El Atlético Tordesillas termina el año con fiesta

Tocaba vivir un partido tranquilo después de los últimos acontecimientos, si bien no empezó precisamente de la mejor manera el choque para el cuadro tordesillano. Más bien, directamente, no arrancó.

A los cinco minutos, el visitante Elvira cayó desplomado tras un choque con José al querer despejar una pelota. Conmocionado, fue atendido por las asistencias y el partido se detuvo durante más de 20 minutos a la espera de que llegara la ambulancia. Se fue, en camilla, con la mandíbula dañada. Tocaba recomponerse anímicamente, pero también físicamente. El que regresara a la contienda frío le iba a costar.

Y el que pagó ese peaje fue el Almazán, que a las primeras de cambio iba perdiendo tras un saque de banda bien diseñado por Miguel, adecuadamente prolongado por Carlos y mejor resuelto por Torres, que agrandaba su cuenta anotadora. Y más que lo iba a hacer. Quedaba mucho trabajo por delante porque el reloj marcaba la media hora, aunque realmente el partido acababa de iniciarse.

El choque siguió practicándose en campo del cuadro soriano, que tardó demasiado en desperezarse y lo hizo gracias a un Junyent que entró, para sustituir al maltrecho Elvira, con electricidad. Le faltaba compañía. El conjunto de Marchena llegaba más, pero ni los centros eran precisos ni las segundas jugadas caían en gracia.

En arenas movedizas sabe moverse el Torde, aunque con precedentes suficientes como para saber que dejar con vida al rival en casa no es un buen negocio. Que se lo digan al Bembibre. Los jugadores del Almazán trenzaron una gran acción que culminó el mencionado Junyent con un remate a las manos de Farolo antes de llegar al descanso.

De intensidad sabe Torres, que no dejó de correr, de presionar, de robar en zonas peligrosas ante una defensa demasiado blanda. Falló un mano a mano, lo de los goles sencillos nunca ha ido con él, pero tuvo una nueva oportunidad de firmar el doblete en el inicio del segundo acto y no perdonó. Sergio desvió el remate de Héctor que, después de pasar por el palo, le cayó al ariete del cuadro rojiblanco, que marcó a puerta vacía para dar tranquilidad a su equipo.

Quedaba una más. Los rebotes también le favorecieron y un disparo de su cosecha fue desviado para dentro. Ya no sabía ni cómo celebrarlo así que no lo hizo. Simplemente se dedicó a lo que más le gusta en el césped, a seguir corriendo y bregando, hasta ser sustituido.

Lo demás, sobró. Hasta para los focos, que se fueron apagando y dejaron sobre el terreno de juego quince minutos eternos para todos. Los revulsivos le pusieron ganas, pero el encuentro estaba para pocas novedades. El Tordesillas se comerá las uvas en playoff, y empieza a ser costumbre, si bien este año con más colchón. Muy meritorio lo de Marchena y sus muchachos.