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Visita de la Legión 501 Spanish Garrison, de Star Wars, dentro del evento Youth Wine Experience organizado por la Diputación. Agapito Ojosnegros Lázaro

Conectarse con la vida interior al hilo del vino

Las ocho rutas enoturísticas de la región son un exponente de la oferta del turismo interior

Sábado, 6 de julio 2019, 08:49

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El turismo en torno al vino fluye por Castilla y León encauzado, principalmente, por ocho arterias formadas por las ocho rutas del vino que hasta hoy se han puesto en marcha en zonas vitivinícolas amparadas por denominaciones de origen. Evidentemente existe oferta enoturística en los márgenes de estas rutas, pero la estructura de estas, la organización, su potencial y su poder de cohesión de empresas y sectores imbricados en el turismo –y mundo del vino– para ofrecer un producto turístico de amplio espectro, las convierte en referentes de consulta por ser un incuestionable termómetro de cómo está y evoluciona el enoturismo, con datos en la mano.

Estos desvelan que durante el año 2018 fueron 497.503 los viajeros que eligieron una de las rutas certificadas en la región –de dos todavía no hay datos por su reciente creación, lo que equivale a casi un 6% de crecimiento respecto a 2017. Estas cifras las avala el estudio realizado por Rutas del Vino de España en el que se radiografía a un total de 26 rutas del país. De nuestra región –la que cuenta con mayor número de itinerarios certificados–, presentan números las rutas de Ribera del Duero, Rueda, El Bierzo, Arlanza, Cigales y Sierra de Francia. Las otras dos certificadas, Arribes y Toro, apenas llevan unos meses sobre el tablero. En definitiva, prácticamente el 17% de los casi tres millones de turistas del vino de las rutas de España eligieron una de las de Castilla y León el pasado año.

La más veterana es la Ruta del Vino de la Ribera del Duero, que va por la década, mientras que la más joven es la de Toro, que arrancó en febrero, y la de Arribes, que hizo lo propio en septiembre pasado.

El enoturismo ha conseguido algo que parecía difícil, cuando no imposible, como es poner a disposición del viajero la más amplia oferta de propuestas imaginables y por imaginar, pues estas rutas son organismos vivos que no paran de crecer en socios y en oferta turística. Otro de los aspectos a destacar de este tipo de turismo es que es más rentable que el de mar y playa, con un mayor gasto por viajero, y que, además, se está desestacionalizando. Es decir, que cualquier época del año se antoja buena para practicarlo. Aunque, todavía, la primavera y el otoño –especialmente en vendimias– son los momentos de mayor afluencia. Destacar también el esfuerzo que están realizando por ofrecer turismo adaptado.

La de Ribera del Duero, con 10 años de bagaje y 1,2 millones de visitantes (383.150 en 2018), y un impacto económico que rondan los 15 millones de euros, es el tercer destino elegido en España, después de la Ruta del Vino y el Brandy Marco de Jerez y de Enoturisme Penedés, siendo segunda en cuanto a servicios turísticos y número de asociados. Y como referente enoturístico regional, entre sus asociados está el Museo Provincial del Vino, ubicado en el castillo de Peñafiel (Valladolid), el cual cumple en diciembre 20 años con una media de visitantes anuales que se mueve entre las 80.000 y las 100.000 personas.

Y si hay que hablar de una bodega que se lleva la palma en la materia, sin abandonar la localidad vallisoletana, Protos ha recibido en 2018 nada menos que a 38.400 enoturistas. En esta materia Peñafiel es un pueblo privilegiado, pues tanto en él como en su comarca han abierto sus puertas hoteles de muy altas prestaciones, para un perfil de usuario de un poder adquisitivo medio-alto. Aunque también la zona completa la oferta de alojamientos con un elevado número de casas y establecimientos rurales, así como campings.

Árboles singulares

El itinerario ribereño, el del más peso en la actualidad en la región, se extiende por Burgos, Valladolid, Soria y Segovia. El número de servicios adheridos a la Ruta del Vino Ribera del Duero ha crecido el 67,7% en los últimos cuatro años, hasta superar los 200 los adscritos a este club de producto. Desde la ruta ribereña trabajan en el desarrollo de nuevos proyectos, como el de poner en valor árboles singulares a través de un catálogo. El objetivo es dar a conocer y sensibilizar sobre el valor del patrimonio natural, sobre el que cada vez se tiene mayor interés pero poco conocimiento de cómo interactuar con él. El inventario irá acompañado de un listado de buenas prácticas sobre el ecoturismo. Este es solo el hilo del que ir hilvanando un trabajo más amplio que incluirá aves, plantas... Otra iniciativa en ciernes es una Ruta Smart. Se trata de un sistema de información inteligente para los turistas en los establecimientos adheridos.

Asimismo continúan con una nueva fase de señalización de la ruta, a la vez que realizan trabajos de mantenimiento de las señales ya instaladas, y aplicarán un plan de promoción de la marca Ruta del Vino de la Ribera del Duero en el ámbito local, con una importante inversión en comunicación y publicidad dentro de su radio de acción para acercarse más a la población local y sensibilizarla sobre la importancia del enoturismo para su economía.

Potenciar el turismo de eventos y explotar más intensamente un nicho como es el turismo familiar, son otros de los planteamientos en los que trabajan desde la ruta ribereña en estos momentos.

La Ruta del Vino de Rueda crece de forma muy importante en 2018 (17,4%) hasta alcanzar los 38.009 visitantes. De esta forma se convierte en la segunda ruta de Castilla y León más visitada y la décimo quinta en España.

Del mismo modo empeñan sus esfuerzos en ampliar la difusión de sus muchos atractivos. En 2019 han lanzado un Plan Estratégico de Comercialización para impulsar la actividad económica y enoturística. El objetivo es favorecer la comercialización de productos y servicios y estimular la mutua cooperación entre empresarios y entidades turísticas del territorio.

'Sin enchufes'

En breve lanzarán una línea estratégica enfocada al enoturismo en familia, además de una guía de viaje donde se recogen alojamientos, bodegas, restaurantes y actividades, especialmente adaptadas a niños. Para agosto programan una segunda fase con un ciclo de acciones que intenta promover el enoturismo entre la población que llega a los pueblos procedentes de las ciudades. Se trata de unas jornadas 'Sin Enchufes' que ayuden a desconectar de la vida digital y permitan conectar con la vida rural, sana y natural. Otra línea de trabajo es su apuesta por la recuperación del patrimonio vinícola subterráneo.

En colaboración con el resto de rutas y la Junta de Castilla y León participan de un programa denominado Monasterios y Vino con motivo de la celebración de las Edades del Hombre en Lerma, donde cuentan con un espacio promocional. Con los mismos compañeros de viaje participan de una marca conjunta –Rutas del Vino de Castilla y León– con la que acude a numerosos eventos y trabajan en campañas de promoción. Sólo hay un caso más en España en el que se haya creado una marca territorial.

Entre las cifras del último estudio de Rutas del Vino de España, destaca el crecimiento de la Ruta del Vino Arlanza con un incremento del 58% y un total de 37.725 turistas. Cigales también sube el 3,2%, y cerró el 2018 con 14.431 visitas, mientras que la Ruta del Vino Bierzo experimentó un descenso del 16% con 22.712 personas. Sierra de Francia, que aparece por segunda ocasión en este estudio, suma 1.479 visitas, el 6,2% más que el año anterior.

Las rutas del vino de Castilla y León promueven y organizan visitas a bodegas y viñedos, catas, actividades de senderismo a pie o en bicicleta, paseos a caballo, vuelos en globo, navegación fluvial, festivales de música, alojamientos con encanto, restaurantes, tiendas especializadas, jornadas gastronómicas, museos, yacimientos arqueológicos, y, también, un amplísimo muestrario de la historia del arte de la arquitectura civil, militar y religiosa. Iglesias, palacios, castillos, casas señoriales y otros edificios singulares erigen su fábrica en las distintas rutas, en las que el paisaje asciende desde el valle hasta la alta montaña, tras pasar por páramos y monte bajo.

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