la zona de play-off, con la opción de ponerse cuarto si consigue vencer en su partido aplazado.