El Recoletas sucumbe a la lógica
Los de Pisonero plantaron cara y compitieron ante un rival de otra galaxia
Si uno está enfermo, lo lógico es que vaya al médico: si llueve y hace frío, lo lógico es que se abrigue y coja un ... paraguas. Es lo lógico. Y si un equipo de balonmano, en este caso el Atlético Recoletas. se enfrenta no solo a un rival superior, como el Barcelona, que parece que está en otra Liga, lo lógico y normal es que pierda. Puede haber un resquicio a la sorpresa, pero para eso se tendrían que dar muchas circunstancias. Y no fue ese el caso. Y tampoco estaba el conjunto de Pisonero, con tanta lesión, como para pensar en metas altas, aunque la ilusión mueva montañas. Ya se sabe que jugar frente al Barcelona tiene estas cosas, encajar goles, ver cómo una y otra y otra vez golpea a su rival, pero tampoco tiene que cundir el desánimo.
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Recoletas Atlético Valladolid
Yeray Lamariano, Borja Méndez (4), Álvaro Martínez (7), Pedro A. Martínez Ayres (1), Rosell (3), D'Antino (5), Miguel Camino (3), (siete inicial). También jugaron Dimitrioski (1), Nico García, Pablo Herrero (2) y Gonzalo Díez (2).
28
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42
Barcelona
Nielsen, Carisbogard (5), Hampus Wanne (6), Blaz Janc (6), Makuc (3), Richardson (5) y Luis Frade (3) (siete inicial), También jugaron Gonzalo Pérez de Vargas (1), N'Guessan, Reguart (2), Parera (3), Pablo Urdangarín (2) y Langaro (4)
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Parciales cada cinco minutos 1-4, 2-8, 5-12, 8-15, 9-18, 12-23 (descanso); 16-26, 18-27, 20-30, 23-33, 26-34 y 28-42
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Árbitros: Colmenero Guillén y Rollán Martín.
No hubo milagro, pero al menos el público disfrutó con goles (70 en el partido), algunos de bella factura, paradas de mérito de los guardametas... y el choque sirvió para que Pisonero probara esas cuestiones técnicas que harán falta en otras jornadas.
Que el FC Barcelona está a otro nivel es algo que no pilla de sorpresa a nadie. Casi se da por hecho hasta cuando se sabe el calendario. Tampoco a los aficionados vallsioetanos que acudieron al pabellón Huerta del Rey, aunque tampoco viene mal ver en acción a uno de los mejores equipos no solo de la Asobal, también de Europa, incluso del mundo, plagado de jugadores internacionales. Y el Recoletas, de producto nacional y de la cantera. Con tanta ausencia no solo era cuestión de tumbar al gigante con una honda, sino con una piedrecita.
Y el conjunto que entrena Antonio Carlos Orega lo demostró desde el primer momento, con Hampus Wanne primero y Blaz Janc machacando la portería de un Yeray Lamariano que, con todo, realizó paradas de mucho mérito. Poco a poco fue aumengtando las diferencias aunque eso era lo de menos. Cualquier acción de los vallisoletanos ya tenía mérito.
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En los primeros diez minutos apenas el Barcelona dejó muchas opciones. Dos goles para los de Pisonero, pasando de un 1-4 al 2-8. Calcado. Consciente de su superioridad,los azulgrana plantean el partido para jugar, para correr, para defender y para ganar, imndependientemente de que el rival sea el Atlético Recoletas o cualquier otro. Eso da igual. Movía el balón con rapidez, con mucha fluidez y a los de Pisonero no les interesaba un ritmo tan alto.
El conjunto catalán alcanzó su máxima diferencia en el minuto 23. Diez goles arriba (8-18) y 10-20 poco después, para cerrar esa primera parte 12-23.
La segunda fue un intercambio de golpes. Si había que caer, al menos que fuese con orgullo. Bien porque el conjunto de Pisonero apeló a esa cuestión, o que el Barcelona aflojó un poco su marcha, el Recoletas trató de no dejarse ir del partido y al menos fue capaz de que la afición disfrutará con cada gol que anotaba ante Gonzalo Pérez de Vargas, que salió en esta segunda parte en el conjunto catalán.
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Tuvieron mucho trabajo. Hasta el anotador. Porque apenas había respiro. Cada gol que marcaba el Recoletas era contrarrestado por el conjunto catalán, muy rápido en sus acciones. De ahí que las distancias se mantuvieran y el choque navegara en esos diez, once goles de diferencia.
Jugando de siete, apenas le daba tiempo al Atlético Recoletas a recomponerse. Nada más sacar de centro ya conseguía anotar el barcelona y apenas le daba tiempo al portero local Nico García a salir a la cancha. En ese ida y vuelta, el más beneficado es el que va ganando, en este caso el Barcelona.
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El esfuerzo realizado no debe caer en el olvido. Y el que no lo olvidará tan fácil seguramente sea el joven Gonzalo Díez, que le marcó dos goles (uno de los siete metros) a todo un portero de la talla de Pérez de Vargas.
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