Hace apenas unos días presumía, y yo creo que resumía con razón, del inmenso corazón ciclista que Valladolid ha tenido siempre. Y para ratificarlo me ... iba hasta el año 1935 que era cuando la Vuelta Ciclista a España inició su ronda histórica y lo hizo saliendo de Madrid y acabando la primera etapa de su historia, en Valladolid. Pero, después de tantos años en los que la organización de la carrera obvió a nuestra ciudad (desde el 2012) me intrigaba saber si ese corazón ciclista se mantenía vivo o si, tratando de seguir a quienes viéndose limitados durante dos días a circular por sus calles, podría haber perdido su prestigio de carrera más que necesaria para una ronda a nuestro país.
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Pues no, no hubo tal limitación de público ayer porque, una vez más, la gente, nuestra gente, volvió a cubrir de humanidad todo el trazado deportivo de la contra el reloj que la Ronda Nacional, nuestra carrera, la Vuelta a España, siempre ha ofrecido a los gigantes de la ruta que los vallisoletanos hacíamos gigantes de nuestra afición, de nuestro amor al deporte de la bicicleta. Bastaba con asomarse a cualquiera de los puntos por donde discurrió la etapa contra el reloj podía comprobarse que la afición se agolpaba en las aceras a su paso con la inmensa fruición de degustar el buen ciclismo que nuestra carrera nacional arrastra consigo.
Yo reconozco que dejé de comentar el ciclismo y dejé de preocuparme por las nuevas generaciones que iban apareciendo por el resto de los países ciclistas y, por lo tanto, el tal Ganna no solo no me sonaba sino que estaba muy lejos de mi pensamiento. Pero, al mismo tiempo, supuse: «yo no sigo la evolución ciclista, pero si lo dice Mínguez, seguro que es muy bueno»... ¡Y tanto!... Javier, como siempre, acertó en su pronóstico, porque en la contra reloj de Valladolid, Ganna no solo ganó al campeón mundial Evenepo sino que además le sacó 16 segundos que, hoy por hoy, valen su peso en oro de cara a la clasificación general además de los 36 segundos que logró sobre Roglic. Demos tiempo al tiempo.
Pero, de momento, quien batió todos los récords de expectación, fue la ciudad de Valladolid que desde la salida del Poniente hasta la llegada en la Academia de Caballería generaron un mar de aficionados capaz de empujar a los corredores y de hacerlos sentir arropados con el mejor traje que podían vestir: el de la pasión por un deporte único que vivieron en la tarde de ayer todos quienes sentían hambre de su deporte que se les había negado desde el año 2012. Espero que el señor Guillén, ahora máximo responsable de la Vuelta, les quite algunas ediciones al público catalán para traspasarselas a la ciudad de Valladolid que montó todo un espectáculo visual de aficionados regando con su emoción el esfuerzo de los ciclistas.
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Y no me extraña lo más mínimo que los aciertos de Mínguez se vayan a cumplir porque creo firmemente que la Vuelta, después de Valladolid, será una Vuelta muy distinta de lo que fue la Vuelta antes de la contra-reloj de ayer.
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