Fernández Mañueco deja en el hemiciclo a Francisco Igea, tras romper la unidad de voto este miércoles Alberto Mingueza
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Sometimiento

Los populares dominan y hacen ostentación de ello y la parte naranja acata primero desde el estupor y justifica, después, el agravio

Susana Escribano

Valladolid

Sábado, 11 de septiembre 2021, 17:08

Un ejercicio práctico de dominación lleva parejo otro de sumisión, de sometimiento. Y eso es lo que la coalición que gobierna Castilla y León desde julio de 2019 ha puesto en escena, esta semana, en las Cortes. El PP de Mañueco votando con el PSOE y con Podemos –con el sanchismo y con los comunistas– y el resto de la oposición contra la reforma sanitaria que promueve la propia Junta, impulsada por Ciudadanos. Resultado de la votación: 70 frente a 11. Los populares dominan y hacen ostentación de ello y la parte naranja acata primero desde el estupor y justifica, después, el agravio. «Es un malentendido», dicen.

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En medio, algo tan serio como la viabilidad de la asistencia sanitaria en los pueblos, en esa Castilla y León rural con la que todos se llenan la boca, utilizada como coartada para marcar terreno político. Como excusa para tensar la cuerda y exhibir poderío. El de Alfonso Fernández Mañueco, que no es hoy el que perdió las elecciones en 2019, dejándose en las urnas trece de los escaños legados por Juan Vicente Herrera. El PP pasó de 42 a 29.

Tampoco es el líder cuestionado en su casa por Pablo Casado y Teodoro García Egea. La renovación que Génova pregonaba en los congresos provinciales del partido, como paso previo a buscar relevo autonómico a un candidato derrotado, ha quedado reducida a la anécdota. Bomba neutralizada, de momento, por Mañueco y los veteranos de su guardia pretoriana: Pedro Viñarás, Francisco Vázquez, Raúl de la Hoz... Cs resucitó a Mañueco y a un PP que llevaba gobernando Castilla y León 32 años. Lo hizo con el pacto de 2019 y dio el impulso definitivo al líder popular con su apoyo en la moción de censura del pasado marzo.

Los de Cs han sido esta semana marionetas en manos del PP de siempre, el de toda la vida, que es el de Mañueco. El PP profesional que da por descontados los reproches por lo bajini de sus socios naranjas sobre la ingratitud con la que los populares pagan que Igea y compañía lleven dos años dando la cara por ellos. Por contratos de asesores como el de Ignacio Cosidó, por el modelo de residencias de mayores del PP y su gestión durante las primeras semanas de pandemia o firmando, incluso, que en los años de atrás no hubo recortes en la sanidad pública.

Y este es el punto en el que llegamos al atolladero de los consultorios rurales. Con el PP votando junto a la oposición como si la cosa no fuera con ellos. Como si en 2012 no hubieran cerrado urgencias nocturnas aduciendo falta de personal. El PP es el responsable de cómo está la Sanidad de Castilla y León. De lo excelente, lo menos bueno y lo peor. De la atención que reciben los pueblos. Gobierna desde 1987. La gestión es suya. Y en la crisis de esta semana, buscar remedio al deterioro asistencial ha importado nada. El interés público se ha sometido al de los políticos profesionales. Una vez más.

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Cs conocía con quién se aliaba en 2019. No firmaron engañados. Y saben quién ganó con el trato. Mañueco se lo ha recordado estos días.

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