El extremo que jugó en el Camp Nou quiere subir con la Segoviana

El balear agradeció la bienvenida. «Era el momento de dar un salto. En cuanto me llegó la oferta, vi que estaba ahí arriba, que pueden luchar por subir. Sin duda, me voy para allá con las maletas». El fichaje no fue efectivo en verano porque esperó hasta última hora que llegara un tren de Primera RFEF; finalmente no llegó y se quedó en Tercera con el Poblense, en su zona de confort, al lado de casa y en el club en el que despuntó.

La buena marcha de la Segoviana, que en verano venía de salvar por los pelos la categoría y ahora está en la zona alta, ha cambiado las cosas. «El hecho de estar quinto y que veas que el equipo puede subir, te llama más, la verdad. En su día no se dio porque yo quizás esperé más y al final el fútbol tiene estas cosas». Sin mirar más a largo plazo que los seis meses que tiene firmados, Plomer asegura que su principal objetivo es «ayudar al equipo a estar lo más arriba posible». El compañero con el que más tiempo ha compartido es David López, «un tío increíble». Las instrucciones de su entrenador, Ramsés Gil, son sencillas: que sea él mismo. «Que encare, que sea vertical, sin miedo». Debutará el domingo ante el Leganés B, el filial que le puso contra Messi.

Plomer, que estudia Marketing, cambia el gesto cuando escucha las palabras mágicas: Camp Nou. Jugó con el Leganés un partido de Copa; el resultado (5-0) fue lo de menos. «El día más feliz de mi vida. Jugar contra Messi, Griezmann, Busquets, Piqué… Es una experiencia inolvidable que me voy a llevar para el resto de mi vida. Se la voy a contar a mis nietos, a mi perro…» ¿Trabaja para volver a jugar allí? «Ojalá, ojalá Dios quiera».

Debutar en Primera División –lo hizo con el Granada ante la Real Sociedad– es otro sueño cumplido. «Lo es todo. Es verdad que luego ha habido momentos complicados, pero creo que lo más importante es levantarse, estar tranquilo y seguir el camino. Espero tener suerte en la Gimnástica y que salga un buen año». En esos momentos duros destaca tener que abandonar el filial del Granada rumbo a El Ejido. Habla de la presión, de luchar por no descender. Y transmite la sensación de alguien que ha vivido mucho pese a sus 24 años. «En estos dos o tres últimos años he madurado bastante. Como jugador y como persona».

El presidente de la Segoviana, Agustín Cuenca, recordó los contactos del pasado verano. «No tuvimos la suerte de contar con él desde principio de temporada, pero estará a las órdenes del entrenador para el próximo partido. Nuestra idea era incorporar un extremo más y con su fichaje se cierran las peticiones que el cuerpo técnico nos ha hecho». Es la única incorporación del mercado invernal, cerrado el martes, y su contrato vence a final de temporada. Y refuerza la ambición del club. «Esperamos seguir peleando por los puestos altos de la clasificación y trataremos de no bajar el nivel tan bueno que hemos dado en la primera vuelta».

Pese a que el resto de clubes del grupo se han movido en el mercado, Cuenca tenía claras las prioridades. «Sabíamos lo que teníamos y lo que nos podía faltar. Sabíamos que teníamos una plantilla muy polivalente, pero puede ser un pelín corta. Que no hayamos tenido bajas ha sido clave para mantener esa muy buena línea». Bajo esa filosofía se construyó el bloque: jugadores que ocupen varios descosidos. Plomer va en la misma línea, un jugador que se declara capacitado para cubrir cualquier vacante en la línea ofensiva, aunque se siente más cómodo en la banda izquierda. Se define como «fuertecillo» y rápido. «Con su llegada queremos tener más mordiente en ataque, más alternativas para sacar adelante esos partidos que se nos han atascado».

Así las cosas, la Segoviana acabará la temporada sin cubrir todas sus fichas. Cuenca alude a motivos deportivos y económicos. «Lo primero, Ramsés no quiere una plantilla larga; lo segundo, aunque la quisiera no se la podríamos dar». El técnico solo pidió un jugador, un enfoque que el presidente respalda. «Si seguimos en esta línea, sin lesiones, el hecho de que todos los jugadores sean partícipes es parte del secreto el buen rendimiento que están dando. Esta política es un acierto; tener más jugadores, como hacen otros equipos, podría ser contraproducente».