Cuatrocientos moteros festejan la Navidad con los mayores de la residencia Teresa de Jornet de Burgos

Cuatrocientas motos han recorrido las calles de la capital burgalesa para festejar el día de Navidad con los mayores de la residencia Teresa de Jornet. Una de las tradiciones más consolidadas de Burgos, que permite por unas horas que el rugir de los vehículos se funda con las vivencias de quienes viven en esta residencia de ancianos.

Cientos de miembros del Real Motoclub Burgalés partieron pasadas las 12 horas desde la sede de la asociación hasta llegar a la residencia, ubicada en el barrio de Gamonal. La lluvia no impidió que los moteros, ataviados con gorros de Papá Noel y otros atuendos navideños, animasen la jornada festiva desde sus vehículos ante la atenta mirada de decenas de ciudadanos.

Un año más, los miembros del Real Motoclub entregaron a la congregación religiosa que gestiona el asilo un cuantioso aguinaldo, en forma de alimentos perecederos y no perecederos que ayudará a pasar el invierno a los mayores. Según explicó el presidente del Real Motoclub Burgalés, Eugenio Navarro, se han entregado productos típicos navideños y otros que han decido empresas como legumbres y frutas. Hemos llenado una furgoneta entera de comida, aseveró.

Asimismo, los integrantes de la asociación realizaron una rifa de cascos de motos hace algunos días. Con el dinero recaudado han comprado más comida, indicó Navarro, quien declaró que este año se ha aportado más cantidad que en años anteriores, lo que demuestra la solidaridad de los moteros de Burgos, informa Ical.

Los salones de la residencia se llenaron de alegría y de villancicos. Casco en mano, moteros y moteras agasajaron a los ancianos con villancicos de siempre que provocaron la emoción de más de uno y que hicieron bailar a otros con sus hijos y nietos.

Los participantes de esta singular marcha motorista son miembros del Real MotoClub Burgalés que desde hace más de 50 años lleva un poco de alegría a los más ancianos de la ciudad. Fue en los años 50 cuando los policías locales comenzaron a traer el aguinaldo a los anciano, para dar comienzo a una tradición que más de medio siglo después se mantiene, y va en aumento, ya que cada año son más lo que se suben a sus motos para llevar alegría a los más mayores.