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MEDIO AMBIENTE

Los ecologistas denuncian el uso ilegal de rodenticidas en Tierra de Campos

Han puesto en conocimiento del Seprona la presencia en dos fincas en Lomas y Villarmentero de bolsas de bromadiolona

EL NORTE

Sábado, 28 de diciembre 2013, 15:21

Ecologistas en Acción de Palencia, la Asociación de Naturalistas Palentinos y la Asociación para la Conservación y Estudio del Lobo Ibérico han denunciado ante el Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil la localización de dos fincas donde se encontraron rodenticidas, en concreto bolsas de bromadiolona de 25 gramos.

Los grupos ecologistas señalan que en la primera de las fincas, ubicada en la localidad de Lomas, las bolsas estaban diseminadas en una alfalfa, estando buena parte de ellas ya abiertas y con el grano expuesto para su consumo para numerosas especies de aves y mamíferos, como avutardas, palomas, patos, perdices, liebres, alondras o calandrias. La segunda finca donde se localizó el veneno fue en Villarmentero de Campos, donde se encontró un saco de unos treinta kilos de peso repleto de dosis individuales de bromadiolona. «El saco estaba depositado en un arroyo, con varias bolsas diseminadas sobre el agua, y además, y esto es lo más preocupante, en la misma finca se localizó el cadáver de una oveja, aunque de momento se desconocen las causas de la muerte del animal», apostillan los ecologistas.

«El empleo de veneno para el control de los topillos es una actividad ilegal que no está permitida en la actualidad por la Junta, como así ha sido reconocido en los días pasados por la Consejería de Agricultura. Es más, la propia Unión Europea tan solamente tiene autorizado en la actualidad el empleo de fosfato de cinc en superficies abiertas, restringiendo otros anticoagulantes como la bromadiolona a espacios cerrados», añaden en su comunicado.

«La ineficacia del empleo de rodenticidas para el control de plagas de topillo ha quedado claramente demostrada en los últimos años. En los episodios de 2007 y 2009 se utilizaron cantidades ingentes en numerosas zonas de la comunidad, lo que causó la muerte de decenas de miles de especies, como palomas, liebres, avutardas, calandrias o rapaces, agregan los ecologistas.

«Como el tiempo ha demostrado y los científicos habían pronosticado, la desaparición de la plaga tiene que ver con la propia autorregulación de las poblaciones, junto a fenómenos infecciosos en las propias poblaciones. Es evidente que los topillos desaparecieron a densidades poblacionales muy bajas en todas las zonas de la comunidad con independencia de que fuesen o no tratadas con rodenticidas», inciden los grupos ecologistas, que agregan que el empleo indiscriminado de veneno, «además de un hecho ilegal», puede traer consigo «efectos colaterales no deseados, como la afección a especies que forman parte de la cadena alimenticia humana».

«Este puede ser el caso de especies cinegéticas o animales domésticos. Especialmente grave puede ser esta última situación, pues ya en 2008 se denunció ante el Seprona la presencia de ganado ovino pastando en campos tratados con venenos anticoagulantes, siendo obvio el riesgo que esto supone, ya que las ovejas son consumidoras del grano, y pueden ser luego consumidas por el hombre», concluyen.

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