Mbappé, el único socio fiable de Xabi Alonso
La dependencia absoluta del astro francés, autor de más de la mitad de los goles del Real Madrid, pone en evidencia la involución del proyecto blanco
¿Qué sería de este Real Madrid de Xabi Alonso si no tuviera en sus filas a Kylian Mbappé? Tratar de responder a esta cuestión, ... expresada en voz alta por el analista Jorge Valdano, es un ejercicio útil para resumir los males que acechan a un equipo blanco que ha perdido el liderato en el torneo de la regularidad, solo ha ganado uno de sus últimos cinco partidos entre Liga y Champions y se ha estrellado de forma consecutiva con empates ante Rayo Vallecano, Elche y Girona.
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A estas alturas de curso, Mbappé suma nada menos que 23 goles y tres asistencias en 19 partidos, más de la mitad de las 41 dianas que totaliza su equipo. El astro francés se fue de Montilivi marcando un gol, de penalti, con otro anulado por una mano previa, y lamentándose por esa gran ocasión errada al final por cruzar el balón en exceso en su golpeo de rosca.
La dependencia de este jugador, cada vez más líder dentro y fuera del campo, es absoluta. Solo cuando Mbappé aparece, el Madrid da sensación de estar cerca del gol. En esa última acción en Girona, Rodrygo estaba mejor situado que el galo para disparar, pero es normal que fuese Kylian quien asumiese la responsabilidad. Y es que lo del delantero brasileño es un expediente X. Ha igualado los 30 partidos sin marcar de Mariano, récord negativo en los 123 años de historia del club blanco, y está a solo 77 minutos de alcanzar la racha de minutos que sumó Rafa Marañón en 29 citas sin ver puerta. Rodrygo no anota desde que lo hizo el 4 de marzo contra el Atlético en la Champions y el 19 de enero frente a Las Palmas en Liga.
Carlo Ancelotti insistió el pasado curso en el clásico argumento de la falta de actitud competitiva de los jugadores como una de las claves de tanta decepción. También Xabi Alonso ha apelado a la intensidad, la presión y el trabajo solidario. Hay una parte de cierto en ello, pero el problema grave es de fútbol. No se sabe bien a qué juega este Real Madrid, más peligroso cuando tiene el balón el rival e igual puede robar y lanzar un contragolpe letal, que si lo posee.
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El Real Madrid vuelve a griparse en Montilivi
Cuando los rivales se le encierran, es un equipo lento, previsible, nada profundo, con poca movilidad y demasiados jugadores pidiéndola al pie. Sin Kroos y este ejercicio también sin Modric, el Madrid sufre una falta alarmante de centrocampistas que pongan pausa, criterio y orden. Es indiscutible la calidad de Jude Bellingham y Arda Güler, pero aún se desconoce cuál es su mejor demarcación, de qué juegan realmente. Tampoco Fede Valverde anda fino y cada día es más evidente que Camavinga y Tchouaméni no tienen el nivel que exige con balón un equipo que aspira a todos los títulos.
Los focos apuntan a los futbolistas y, como siempre, sobre todo al banquillo. Xabi Alonso no da con la tecla y este Madrid está en involución. En Elche cambió el sistema, apostando por un 5-2-3, y en Girona planteó un 4-3-3 por momentos, pero el problema va mucho más allá del dibujo. O el tolosarra no se explica bien, o los jugadores no le quieren entender, o no hay buena sintonía o cada uno quiere hacer la guerra por su cuenta. Por pura lógica, el equipo está mejor físicamente que en el Mundial de Estados Unidos, con 35 grados a la sombra, tras un descanso de apenas una semana y sin pretemporada. Pues resulta que ahora corre menos, defiende peor, ataca como con desgana y presiona solo a ratos.
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Discurso diferentes
A Xabi se le critica también ahora su discurso, que siempre quiere ser mesurado y equilibrado, pero que le lleva a analizar los partidos, al menos en público, de manera muy diferente al común de los mortales. Y se le reprocha a gestión de la plantilla, su capacidad de intervención en los partidos y los cambios. En Girona, por ejemplo sorprendió que introdujese a Álvaro Carreras y al ariete canterano Gonzalo García en el minuto 89.
Pese a los últimos resultados y el ruido externo, el Real Madrid, es decir, Florentino Pérez, no se plantea a día de hoy cambiar de entrenador. Según fuentes de su entorno, mantiene su confianza intacta en el proyecto. El presidente y el técnico hablaron en Atenas, antes del sufrido triunfo de los blancos ante el Olympiacos, y mantienen buena sintonía. Quizá asuma el alto dirigente que la confección de la plantilla, bastante desequilibrada, no es responsabilidad del preparador guipuzcoano. Tampoco que el Madrid acumule ahora cuatro desplazamientos ligueros consecutivos por el partido de la NFL en el Bernabéu.
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