Ingresa en prisión el prófugo que se entregó en la comisaría de Policía

Julio González Rubio, cuyo rostro inunda desde hace dos semanas los medios y las redes sociales por su inclusión en la lista de los diez criminales más buscados, ingresó ayer por la tarde en la prisión de La Moraleja, en Dueñas, a la espera de su traslado definitivo a una cárcel de Madrid, donde cumplirá lo poco que le resta de una condena de siete años impuesta en 2003 por la Audiencia Provincial de aquella comunidad por un intento de homicidio (no consumado) cometido tres años antes en la capital madrileña.

Misterio resuelto. El primer vallisoletano que ha tenido el dudoso honor de ver su cara expuesta por todo el país en el cartel de los diez más buscados ahora nueve carecía de delitos de sangre como tal, y su delito pasó por participar en un tiroteo contra un clan colombiano hace catorce años que se saldó, al menos a sus manos, sin fallecidos.

Su presencia en el cartel distribuido por la Policía Nacional parece obedecer más a su condición de veterano huido de la Justicia que a su aparente peligrosidad. Aunque lo cierto es que la publicación de su imagen ha servido, como mínimo, para remover su conciencia, hasta el punto de que Julio González Rubio se entregó voluntariamente en compañía de su abogado en la ­comisaría de Palencia el martes por la tarde.

¿Por qué allí? Pues él mismo, al parecer, justificó que lo hizo para que no le viera su hija. Y eso que tenía bien cerquita otra comisaría del mismo cuerpo, la de Parquesol, barrio de Valladolid en el que vivía junto a su familia desde que decidió prolongar indefinidamente un permiso penitenciario hace ocho años.

Él mismo se identificó ante los agentes «soy el que estabais buscando», dijo y alegó, ya ante el juez, que se entregó para «cumplir el resto de su condena de siete años». También negó su participación en un robo reciente un tirón registrado el 28 de enero en la capital vallisoletana y por el que también era sospechoso. «Ya ha caído el primer fugitivo. Ahora a por el resto», espoleó ayer el 091 a través de su cuenta oficial de Twitter.

En el resto figuran una lista de delincuentes, en apariencia, mucho más peligrosos, en cuyo haber figuran delitos de asesinato, homicidios, robos con violencia o malos tratos.

Gracias al tirón de un bolso

¿Cómo se coló Julio González Rubio en esta lista? Pues, al parecer, todo surgió precisamente a raíz del tirón de un bolso a una mujer registrado el pasado 28 de enero en Valladolid. La víctima denunció los hechos y reconoció después al sospechoso en la foto de su ficha policial. Y a partir de ahí le situó, como mínimo, en la ciudad. Así que su nombre salió a relucir en el sistema informático de la Policía Nacional y su Grupo de Fugitivos decidió incluirlo en la lista de los más ­buscados.

El delincuente, que no hay que olvidar que lo es la condena por el homicidio en grado de tentativa es firme y hubo armas de por medio, llevaba, al parecer, una vida más que discreta en el piso de Parquesol que compartía con su mujer y su hija desde hacía ocho años. Fuentes policiales explican que el fugitivo apenas salía de casa y reconoce que fue la denuncia por robo la que volvió a situarle en la mira de los agentes.