Seis alfareros de Portillo dejan cacharrear en sus alfares a 20 artistas del proyecto 'Re-hacer'

El proyecto viene del colectivo Néxodos y Bettina Geisselmann es su voz. La ruta comienza en el alfar de Andrés Pérez que trabaja el barro desde los 14 años y cercano a la jubilación no intuye sucesión en el taller. «Nos hemos dedicado a piezas para el uso alimentario. Algunas como las cazuelas para el lechazo siguen teniendo uso, otras como los cántaros son decorativas». Entre huchas, jarros y platos, están las piezas de tres artistas. Tania Blanco trabaja con materiales de desecho. En esta ocasión son los restos de piezas rotas en los alfares. «Me interesa la historia del material. Aquí no hay ni un punto limpio ni se usa como relleno de suelos. Así que he hecho con estos trozos mis piezas que imitan las formas tradicionales pero no son funcionales». Cerca de allí están las fotos de Javier Ayarza. «Mi obra consta de tres piezas, dos trípticos fotográficos –uno con los retratos de los alfareros y otro con las imágenes de los alfares– y una pieza viva con barro fresco que Andrés tiene que regar. Las imágenes tienen referencias de la historia de la fotografía y en el caso de los alfares, a la del arte, están fotografiados como si fueran como bodegones barrocos, con esa luz».

Marta Almudí, que es ceramista, se ha interesado por la luz y cómo atraviesa la pieza. En medio de los tonos terrosos del alfar de Andrés destaca su vasija blanca, con una mirilla para ver la luz dentro de la pieza.

La Alfarería de la Calle es la más antigua del lugar. Lucen sus paredes carteles de corridas taurinas así como alineaciones futbolísticas de hace décadas. Toros y fútbol, dos pasiones nacionales, fueron las que le inspiraron a Carlos Sanz que lió José Antonio, el dueño del torno, para hacer sus dos toros en una obra llamada 'Nación'. «Fui profesor en Tordesillas y al ver estos carteles del Toro de Vega sentí lo estigmatizada que está esa población. También estoy exponiendo en el Museo Numantino de Soria, donde se ve la importancia totémica de este animal para los celtas, y todo eso me llevó a reflexionar sobre el toro.No soy taurino, no me gusta ver sufrir a los animales, pero el toro es un símbolo de nuestra cultura. Desde niño representa el miedo y el sol en la tierra». En ese alfar en el que parece haberse detenido el tiempo exponen también Cristina Zelich y Julián del Valle.

Solidificar la forma del líquido

En Portillo Alfar, Juan está al torno. Su patio grande acoge las instalaciones de Nacho Gil y de Bettina. 'Lo que queda fuera' es el trabajo de Gil quien recoge tejas por Castilla y León. El barro conforma la estructura que sostienen tejados combados, unos cóncavos, otros convexos. Miniaturas de casas, refugios de secretos sobre la hierba. Sobre un cuadrilátero de cemento, las piezas de Bettina que construyen 'Agua seca'. La artista ha querido abstraer la forma del líquido elemento en las vasijas creadas para contenerla que han mantenido su tipología durante cientos de años: vascos, jarras, cántaros. «Utilicé los cacharros como moldes en los que vertí una mezcla de barro, yeso –aquí había minas– y ceniza, como símbolo de algo que desaparece», explica. En el interior de ese alfar, está la obra de Félix Sanz, 'Catálogo de alfarería invisible', una serie de cajas que guardan piezas para el futuro: ajero, olla, orza, castañera, cántaro, tiestos... y un catálogo que explica su historia. La Alfarería Velasco muestra las piezas de David Herguedas, Julio Mediavilla, Marcos Isamat y Montserrat Gómez-Osuna. En el Obrador del Alfarero están las obras e Alejandro Martínez-Parra, Ana Pérez Pereda y Nacho Román. Yen Cerámica Teresa se exhiben las de David Duyos, Javier R. Casado, Natalia Suárez y Virginia López.

Las visitas guiadas comienzan hoy hasta el día 3 y tienen como punto de referencia la escultura del alfarero.