Margarita Nieto Bedoya: «Donde menos juega y se mueve la infancia hoy es en las familias»
La coordinadora del Programa Interuniversitario de la Experiencia en Valladolid defiende que una persona universitaria ha de tener especial sensibilidad hacia la ciencia y el saber
He aquí una Maestra. Sí, escrito con mayúscula. Margarita Nieto Bedoya (Oviedo, 1958). Licenciada y doctora por la Universidad Complutense, profesora titular de la Universidad ... de Valladolid, en la Facultad de Educación y Trabajo Social y coordinadora por segundo curso del Programa Interuniversitario de la Experiencia en el Campus de Valladolid. Lleva toda su vida volcada en la enseñanza, es lo que le motiva cada segundo de cada día y lo que le motivará siempre puesto que su mentalidad es docente. La enseñanza ha dado sentido a su vida y trata de que se la de a la dé sus alumnos, sean jóvenes o mayores.
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–El saber no ocupa lugar. ¿Tampoco tiene edad el aprender?
–Lo que veo en las personas mayores es que quieren saber. Y son muy respetuosas ante el saber.
–¿Qué cree que mueve a una persona mayor a participar en el Programa Interuniversitario de la Experiencia?
–La diferencia entre el ocio y el tiempo libre es que este es lo que te queda después de que has hecho tus ocupaciones. Claro, una persona que se jubila tiene de tiempo libre las horas de trabajo que tenía y las de desplazamiento. ¿Diez horas? Vale. ¿Qué hace una persona con diez horas? Tiene que llenarlo inteligentemente a través del ocio.
–¿Acudiendo a este programa?
–Esta es una forma inteligente de llenar el ocio.
–¿La educación es, posiblemente, lo único que recorre la vida de una persona sin límite desde que nace hasta que muere?
–No me atrevería a decir que es lo único, pero sí que es muy importante: es el gran avance de finales del XX y principios del XXI.
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–Muchos jóvenes creen que todo está en Internet. ¿Todo está en Internet?
–¿Todo estaba en el Espasa Calpe? Se actualizaba cada ciertos años. No me atrevo a decir si todo está en Internet, pero mucha información sí. Podemos decir que hay muchas cosas importantes en Internet. Es como antes tener una enciclopedia en casa; ahora lo tienes en el ordenador, la tablet o el móvil. Claro, el papel te garantizaba que eso que estaba escrito había alguien que lo firmaba y por eso podías fiarte. El problema de Internet es que a veces al alumnado se fía de todo lo que le dicen.
–Y hay muchas falsedades en Internet, ¿verdad?
–Una cosa son las redes sociales, que difunden muchas falsedades, y otra que vayas a la RAE, que está en Internet, o que vayas a la página de Greenpeace, que te da su información en Internet. ¿Me explico? Lo importante en Internet es la fuente. Las redes, como grupo social, en mi asignatura no me interesan; me interesa la información con su fuente clara.
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–¿La internetización de la educación es tan real y profunda como parece que es la internetización de la vida?
–Yo cuando entro a clase le digo a mi alumnado que tienen que traer ordenador.
–¡Anda!
–Han de traerlo y a quien no lo tiene la universidad se lo facilita a través de su servicio de préstamo en la biblioteca.
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–¿Pero para qué han de llevar el ordenador a clase?
–Porque si estamos hablando de cómo se organiza el sistema de educación infantil de un país yo les digo que busquen cómo es el de Finlandia, por ejemplo, y ese aprendizaje es inmediato y no se olvida.
–¿Esa inmediatez favorece la enseñanza?
–No es tanto la inmediatez. Yo lo que quiero es generar en el cerebro de mi alumnado la necesidad de buscar la información, es decir, que cuando están hablando de algo no crean que lo saben todo. La inquietud por el saber surge respecto a lo que estamos tratando en clase y respecto a la que tú quieres generar en tu alumnado. Por eso, que puedan buscar algo en clase es importante porque estoy generando en ellos la actitud de buscar.
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–Es decir, el ordenador como herramienta para fomentar...
–...una metodología activa y participativa.
–En 1990, usted disertó sobre el juego como recurso didáctico. Si tuviera que analizarlo 32 años después, ¿por dónde empezaría?
–A partir de esa asignatura, que fue novedosa en Palencia, una alumna, que ahora es una brillante maestra, con proyectos europeos, innovadora, implicada en el mundo rural, Eva Diago, puso una ludoteca en Venta de Baños en verano. Cada día vengo de mi casa a la Facultad andando, a la hora en la que entran los niños y niñas al colegio; los llevan sus padres o sus abuelos. Y me gusta mucho escuchar lo que dicen. Y les veo: muchos padres les dan el teléfono para que se entretengan. El juego es fundamental para el desarrollo de las emociones y la inteligencia, es fundamental para el desarrollo de las habilidades sociales y para el desarrollo físico: cuando juegas, te mueves y hoy la infancia se mueve poco. Los niños juegan en el patio del colegio, se mueven; quizá es menos el tiempo que dedican a jugar cuando están con la familia. Lo que puedo percibir es que en los colegios sí que se juega; en los espacios libres, los parques, los niños juegan; pero la situación que se plantea es que en las familias es donde menos se juega.
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–Ha cambiado mucho esto, ¿verdad?
–O yo soy muy mayor ya.
-¡Qué dice!
–Soy de otro siglo y tengo valores de otro siglo; lo tengo muy asumido. Pero también entiendo cosas de este siglo. Eso sí, no podemos pensar que lo que en otro siglo era normal tiene que ser normal en este. La gente joven, que es la que lleva el mundo en este momento, lo ve de otra manera.
«El Programa de la Experiencia es una forma inteligente de llenar el ocio»
MARGARITA NIETO BEDOYA
Coordinadora del Programa Interuniversitario de la Experiencia
–Que no es mejor ni peor, ¿no?
–Es otra manera.
–Lo que no ha cambiado con el siglo es que los niños y los adultos del medio rural siguen en inferioridad de condiciones, desde el punto de vista educativo, con los del medio urbano.
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–No me atrevo a hacer esa afirmación. En los pueblos la infancia quizá está más en la calle que en las ciudades. Pero, ojo, es que antes no teníamos ordenador ni teléfono móvil y mal los podíamos usar sin tenerlos. Teníamos la televisión. Recuerdo una madre que hace años ya me dijo que los niños veían demasiada televisión.
–¿Qué le contestó?
–Que era ella quien tenía que decidir el número de horas y de programas que quería que su hijo viese. La visión que dés tú a la herramienta, antes la radio, hoy la tele y la tablet, es una responsabilidad familiar.
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–Si tanto hemos avanzado, si tanto nos hemos internetizado, si estas herramientas tecnológicas son para mejor...
–...¡Son! Yo no diría que para mejor; son, están ahí, usémoslas bien.
–Pues pese a los avances, ¿qué hace mal la sociedad, la familia, el sistema educativo para que pasen cosas como las del colegio mayor Elías Ahuja de Madrid?
–Esa pregunta me la he hecho muchas veces sin necesidad de que hubiera pasado lo del Colegio Mayor de Madrid. Siempre he tenido una preocupación por el tema de la igualdad hombre-mujer en el sistema educativo. Recuerdo libros de texto de Matemáticas donde en ningún momento se nombraba a una sola niña, a una sola actividad de niñas, siempre niños y actividades de niños. Y esos libros los utilizaban las niñas. Pero si vamos a los cómics, era lo mismo. Recuerdo una vez en clase, en Palencia, en la especialidad de Educación Física había más alumnos que alumnas y yo me dirigía a todos con 'vosotras' hasta que un alumno se levantó un día en clase y me espetó que estaba cansado de que me dirigiera a ellos en femenino, que él no era una chica.
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–¿Qué le dijo?
–Que por supuesto que él no era una chica. Pero que yo usaba el nosotras y el vosotras por todas las personas que estábamos en la clase. El chico se quedó impresionado: nunca se había dado cuenta de eso. Y las alumnas salían de clase encantadas por mencionarlas porque decían que se sentían invisibles. ¡Eso en los años 90! Y hoy me pregunto: ¿Qué hacemos ahora?
«Quiero generar en mi alumnado la necesidad de que cuando hablan no crean que lo saben todo»
MARGARITA NIETO BEDOYA
Coordinadora del Programa Interuniversitario de la Experiencia
–¿Qué respuesta se da?
–En clase hago mucho énfasis a mi alumnado y les digo: Son ustedes alumnos y alumnas universitarios.
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–¿Qué implica eso?
–Eso conlleva comportarse de una manera. Significa un añadido en tu vida, tienes una visión de la vida distinta del que no lo es. Una persona universitaria tiene que tener una sensibilidad especial hacia la ciencia y hacia el saber. ¿Cómo es posible que gente que entra en la Universidad diga que lo que hemos visto en ese colegio mayor de Madrid es una gamberrada, una tontería que no tiene relevancia? Si dices eso es que lo piensas. Yo nunca he dicho algo así ni de broma. ¿Cómo es posible que ese tipo de gente entre en la universidad y que haya colegios universitarios que lo permiten?
–Eso, eso, ¿cómo es posible?
Algo hacemos mal. Hombre, claro que algo ha cambiado, pero si hemos cambiado los libros de texto, si la visibilidad de las mujeres es mucho mayor en todos los ámbitos del saber, ¿cómo son posibles las manadas que violan a mujeres? ¿Cómo es posible que eso pase en una sociedad avanzada? Mi alumnado no lo hace.
–¿Por qué afirma eso de manera tan segura?
–Por que cuando entro en clase siempre les digo que mis alumnos son especiales y mis alumnos nunca pueden hacer eso. Eso está en sus cabezas: no pueden. Y yo les sensibilizo mucho a que sean universitarios, a que tengan una mentalidad universitaria de saber, de ciencia, de aprendizaje, de ver el mundo de otra manera y de reivindicarlo mejor, no de criticar por criticar sino de mejorar. Y para mejorar tienes que cambiar tú, claro, y ser consciente de que no puedes reírle a tus amigos esas bobadas porque, entonces, estás participando en ellas. Pero también ha sido curiosa la reacción de muchas chicas con lo del colegio mayor.
–¿Las que les han disculpado?
–Los chicos tienen que reflexionar mucho, pero las chicas, también: no pueden reír esas gracias a sus amigos, no pueden. Claro que es muy difícil que una chica o un chico lleve la contraria al grupo porque la sociedad nos enseña a decir siempre sí; decir no está mal visto cuando estás en un grupo. Tienes que tener mucha personalidad para hacerlo.
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–Si un individuo no tiene edad para aprender, ¿una profesora tampoco para dejar de serlo?
–¿Una persona que se dedica a la Medicina deja de ser doctora por le hecho de jubilarse?
–Me aplica usted mayéutica.
–No, no, no le estoy contestando a una pregunta con otra. Creo que hay distintas formas de ver las cosas: me jubilaré y, en mi caso, quizá lo haga porque hay un cambio generacional fuerte y algo en mi alumnado que no pueda entender. Un docente tiene que entender, no tiene que compartir cosas, sino entender a su alumnado. ¿Dejaré de ser docente cuando me jubile? Me moriré docente porque cuando voy por la calle mi mentalidad es docente, en mi actividad diaria fuera de la universidad mi mentalidad es docente.
–Si el refrán dice que cada maestrillo tiene su librillo, ¿qué reto se ha marcado en el Programa Interuniversitario de la Experiencia en el corto plazo?
–Que la gente que participa en él disfrute. Y disfrutar no es pasárselo bien sino abrir tu cabeza, cuestionarte las cosas, hablar con tus compañeros y compañeras, preguntar a los profesores... Esa es la esencia de una cabeza activa, pensante y curiosa, que es lo que tenemos que ser.
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–¿En tantos años de docencia se ha parado alguna vez a pensar qué quiere ser de mayor?
–Me gustaría trabajar el vidrio: poder crear algo mío con vidrio, que me fascina. Veo lo de Murano o lo de La Granja ¡y me parece maravilloso!: hay tantas cosas ahí, fuego, matemática, física...
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