«Olé esos gitanos guapos»

Que hacen dos hermanos de 61 años y de 59, de La Coruña y Oviedo, respectivamente en Valladolid? Muy fácil, sacar a la calle a un centenar de personas para disfrutar de la conocida rumba catalana. Como pregonero de Los Amaya actuó la orquesta Azabache que no consiguió conectar con el público durante su primera actuación. El ambiente se animó cuando a las 22:30 horas, ni un minuto antes ni un minuto más tarde, salieron los rumberos.

Los Amaya disfrutaron de su actuación, como si ellos fuesen el público y los asistentes fuesen los cantantes, tras cada canción no se dejaba de oír desde el escenario «muchas gracias», que repartían los hermanos para todo el público y con especial dirección para las personas de etnia gitana, como ellos, presentes en el concierto y situados en primera línea del concierto.

Atrás quedaron su largas melenas y patillas, pero lo que se mantienen como un CD son las clásicas canciones, desde 'Vete' hasta 'Caramelo' pasando por un popurrí con alguno de sus temas. Me remito otra vez a lo del compact disc, porqué la similitud no es sólo por las canciones que llevan cantando desde hace 50 años, sino porque hubo fallos en el sonido, como si el disco que escuchases en tu casa estuviese rayado por culpa de repetir tantas veces una canción. Aquí no se quedaron los problemas ya que José, el cantante, tuvo un gran problema durante toda la actuación, ya que el sonido se distorsionaba.

En las canchas de baloncesto del barrio, aunque bien podría haber sido de un pueblo, se pudo ver a gente de todas las edades en la plaza, desde los más mayores de la casa hasta los más pequeños. Unos disfrutaban de la música mientras que los menores se entretenía en el parque y jugaban entre ellos a pilla-pilla.

Enfrente del escenario no faltaron los que se atrevieron con la rumba y las palmas, que además vitoreaban cada vez que los hermanos se dirigían al público. Tampoco faltó el momento en que se pidió que subieran «chicas gitanas» para bailar un popurrí al escenario, y como si fuese el momento más importante de sus vidas unos niños intentaron tener su minuto de gloria pero los protagonistas de la noche les dijeron «solo chiquillas», y los jóvenes, que querían ser bailaores' tuvieron que agachar la cabeza y bajar de la tarima.

Como si de un examen se tratase Delfín, con la guitarra en mano, miraba una chuleta para ver que canción seguía a la que estaba tocando en el momento.

Y la noche terminó como una reproducción, ya que tras la novena y última canción volvió 'Vete', que fue la que abrió el aclamado concierto de Los Amaya.