Cena Novissima, cómo nace la Eucaristía

Gonzalo Jiménez

Viernes, 30 de mayo 2014, 09:52

Este es el capítulo central de la exposición y por ello analizaremos más obras. A La cena en casa de Simón el fariseo le sumaremos la presentación de otras obras como La Multiplicación de los Panes y los Peces, La Última Cena de Jusepe Leonardo, El lavatorio de los pies, La virgen de la Expectación, La Resurrección de Jesús de Juan de Borgoña, La Fuente de la Vida, La paloma Eucarística...

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En ocasiones podemos escuchar que esta iglesia o la otra es una colegiata o fue colegiata. ¿Qué estamos diciendo con ello? ¿Qué es una colegiata? Es un templo católico que sin ser catedral posee un cabildo y un deán que dirige el cabildo. La erección de una colegiata podía obedecer a distintas razones como dar importancia al culto o sencillamente a la población. También se denomina así a una iglesia que tiene canónigos y abad. En la actualidad se denomina colegiata a una iglesia principal de tipo colegial, que no es sede episcopal pero donde el oficio divino se celebra como en las catedrales. Es posible que a lo largo de estos escritos tengamos ocasión de ahondar en algunos términos que han aparecido como deán, canónigos...

La colegiata de San Luis situada en la localidad vallisoletana de Villagarcía de Campos, fue fundación de doña Magdalena de Ulloa, mujer de don Luis de Quijada. La realización del templo fue encargada al reconocido arquitecto Rodrigo Gil de Hontañón aunque con posterioridad trabajaron en ella otros maestros que modificaron sustancialmente lo planteado por Rodrigo Gil. Junto a ella se instaló uno de los más importantes noviciados de la Compañía de Jesús.

Hoy día los muros de este edificio albergan todavía un riquísimo patrimonio que en gran parte se expone en un museo. Museo en el que podemos encontrarnos con salas que reproducen el ambiente de los siglos XVI y XVII y, con lienzos barrocos y varias obras de corte flamenco; otras salas recogen obras de los fundadores, la sala Lepanto...Nosotros nos detenemos en un óleo sobre lienzo de época barroca y cuyo autor es Francisco Gutiérrez Cabello, que representa a Jesús cenando en casa de Simón.

El relato de la cena en casa de Simón el Fariseo está recogido en el Evangelio de Lucas (7, 36-50). Simón pidió a Jesús que comiera con él. Entre tanto una mujer pecadora al saber que el Maestro se encontrab7a allí se acercó y se puso a sus pies enjugándoselos con sus propias lágrimas y cabellos. Aunque Lucas no la menciona en este pasaje por su nombre sería la Magdalena, que acompañó a Jesús al Calvario (Marcos 15, 45-47; Mateo 27, 55-56; Juan 19, 25) y más tarde fue a buscarlo al Sepulcro donde fue testigo junto con otras mujeres de la resurrección (Mateo 28, 1-5; Juan 20, 1-2; Marcos 16, 1-5; Lucas 24, 1-10) y ya, por último, y según Juan (Juan 20, 11-18) se le apareció Jesús resucitado.

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La escena está concebida como una representación teatral pues en las esquinas superiores se observan unos cortinajes con sus cordones y borlas colgando, que han sido descorridos y que permiten contemplar la representación.

Sorprende el marco arquitectónico tan espectacular que ha creado el pintor para acoger una escena que debió desarrollarse en un ambiente más íntimo. En este caso se trata de un espacio abierto, mediante un pórtico en arco de medio punto, hacia la ciudad. El espacio concreto en el que se desarrolla la escena es una sala de gran altura estructurada con pilastras y cubierta con una bóveda con lunetos. Seguidamente se encuentra el pórtico sustentado por columnas acanaladas y cubierto por una bóveda de arista. Toda la estancia tiene los muros decorados con pinturas distribuidas a cada lado en tres alturas y de forma simétrica. También como adorno observamos en primer plano a derecha e izquierda dos monumentales esculturas de mármol. Al fondo se representa la ciudad con un cielo con nubes. Destaca una construcción torreada rodeada por un canal por el que navegan bellas barcazas.

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El pasaje bíblico está integrado por un numeroso grupo de personajes. En la parte central está la mesa dispuesta en diagonal y junto a ella vemos a Cristo con cabellos rubios y perilla y vestido con túnica rosada y manto azul, recostado, mientras la Magdalena, ataviada con una túnica rosada y manto ocre, se dispone a enjugar con sus cabellos y lágrimas los pies de Cristo. Una serie de personajes sentados a la mesa y en torno a ella, entre los que se encuentra Simón, anciano y con larga cabellera blanca, atienden a su invitado. En los extremos de esta gran sala y bajo doseles se encuentra dispuesta la rica vajilla utilizada por un gran número de criados para servir los alimentos.

Toda la escena queda, en cierto modo, relegada por la escenografía, teatralidad y monumentalidad arquitectónica con que está concebida esta obra de riquísimo cromatismo.

Por último en la parte inferior se despliega una cartela que en caracteres latinos narra el episodio representado.

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