Valladolid desvela la conexión entre Caperucita Roja y Marie Curie

Pero, también, convertida en un personaje más de esta historia, a Hipatia de Alejandría, la filósofa y matemática que, a caballo entre los siglos IV y V, «se abrió camino en la ciencia en un tiempo en el que las mujeres no tenían acceso al saber». La pasión matemática de Lewis Carroll y su interés común por Euclides son algunas de las líneas que conectan al autor de 'Alicia' con Hipatia.

Y esta es tan solo una de las gozosas conexiones que pueden verse en 'Científicas olvidadas jamás contadas', una exposición que establece relaciones entre las grandes historias de la literatura infantil con las principales inventoras e intelectuales, con el objetivo de divulgar el legado de trece mujeres que contribuyeron con su saber al desarrollo de la humanidad.

«Esta es una exposición necesaria porque muchas de estas científicas fueron silenciadas o quedaron oscurecidas por la sociedad de su época y el peso del tiempo», asegura Inés Rodríguez, directora del Museo de la Ciencia. La astrofísica Swan Leavitt, la genetista Ruth Sager, la bióloga molecular María Blasco.

«Es importante reivindicar estos nombres porque son referentes para las niñas y los niños que quieran ser científicos o inventores. Cualquier de ellos, incluso sin saber de fútbol, te dirá varios nombre del tirón: Messi, Neymar, Morata, Unai Simón. ¿Pero cuántos serían capaces de decir el nombre de alguna científica?Marie Curie, solo y con un poco de suerte», dice Rodríguez.

Marie Curie dialoga en la muestra con 'Caperucita roja', con esa revolucionaria unidad móvil de rayos X que puede servirle a la curiosa niña para observar mejor a esa extraña abuelita de ojos grandes y boca enorme. Sarah Mather, inventora del telescopio submarino, se cuela en 'La sirenita' y el cuento de 'La lechera' sirve para explicar el funcionamiento de la máquina transportadora de leche de Fermina Orduña.

La artista vallisoletana Rosana Largo Rodríguez ha trabajado durante cuatro meses en las maquetas y estructuras que conforman la exposición.Juntas conforman un onírico paraíso de detalles en el que cobran vida cuentos como 'Pulgarcita' (que sirve para ensalzar la labor de la entomóloga María Sibylla Merian) o 'La princesa y el guisante', donde se subraya el papel de la genetista Ruth Sager. La protagonista de este cuento, además, no es la princesa habitual de las historias que siempre nos contaron.«Ni está dormida ni espera que ningún príncipe la rescate. Es una mujer curiosa, que lee en su cama y se preocupa por el saber, como todas estas mujeres científicas», explica Rosana Largo.

Otro de los libros gigantes está dedicado a 'El mago de Oz'. El volumen ha aplastado a la bruja del oeste (con sus zapatos rojos) y sirve para recordar a Hedy Lamarr, una actriz que inventó el sistema que propició el GPS. Josephine Cochrane ideó el lavavajillas (que sirve para ayudar a 'Cenicienta') y Ruth Wakefield, que inventó las galletitas coockies, tiene un papel destacado en 'La casita de chocolate', reproducida con mil dulces detalles. La etóloga Jane Goodal se relaciona con 'El libro de la selva' y además se recuerda a Ángela Ruiz Robles, la creadora del primer prototipo de libro electrónico. La exposición, que tiene un capítulo especial dedicado a 'El principito', puede visitarse hasta el 24 de abril en el Museo de la Ciencia de Valladolid. Las entradas cuestan dos euros (uno para los menores de 16 años).