Delibes se lía un pitillo de picadura. El Norte

El primero y el último

Miguel Delibes dedica uno de los diez relatos de 'La partida' al «primer pitillo»

Domingo, 16 de agosto 2020, 13:34

Sí que vi liar a Delibes algún que otro cigarrillo de picadura. La ceremonia constituía un pequeño espectáculo, sobre todo para los no fumadores, ... como era y es mi caso. Todos y cada uno de los pasos tenía su ritual y su cadencia. Y además siempre seguían escrupulosamente el mismo orden.

Publicidad

El novelista desperdigó referencias al hábito de fumar en diferentes textos, e incluso lo convirtió en protagonista de alguna narración. Por ejemplo, 'La hoja roja', título que hace referencia al librillo de papel de fumar y a la hoja roja –las demás son blancas– que anuncia que se están acabando las existencias.

Pero escribió Delibes un cuento que tiene por entero como argumento el tabaco, los cigarrillos, para ser exactos. Se titula 'El primer pitillo', y es el relato séptimo de los diez que componen el libro 'La partida', de 1954.

Se trata de una pequeña gran obra maestra. El protagonista se llama Gerardo, que se ha propuesto no fumar durante quince días, y el relato comienza precisamente el día que termina su voluntaria abstinencia.

Publicidad

Comenté yo con Miguel alguna que otra vez este cuento, su singularidad, y él mismo admitía que se inspiró en experiencias personales. «Yo me imponía de cuando en cuando breves periodos de privación del tabaco, y la vuelta al pitillo era como volver a resucitar».

Y tanto: el primer pitillo, la elaboración del primer pitillo tras esa privación no puede ser narrada con mayor meticulosidad y regodeo: «Gerardo sostenía entre las yemas de sus dedos índice y pulgar la hojita blanca, sutil e ingrávida como una pluma de pechuga de ave. La volvió hacia la luz para comprobar la situación del filete engomado, y tomó con la otra mano el extremo opuesto y, oprimiendo levemente con los pulgares en ambas esquinas y cerrando, casi simultáneamente, la pinza que formaban índice y pulgar de cada mano, obtuvo el pliegue de seguridad que apetecía».

Publicidad

El último

'El primer pitillo' se titula este magistral relato. Pero ahora voy yo a hablar del último. Del último pitillo, de cuando Miguel Delibes dejó de fumar, en junio de 1988. Con 67 años de edad. Me lo contó en una de nuestras rondas urbanas, el 28 de junio de ese año.

–Hace dos semanas que he dejado de fumar, amigo Ramón. Se acabó. Ni picadura –con eso acabé hace ya mucho tiempo– ni cigarrillos comerciales. Y no es por el fantasma del cáncer y esas cosas, sino porque cada vez me fatigo más. Jadeo cuando monto en bicicleta, de veinte pelotas de tenis agarro dos, si las agarro, y no te digo nada a la hora de cazar. Pero lo peor es que, como buen neurótico, he caído en una notable postración, en una especie de melancolía paralizadora.

Publicidad

–¿Y no será precisamente consecuencia de haber dejado el tabaco así de golpe y porrazo? –le argumento.

–No sé si fue antes el huevo o la gallina, pero algo parecido me dijo el médico, que a quién se le ocurre quitarse del placer de fumar en un trance así. Pero mira, ya no vuelvo. Me costó un poco los primeros días, pero veo que la abstinencia me sienta bien, el tabaco es un mal aliado.

No se lo quise recordar entonces a Miguel, pero él mismo había escrito, quince años antes, en su libro 'Un año de mi vida': «Hoy fumaré cuatro pitillos. Desde hace más de ocho años vengo fumando a razón de seis diarios. Abandonar el tabaco del todo nunca me lo he planteado, porque siempre me ha parecido más fácil decir no fumaré hasta después de comer que no fumaré hasta el Valle de Josafat».

Publicidad

Pues en ese mes de junio de 1988, Miguel Delibes dejó de fumar a rajatabla y hasta... el día del Juicio Final.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

3€ primer mes

Publicidad