El Recoletas cumple ante un Barça que entona el alirón
Ejercicio de dignidad y competitividad del Atlético Valladolid en el Palau Blaugrana
Marc Palau (ADG)
Barcelona
Martes, 4 de abril 2023, 23:01
Pocos equipos pueden presumir de haber salido de su visita al Palau con la cabeza tan alta como el Recoletas Atlético Valladolid, que, lejos de ser doblado en el marcador por el intratable campeón de la Asobal, se mantuvo a flote e incluso a una distancia de goles más que razonable pese a la diferencia de potencial. Se quebró la racha de buenos resultados, como era de esperar, pero no el notable nivel de un equipo que por momentos miró a los ojos a un gigante.
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FC Barcelona
Pérez de Vargas, Aleix Gómez, Mem (7, 2p), Cindric (1), Carlsbogard, Barrufet (2) y Fàbregas (7) -siete inicial-; Valera, N'Guessan (4), Aleix Gómez (3), Petrus, Soler, Parera (1), Richardson (5, 2p), Urdangarín y Frade (2).
32
-
24
Recoletas
Lamariano, Miguel Camino, Oriol Blanco (1), Ayres, De Toledo (2), Álvaro Martínez (8) y Dimitrievski (2) -siete inicial-; Borja Méndez (2), Bolea (1, 1p), Dimitrioski, Rosell (1), Petter (1), Herrero (6) y Falcucci.
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Marcador cada cinco minutos 3-3, 7-3, 8-5, 12-5, 13-7, 16-11 (descanso), 21-14, 24-17, 25-19, 26-20, 28-20 y 32-24.
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Árbitros García Serradilla y Marín Lorente (Comité catalán). Excluyeron dos minutos a los locales Soler y Richardson, así como a los visitantes Ayres (2), Álvaro Martínez, Rosell y Miguel Camino
Si lo de rendir visita al Barça es lo más parecido a ir al dentista, lo cierto es que el equipo entrenado por David Pisonero consiguió anestesiar el dolor más que la media de visitantes en el feudo culé. Hasta se permitió momentos de superioridad parcial que, más que para el partido en sí, deben suponer todo un subidón de confianza para un equipo que fuera del paréntesis contra el líder vive un momento dulce.
El conjunto azulgrana, que tuvo que esperar a la derrota del Granollers poco después para entonar el alirón y festejar su decimotercera liga seguida, apostó de inicio por una rotación más amplia de la habitual, con lo que suele ser la segunda línea en clave protagonista esta vez. Sin embargo, de la elaboración del equipo pucelano salieron unos cinco minutos iniciales casi perfectos, a la altura de todo un gallito europeo. De la conexión entre Álvaro Martínez y Dimitrievski se generaron tres tantos en el mismo número de ataques, que llevaron a una ventaja efímera (2-3, min. 3), que obligó al Barça a ponerse el mono de trabajo y vestirse del equipo que no recuerda lo que es perder.
Minimizó el vendaval Lamariano con tres paradas sublimes, una de ellas a Barrufet rozando lo imposible, pero cuando la escuadra blaugrana corre no hay ningún conjunto Asobal capaz de encontrar refugio ante el chaparrón. Fàbregas devolvió las cosas a lo esperado con dos tantos nacidos de jugadas a dos y tres pases que superaron la capacidad de repliegue del Recoletas. Barrufet estableció una máxima renta para entonces que, sin embargo, no fue el inicio de algo doloroso (7-3, min. 10).
Ni siquiera una sequía anotadora de diez minutos sacó de quicio al equipo de Pisonero, que más que por falta de ideas se quedó estancado en los tres goles por culpa del momento estelar de Pérez de Vargas. Cinco paradas seguidas del meta toledano y tres balones a los postes frente a un rival de tamaño talento hubiesen sido decisivos para encaminar el duelo hacia un marcador sonrojante. Pero ni mucho menos se dio ese escenario.
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Un destacado Pablo Herrero
Petter reencontró al equipo con el gol y, a pesar de Pérez de Vargas, la diferencia jamás se movió más allá de los siete tantos. Otra gran noticia fue la respuesta y la carta de presentación que dejó el internacional juvenil Herrero. Valiente y descarado, fue clave para que la diferencia al descanso se moviese en márgenes muy meritorios (16-11).
Mantuvo el equipo vallisoletano esa dignidad competitiva tras el intermedio y Álvaro Martínez fue el autor del primer tanto de la segunda mitad. No permitió el Barça que el duelo bajase jamás de la línea de seguridad de los cinco tantos y dio la sensación de demarrar cuando quiso. Aleix Gómez, que había aparecido de cara a la portería de Lamariano antes del descanso, brilló también en el segundo acto.
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El brasileño De Toledo llevó el partido al 24-18 a falta de veinte minutos, en una sucesión de aciertos ofensivos que jugó a favor del espectáculo. Las rotaciones, la falta de una opción real de que el, a la postre, campeón viese peligrar el duelo, así como la prudencia y el buen tono de los hombres de David Pisonero convirtieron esos veinte minutos finales en un atractivo intercambio de golpes hasta el final (32-24).
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