Pacho Flores y sus siete trompetas, con la OSCyL
El venezolano hará doblete como solista con el concierto de Paquito D'Rivera y el suyo propio, en cuatro conciertos con la Sinfónica regional en Segovia, Valladolid y Cuenca
Solo la unión de compositor, fabricante e intérprete permite la evolución de un instrumento. El primero propone sonidos nuevos, el segundo asume el reto de hacerlos realidad y pide al tercero la adecuación necesaria de su herramienta. En el caso de Pacho Flores, coinciden las facetas de trompetista y compositor que unidas a un suegro como Vicente Honorato Ibáñez, al frente de la fábrica Stomvi, cierran el trío perfecto. Flores debuta como solista con la Orquesta Sinfónica de Castilla y León hoy en Segovia, mañana y pasado en Valladolid y el lunes en Cuenca. Yse ha traído siete de sus trompetas, fabricadas a su gusto y medida para lograr colores y tonalidades distintas.
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«Salí a tocar cuando vino Paquito D'Rivera como una sorpresa, pero esta vez me estreno oficialmente como solista con la OSCyL», dice este artista de Deutsche Grammophon recordando un concierto de enero de 2020, que también dirigió el mexicano Carlos Miguel Prieto. Esta semana el músico venezolano, acompañado de Leo Rondón al cuatro, también proponen un programa muy latino, con permiso de Béla Bartók y su 'Música para cuerdas, percusión y celesta'. El resto de partituras tienen marcas en español. El 'Concierto venezolano', del cubano D'Rivera, las 'Alcancías', del mexicano Silvestre Revueltas y la 'fantasía' del propio Flores.
El solista despliega sus instrumentos –cornetas, trompetas y fliscornos–, con cuatro pistones en vez de los tradicionales tres, «me permite más posibilidades». Son el fruto de la observación y la experimentación con el constructor. «Luego cuando se materializan, los incluye en el catálogo a disposición de los jóvenes intérpretes», explica Flores.
Hijo de trompetista, no dudó en la elección. Formado en el Sistema de Orquestas Infantiles y Juveniles de su país, pronto pasó a la Simón Bolívar y llegó a la composición desde la silla sinfónica. «Tocando cada semana en una orquesta es como conoces el resto de los instrumentos, su sonido y posibilidades. Así aprendí yo a componer. Desde pequeño me gustó hacer arreglos y transcripciones para trompeta», recuerda.
Así como el repertorio clásico de violín padece superávit, «el de la trompeta se reduce a Haydn y J. B. G. Neruda». Entonces componer y encargar obras es parte de la evolución como músico «porque necesitas explorar. En los últimos diez años –desde que se ha centrado en su faceta de solista– he escrito seis obras y he encargado 24. Así crece el repertorio. Creo que el siglo XXI es el del metal, apenas hay estrenos de violín pero sí muchos de viento-metal».
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Merengue venezolano
El escenario ya anuncia un programa diferente, con la percusión triplicada, con piano y celesta. «Si algo caracteriza la música latina es el ritmo, hay elementos melódicos, armónicos pero sin el embrión rítmico no es ella. Digamos que tocas un 'medelssohn' o un 'brahms' y es música flexible en el tiempo, la latina no. Yen cuanto a lo específico de Venezuela viene del hecho de estar en medio del Caribe y de América del Sur. Tenemos por un lado la gran riqueza europea, que pasa por valses y jotas, por el viaje de ida y vuelta con España más la percusión africana. Y por otro, las danzas que hemos desarrollado como el merengue venezolano, con n 5/8 que solo existe ahí, o el joropo».
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