Las portadas de los tres libros recomendados. El Norte

Los libros de la semana

Seis astronautas en órbita, un hotel de sospechosos nazis y la fotógrafa francesa asesinada en su casa

Las propuestas literarias de esta semana incluyen tres títulos que apuestan por la novela histórica, coquetean con la ciencia ficción y recuperan la figura de Hélène Roger-Viollet

Víctor Vela

Valladolid

Sábado, 19 de julio 2025, 08:40

La estantería literaria de esta semana incluye tres títulos que cuentan la historia de una fotógrafa pionera que fue asesinada por su pareja, un hotel ... balneario reconvertido en prisión para sospechosos de colaboraro con los nazis y una nave habitada por seis astronautas que observa el planeta desde el espacio exterior.

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'Orbital', Samantha Harvey

«Cualquier ser vivo reside en una máquina de soporte vital llamada cuerpo y esa máquina terminará fallando tarde o temprano» (35)

  • 'Orbital' Samantha Harvey

  • Anagrama 200 páginas. 18,90 euros.

¿Qué pasa realmente en 'Orbital'? En realidad, no pasa nada. Ahí podría estar su gran virtud. La historia de seis astronautas, de diferentes países, que conviven en una misión espacial mientras, ahí abajo, el mundo se ve tan perfecto que parece imposible. Sin fronteras, sin conflictos. Hasta los tifones más devastadores parecen unas motitas de algodón. «No veréis muros, ni barreras, no veréis tribus, ni guerras ni corrupción ni ningún motivo para el miedo» (105). Simplemente, veréis el mundo pasar. A toda velocidad desde un satélite espacial. Los mares que abrazan continentes, las selvas que son como escupitajos verdes, las ciudades por la noche como hogueras de electricidad. Sin embargo, bien sabemos lo que el ser humano es capaz de hacer. 'Orbital' (novela ganadora del premio Booker) cuenta eso. Cómo un mundo que parece tranquilo cuando se ve desde ahí arriba, en realidad, está lleno de odios y envidias, pero también de amores, afanes, sueños y deseos cumplidos. Y cómo los seres humanos que tan importantes nos sentimos, somos en realidad insignificantes a poco que nos observemos con un poco de distancia. Vale. De esto va 'Orbital', de esa sensación de que el ser humano puede serlo todo y nada, de que la vida puede ser eterna y un suspiro, de que el mundo puede irse al garete con solo pestañear. «Nuestras vidas son aquí indeciblemente insignificantes y trascendentes. A un tiempo repetitivas e insólitas. Tenemos peso y no lo tenemos en absoluto. Alcanzar una cima del progreso humano para descubrir después que nuestros logros no tienen la menor importancia» (169).

Gran parte de las páginas de 'Orbital' se dedican a eso, a describir el mundo desde kilómetros de distancia. ¿Qué pasa realmente en 'Orbital'? En realidad no pasa nada. Y eso, que podría ser una virtud, se convierte en grave flaqueza a poco que te pares un poco a pensar. ¿Qué pintan los seis astronautas? ¿Qué papel tienen en la novela? ¿Qué conflictos viven en su interior, tienen entre ellos, más allá de un luto inesperado, del recuerdo de la familia tan lejana, de las aspiraciones cumplidas por ser astronautas? No pasa nada entre ellos y tampoco a través de ellos. Y ese es el gran lastre de 'Orbital': intentar contar la historia del ser humano sin atreverse a contar ni una sola historia de un ser humano.

'La voz del agua', Maggie Stiefvater

«La buena educación consiste en hacer del mundo un lugar más hermoso» (167)

  • 'La voz del agua'. Maggie Stiefvater

  • Plaza & Janés. 432 páginas. 21,90 euros.

«¿Qué es el lujo?», se pregunta la narradora de esta historia en las primeras páginas. Y la respuesta llega en la 23. «La riqueza es solo seguridad. El lujo es vivir despreocupado». Y, por desgracia, el lujo a veces desaparece de nuestras vidas. O toma aspectos inesperados. Porque el lujo es «una criatura esquiva. Durante una seguía era un vaso de agua, durante una inundación, un lugar seco en el que estar» (23). El hotel Avallon, una suerte de balneario suntuoso en Virginia Occidental, era hasta principios de la década de 1940 un establecimiento donde se reunía lo más selecto de la sociedad estadounidense. El mayor exponente del lujo. En sus aguas termales se cerraban negocios millonarios, en sus grandes salones se bailaba despreocupado hasta el amanecer, en sus saunas se mantenían las más superficiales conversaciones sobre belleza, amoríos, salud. Pero todo cambió después del bombardeo de Pearl Harbour en 1942. Estados Unidos entraba de lleno en la IIGM y eso lo trastocó todo. El Gobierno se incautó del Avallon y lo convirtió en un centro de internamiento para todos aquellos que se consideraba enemigos del país. Agentes del FBI internaron allí a diplomáticos alemanes y japoneses. También a sus familias (incluida una niña con una portentosa memoria para recordar códigos y mensajes cifrados). Eran todas ellas personas que en un determinado momento podían conspirar y actuar contra los intereses del país. Así que, ahí encerrados, estarían mejor controlados.

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Todo esa operación, con decenas de personas atrapadas contra su voluntad, trastocó la filosofía con la que hasta ese momento había manejado el negocio June Hudson, la directora del hotel, quien a partir de ese momento tendrá que lidiar con la plantilla del establecimiento para hacer como si todo fuera normal, como si la vida siguiera su curso, como si quienes allí estaban ahora encerrados fueran huéspedes normales. Pero nada es igual cuando el mundo está en guerra y lo que, en apariencia es normalidad, se puede convertir en un velo para tapar el horror.

Este es el meollo de 'La voz del agua', una novela que, sin embargo, coquetea con lo fantástico al introducir en el hotel un torrente de agua que le otorga su carácter de balneario y que en el libro funciona como símbolo de algo indeterminado. «El agua no era una sola cosa: podía ser lluvia, nieve, hielo, ríos» (128). Así que en la novela puede ser trasunto de la memoria, los remordimientos, mil cosas más. Cuando el libro se desliza por esta suerte de «realismo mágico» (da reparo utilizar este término), la lectura pierde muchos enteros. El punto de partida era lo suficientemente potente por sí solo como para no tener que recurrir a estos recursos que no hacen otra cosa que quitarle verosimilitud. Pero esa veta menos realista que se convierte en lastre para algunos lectores, tal vez sea lo que para otros conviertan este libro en algo especialmente emotivo.

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'Estás en mis ojos', Angélica Morales

«Disfruta la calma. Nunca se sabe cuándo van a cambiar las cosas» (225)

  • 'Estás en mis ojos'. Angélica Morales.

  • Destino. 416 páginas. 21,90 euros.

Hélène Roger-Viollet «había sido muchas cosas antes de que la mataran» (140). Sin embargo, su nombre en muchos sectores está directamente asociado con el 27 de enero de 1985. Ese día, su cuerpo fue hallado sin vida, a los 83 años, en su apartamento, asesinada por la que había sido su pareja y socio Jean Fisher. Así comienza 'Estás en mis ojos', novela en la que Angélica Morales reivindica no solo la figura de esta fotógrafa (pionera en el testimonio gráfico de la Guerra Civil española), sino también el recuerdo de esas historias que quedan opacadas por un trágico final. Porque quienes somos no queda determinado por lo que nos ocurre en los últimos segundos de vida. «No la condene usted también a ser solo una anciana asesinada a manos de su esposo» (117).

Isabel Santolaria es una de las policías que en 1985 investiga el asesinato de Hèléne. Está especialmente interesada en el caso porque descubre hilos que conectan su historia con la de la fotógrafa. Sobre todo, una relación sentimental basada en la desigualdad y la violencia. Pero Isabel, cansada, decide abandonar el cuerpo, dedicarse a la escritura y, muchos años después, recibe un encargo: escribir una biografía de Hèléne. Investigar no tanto su muerte (como habría hecho como policía), sino la que había sido su vida. «Sin conocer lo que hemos sido difícilmente podremos llegar a ser lo que ahora somos» (165). A partir de aquí, reconstruye una historia de talento y creatividad que llevó a la fotógrafa a grandes escenarios, como Argelia o Cuba, como el final de la II Guerra Mundial. Y al mismo tiempo que Isabel descubre el pasado de Hèléne, comenzará también a desvelar secretos de su propio pasado. El personaje protagonista, Rober-Viollet, es sin duda fascinante, pero la novela no parece aprovecharlo, falta pulso en la trama, que parece una sucesión constante de escenas.

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