La cifra de suspensos en Bachillerato se duplica por el alto nivel educativo
Castilla y León duplica el nivel de repetidores en la última etapa educativa a pesar de sacar las mejores notas en las pruebas internacionales como PISA
El último informe de 'La educación en España', publicado por el Ministerio de Educación, prueba hasta qué punto los sistemas de medición ... del rendimiento educativo en España necesitan una profunda revisión. Una urgencia previa, incluso, a la constante modificación de las leyes educativas.
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Castilla y León es la comunidad con mayor nivel de fracaso en Bachillerato (16-18 años). De los más de 29.000 matriculados que alcanzan cada año los dos últimos cursos previos al salto a la enseñanza universitaria, el 14% repite los dos tramos (unos 4.000 alumnos). En España, el porcentaje total no supera el 8,3%. Las tasas de fracaso por curso oscilan en la región entre el 10,7% en Primero y el 17,3% en Segundo, también muy por encima de las medias autonómicas y nacional.
Llama la atención, la cifra de repetidores en Segundo en centros públicos de Castilla y León (21%), cuatro veces más que los privados (5,9%) y casi el doble que la media española (12,7%).
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¿Habría que enviar a todo el sistema de enseñanza de la región a las recuperaciones de septiembre? Los exámenes internacionales dicen todo lo contrario. El último Informe PISA sitúa a Castilla y León como la única española que está en los tres primeros puestos en Lectura, Matemáticas y Ciencias. La eleva al nivel de Canadá o Escocia y 20 puntos por encima de la media peninsular. También el informe TIMSS (centrado en 'Mates' y Ciencias) equipara a la comunidad con el liderazgo de Suecia, Finlandia y Noruega.
Manuel Mullor imparte Inglés en los dos cursos de Bachillerato del instituto Legio VII de León. Este docente, que es también portavoz de la Asociación de Profesores de Enseñanza Secundaria (ASPES) en Castilla y León, cree que el fracaso se debe en parte a que «al no ser obligatorio, el Bachillerato se controla menos, en comparación con otras etapas como la Secundaria».
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Datos engañosos
En todo caso, la conclusión entre la comunidad escolar es unánime. «Los estudios educativos en España son engañosos –concluye el director general de Innovación y Formación del Profesorado de la Junta, Luis Domingo González–. La clave es cuando vienen de fuera y nos analizan. PISA, TIMSS... ahí se ve nuestro nivel real, que es de los más altos de España y de la OCDE». Además, González afirma rotundo que otras comunidades españolas son víctima de la 'dictadura' de las estadísticas. «El 70% de los que suspenden PISA en España aprobarían en Europa».
El profesor de Latín en Primero y Segundo de Bachillerato en el instituto Montes Obarenes (Miranda de Ebro) Fernando Hervás pone un ejemplo gráfico. «Mis alumnos han visto exámenes de la EBAU (acceso a la universidad) de otras comunidades y les parecían ejercicios de Cuarto de Secundaria».
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En una línea similar se pronuncia el exconsejero de Educación de la Junta y analista de la realidad educacional, Fernando Rey: «Nuestros repetidores son los que mejores notas sacan», comenta. De hecho, Castilla y León es una de las pocas regiones cuya población graduada en Bachillerato supera el 60% (60,4%).
Este caso extremo de las repeticiones de los bachilleres afecta, en mayor o menor medida, al resto de la escala educativa básica. De hecho, el porcentaje de fracasos en Primaria, donde solo el 71% de los niños llega sin la 'mochila' de los suspensos a la Secundaria, se acaba repitiendo en la suma de los dos cursos de Bachillerato, que suman un 28% de alumnos con dificultades.
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Y las cosas no son mejores en la etapa intermedia, la Secundaria. Hace unos días, el informe 'Educación at a Glance 2021' (Vistazo a la Educación 2021) de la OCDE situó a España a la cola de los países desarrollados con el cuádruple de repetidores de ESO, un 8,7%, frente a la media continental del 2,2%.
En Castilla y León, los datos apenas mejoran unas décimas esos dígitos y se sitúan en el 8,39%, según la Consejería de Educación. Consecuencia lógica de ese 29% que llega 'tocado' desde los cursos anteriores.
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Y eso que las cosas han mejorado en una década. Pionera en los programas de Mejora del Éxito Educativo, los alumnos de la región son los que más han reducido el fracaso educativo. En Primero de la ESO (curso clave por lo que supone de cambio de ciclo desde Primaria) ha bajado casi a la mitad en diez años: del 17,7% al 9,6%.
Pero las estadísticas son tozudas. Apenas acabamos de bajar el umbral del 30% de los estudiantes que alcanzan el último curso de Secundaria sin 'tropezones' previos. Ysolo el 77% de los que estudian logran finalizar esa etapa obligatoria. Lo que no significa que logren el título, del que se quedan fueran el 18%, según 'La educación en España'.
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Ante este panorama, las soluciones pasan por un 'menú' que los expertos y profesores consultados resumen en cuatro 'recetas': reforzar los departamentos de apoyo al alumnado, mejorar la formación del profesorado, aumentar la implicación de las familias y bajar el ratio de alumnos por clase. En resumen, «cambiar la arquitectura escolar e invertir más para entender que la Educación es el verdadero motor del ascensor social», como sentencia Fernando Rey.
Desde Educación se incide en los esfuerzos constantes en los programas de Mejora del Éxito Educativo (clases de refuerzo que alcanzan ya al 7,5% de los matriculados). También en los de formación del profesorado en los que «somos pioneros y a los que dedicamos 80 horas por docente al año», asegura Luis Domingo González.
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Fracaso invisible
Un 'vademécum' educativo que completa la Junta con nuevos programas como el de Formación Digital de las Familias, potenciado en la pandemia, y que llega ya a 15.000 hogares. «No todas las familias tenían formación para implicarse y su compromiso es clave: un tercio del fracaso o éxito de muchos chicos depende del grado de compromiso parental», completa el director general de Innovación y Formación del Profesorado.
Desde el interior de las aulas, las cosas se ven de otra forma. A Hervás (Latín y Clásicas) y Mullor (Inglés) les sale la misma cuenta. «Tengo 50 minutos de clase y 25 chavales. Dispongo de dos minutos por cada uno. Si a uno le dedico tres, le estoy robando un minuto a otro».
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También una reflexión que va más allá del binomio aprobado-repetidor. «En la jungla de una clase de 30 chicos pasan desapercibidas muchas cosas -valora Hervás-. Los hay buenos que, si estuviéramos más pendientes, serían incluso mejores. Pero eso exige reforzar los Departamentos de Orientación». Y en su instituto de Miranda de Ebro solo hay una para sus 700 alumnos. Manuel Mullor lo llama el «fracaso invisible». «Es mucho más profundo que lo que se ve en las estadísticas. No lograr el máximo rendimiento de un alumno también es una forma de fracaso».
Estos dos años de 'cursos covid' han dado «lecciones maravillosas -continúa Manuel Mullor-. La reducción de ratios y el uso de nuevas herramientas ha mejorado una mejora clara de los resultados escolares».
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Finalmente ¿cómo adelgazar las estadísticas de repetidores? Aquí también hay una coincidencia general en el rechazo al proyecto de eliminarlas. «Que un chico suspenda en ESO y pase de curso, no hay quien lo levante», advierte Fernando Hervás. «La ausencia de repetición es todavía peor. Lanza un mensaje equivocado», dice Mullor. «El aprobado para todos ya se ensayó antes y fue un error. En lugar de resolver el problema, solo lo disuelve», sentencia el exconsejero Fernando Rey.
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