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No hay en el fútbol base de Valladolid nadie que durante su trayectoria haya conseguido hacer más méritos para ser reconocido con el Premio Domingo Caballero como los que acumula Demetrio Nieto. No hay nadie, con permiso y con perdón al resto de personas altruistas que en el fútbol suman, que haya dado lo que da él diariamente a 'su' Don Bosco sin esperar nada a cambio. Desde que una mal llamada esperanza poblaba el otro lado de la tapia, cuando comprendió que su barrio le necesitaba en pie, en guardia y luchando contra las drogas, su sangre se fue tiñendo de azul; no el de la aristocracia, sino un azul con valores humildes y sacrificados, y que son los únicos que hace que crezca el ego de una persona que, en realidad, no lo tiene. Si lo parece es porque es de verbo, como de trato, fácil. Lo que le sobra, en realidad –o no; porque eso nunca sobra– es corazón. Por eso este martes el CD Arces le distinguió con su premio a los héroes al deporte base de Valladolid.
–¿Qué significado tiene la palabra fútbol?
–Un juego que incluye amistad.
–Un recuerdo dentro del fútbol.
–Siendo niño jugaba en el Victoria León, que patrocinaba el Cervezas León. Me levantaba los viernes y los sábados a las cuatro de la mañana e iba en bici a Fuensaldaña a trabajar con mi padre, y luego el entrenador me preguntaba si estaba cansado. Si él supiera...
–Una anécdota que recuerde de sus inicios en el Don Bosco.
–Una vez mientras pintábamos las líneas del campo nos encontramos una bolsa con una sustancia blanca. Como temíamos que llevándola a la policía pensasen que era nuestra, lo que hicimos fue pintar con lo que contenía el punto de penalti. Fue el penalti más caro del mundo.
–Un momento que le marcase.
–Cuando comencé a trabajar con los infantiles del Don Bosco y entendí la realidad que había en el barrio me impactó tanto lo que sucedía al otro lado de la tapia que no dudé en que había que trabajar por los jóvenes y para conseguir lo mejor de ellos, para que no se pasasen al otro lado.
–Un lugar que sea sinónimo de fútbol.
–El Don Bosco como lugar, como un principio ideológico y también como una filosofía.
–Un referente.
–Fermín Alcalde, por eso hacemos el trofeo que lleva su nombre. Fue una persona que me instruyó en la forma de trabajar de los salesianos en pos del deporte y de una serie de valores que intentamos inculcar en el club.
–¿Cómo ve el fútbol de base en la actualidad?
–El fin de semana pasado lo dije en la entrega de trofeos del club de cada fin de temporada, a la que vinieron 800 personas: en el fútbol base hay una vergonzosa y dura realidad, que es la de los depredadores del fútbol. Los niños ya no valoran la amistad, los papás hacen que sus hijos dejen de disfrutar y de valorar el deporte como tal porque alguien les llama o ellos los ofrecen como mercancía.
–Dentro de diez años se imagina un deporte en el que...
–Estará roto por completo. Si el Real Valladolid hace realidad sus ideas de crecimiento a nivel de números, van a tener que compartir entre ellos y con los clubes que están generando tantos equipos y tanto crecimiento a costa de otros más humildes y sin las categorías y sin el nombre que a veces prometen en la captación que hacen. La labor que podemos hacer en estos clubes, en educación y en valores, no tiene nada que envidiar a otros en los que les además cobran más por jugar.
–¿Y qué papel cree que jugará en estos años?
–Yo ya tengo una edad. Me gustaría que alguien me sustituyera, pero no encuentro quién; somos un club de barrio modesto y sin pretensiones económicas y no es fácil que nadie se haga cargo, salvo la secretaria, que podría, pero bastante tiene con todo lo que tiene [dice en referencia a su hija Nuria, que forma parte del día a día de la entidad ayudando en todo lo que puede].
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