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Juan José Mateos, durante la entevista

«Han calificado a la Lomce como una ley de derechas y los de izquierdas ya no la aceptan»

Juan José Mateos, consejero de Educación

Antonio G. Encinas

Jueves, 11 de septiembre 2014, 11:53

Hace seis días, en la presentación del curso escolar, sacaba pecho con las cifras. Puede hacerlo, porque PISA, que es la que corta el bacalao en esto de evaluar a los sistemas educativos, le da buena nota a Castilla y León. Juan José Mateos, consejero del mismo partido que los ministros Wert y Montoro, acata la Lomce pero la matiza, obedece la tasa de reposición pero pide que se elimine, y cree positiva la nueva reforma de los grados universitarios auspiciada por el ministro pero pide que se posponga hasta evaluar qué tal ha ido Bolonia.

Casi no ha habido grandes variaciones respecto al proyecto que hemos definido desde el principio. Primero hemos aceptado la ley por un sentido de gobierno y de Estado. Consideramos que da una oportunidad para mejorar los resultados de esta comunidad y aceptamos las modificaciones de los currículos y vamos adaptándonos poco a poco. La Lomce no tiene por qué modificar la estructura de esta comunidad y puede contribuir a lograr mejores resultados en un tiempo que tiene que ser los tres años siguientes a su implantación.

Todas las personas con responsabilidades en Educación deberíamos hacer una reflexión. Hacer un esfuerzo por ponernos de acuerdo. Si quitáramos la ideología que impregna la ley, podríamos ponernos de acuerdo, porque muchas de las cuestiones tienen un carácter técnico y lógico. Y son parecidas a las de otros países de nuestro entorno que tienen mejores resultados que los nuestros. Lo que hoy divide, respecto a la Lomce, es que la ha hecho el PP y que el PSOE considera que se han desalojado las leyes que hicieron ellos. Se quejan de que no han podido participar, y yo creo que sí, el ministro ha explicado lo que iba haciendo y se ha encontrado con que se ha tildado a la ley de derechas y los de izquierdas ya no la aceptan. Me parece que la Lomce ni es de derechas ni de izquierdas, es una ley educativa que busca mejorar los resultados y solucionar algunos de los problemas de la educación en España.

Evidentemente tenemos problemas importantes que no están resueltos. El de la tasa de reposición es importante. Deberían abordarlo ambos ministerios, el de Educación y el de Hacienda, y en la ley de acompañamiento de los presupuestos, o quitarla, o incrementarla. Si la incrementan, que hagan un calendario en el que expliquen a la comunidad educativa qué plazos se pueden aplicar. El primer año podría llegarse a un 50-60%, el segundo a un 80%, y el tercero, quitar la tasa de reposición. Permitiría que los ciudadanos y la administración se organizaran.

Poner fin a los límitesEn Castilla y León coincide su visión sobre esa tasa con los rectores de las universidades, por ejemplo. ¿Le está llegando al ministro de Educación ese clamor?

Le tiene que llegar, yo siempre le he explicado lo mismo y se lo he hecho llegar por escrito, y al de Hacienda. Sobre todo en el ámbito de investigación y de plazas necesarias para institutos como el del láser, de Salamanca, que necesita perentoriamente realizar una serie de contratos porque si no, no va a poder trabajar, y tiene la financiación al completo. Se dan las circunstancias suficientes para el Gobierno modifique la tasa de reposición.

Son situaciones diferentes. En el ámbito de la enseñanza escolar el número no es lo más importante, porque se sustituye un funcionario por un interino y el problema no se plantea en cuanto a número, sino en cuanto a que el funcionario es un profesor de carrera cuya situación de trabajo es mejor y se entiende que tiene mejores posibilidades de desarrollar su actividad. Sin embargo, en la universidad se dan las dos circunstancias, el número, en el sentido en que disminuyen de forma importante las propias plantillas; y que el profesorado tiene una interinidad que es muy distinta porque está ligada a otro tipo de condiciones laborales. Desde el ámbito universitario es más urgente resolver el tema de la tasa de reposición.

La despoblación hace que falten en educación los clientes, que son los niños y niñas, y sin ellos no habrá colegios. Es la circunstancia objetiva y muy evidente de una de las consecuencias de la despoblación, y una vez que se sabe lo que está sucediendo y lo que va a suceder, la comunidad debería empezar a ver qué soluciones va a haber, que no son solo del ámbito educativo.

Eso resuelve que prestemos una atención suficiente, con calidad, a los niños de la comunidad. Llegará un momento en que si no hay niños no será necesaria la ruta. Pero nosotros tenemos el objetivo de atender al 100% de los alumnos de la comunidad, darles escolarización y ayudarles a ir superando todas las etapas educativas para que puedan alcanzar el éxito de la profesión que ellos elijan, tanto en la FP como en el Bachillerato y las universidades.Ese es el objetivo, pero evidentemente necesitamos clientes.

En algún momento algunos de ellos estuvieron como proyecto. En este momento tenemos claro que esta comunidad debe crear infraestructuras nuevas donde sea necesario, como son los colegios de Infantil y Primaria. Y aprovechar las que se tienen de Secundaria y Bachillerato, que son buenas. En un momento determinado los alumnos tendrán que utilizar el transporte. En el mundo occidental todos los días se desplazan cientos de niños a sus centros de formación.Eso es algo que ya sucede aquí. En Valladolid hay una serie de institutos que han ido desarrollándose en estos últimos veinte años, que en algunos casos han visto disminuido el número de alumnos porque la población ha envejecido y los jóvenes se han desplazado a la periferia. Lo lógico es, en una primera fase, atenderles en los colegios, que ahí sí creo que es bueno que estén cerca del entorno familiar. Y cuando sean mayores, un bus les puede llevar a uninstituto que lo tiene todo. Y se producirá otro elemento importante, se aumentará la capacidad de socialización, porque a ese centro irán los que vienen de un sitio y de otro y van ayudar a que se conozcan. Los que hemos tenido que salir de casa por la misma cuestión nos hemos enriquecido.

Hubo un proyecto que contaba con un número de alumnos y una financiación, y en aquel momento parecía que entre ambas cosas podía haber sido una solución haber hecho allí un instituto. En este momento no tenemos la financiación, porque aunque nos la pongan, la tendríamos que pagar, y además nos encontramos con que los institutos que ya están en Valladolid y han disminuido los alumnos propios, tienen muchas plazas vacantes. Y los alumnos de Arroyo nos caben en los institutos de Valladolid que además en algunos casos están casi en la raya.Y el sentido común me dice que lo que tengo que hacer es aprovechar estos buenos institutos.

Hay algo que tiene sus complicaciones pero me parece positivo, que es que sea voluntario. Le añade flexibilidad al sistema.Por otro lado, esto es algo que hay que hacerlo despacio. No es para hoy. Y además deberíamos hacer una reflexión, ver ventajas e inconvenientes. Propongo que dentro de un mes, con el curso empezado, seamos capaces de reunirnos, sin pasión, y escuchar a los expertos. Le dije al ministro que era bueno que mientras no se hiciera la verificación, la evaluación de los cuatro años de Bolonia, no se autorizaran cambios.

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